“…si sentíamos ese temor…”. -Mayra Rosales.
“…Uno ahora sale siempre con miedo…”. -Eduardo Dávila.
“…Fue un golpe de angustia para todos…”. -Esther Jáuregui.
El miedo, la angustia y todos sus sinónimos se han convertido en las palabras que marcan y referencian estos últimos dos años, el 2020, 2021 y 2022 representa muy bien lo que es sentir temor a algo tan pequeño que ni si quiera lo podemos ver y es que paraliza un mundo que no debe ser detenido porque simbolizaría el principio del fin para los pilares sociales, pues las organizaciones económicas y políticas no se frenan de la noche a la mañana ya que conllevaría al fin de la normalidad que nos ha costado llevar.
La industria es parte importante de la economía para el país, y si bien el dinero no lo es todo, sustenta lo demás que involucra al todo de la sociedad, los ingresos del país está siendo suministrado a la salud y si queremos que ese sector siga en pie, hay que apoyar y aplaudir la lucha de los trabajadores de la industria que, con todos los demás trabajadores realizan esfuerzos titánicos por México.
Evolución del caos.
Lo que pensamos que sería una epidemia regional que afectaría a china, se convirtió en algo que se desbordó de las manos y ahora pagamos las terribles consecuencias, según el portal digital de “AA” y Milenio Noticias, la cronología del desastre inicio en Diciembre del 2019 cuando registraron una enfermedad desconocida que afectaba el sistema respiratorio, los meses pasaban, las noticias buenas no aparecían y lo malo llegaría el 30 de enero cuando la OMS declaraba estado de emergencia, mes más tarde, el coronavirus era declarada como pandemia global.
El terror aparecía y con él la incertidumbre por el futuro que nos quedaría, el 25 de Marzo del 2020 México ya cerró fronteras con varios países, las clases presenciales de todos los niveles se cancelan hasta nuevo aviso y todo aquello que no sea actividad esencial es suspendida.
Desolación.
“Una vez que tuve que salir hasta allá, al centro, que miré todo vacío…me daba un miedo horrible”. – Mayra Rosales.
Las calles de la capital ya no lucían llenas y vivas como comúnmente lo parecían, ya no escuchabas a los boleros “¿Una boleada jefe?, pásele”, las melodías de los músicos en la Liber era un recuerdo, el sonar de los carros rumbo al periférico eran menos, el bullicio de la central de abastos ya no existía más y las campanadas de la catedral sonaban imponentes ante el silencio.
Las pocas personas que salían no lo hacían por gusto, si no por necesidad, eran testigos de cómo nuestra ciudad se volvía fantasma y su voz, aunque fuera en susurro, podría escucharse, los pasos eran cuidadosos y el tomar las cosas con las manos desnudas, ahora era pudoroso y peligroso, pues ya no estábamos a salvo.
El miedo con necesidad desaparece.
Son aquellos valientes los que enfrentan día a día la posibilidad de luchar y morir en el intento contra el coronavirus, los héroes de hoy y del mañana, son todos ellos los que intentan arduamente reactivar cada sector de la sociedad en el bien de la misma, erradicar la crisis financiera yendo a trabajar y disminuir los contagios quedándose en casa todo lo posible.
No hablamos de personas con capacidades sobrehumanas o seres de otro mundo, hablamos de gente normal, aquellos que puedes ver en la calle, en la parada del bus o en el barrio en donde vive; no tienen títulos de superhéroes, más bien tienen títulos de doctor, enfermera, comerciante, albañil u oficinista por dar algunos ejemplos.
Los médicos tratan de salvar el sistema de salud desde los hospitales y áreas de covid-19, héroes que combaten cara a cara con el virus para frenar esta situación de pánico, los comerciantes tratan de levantar los negocios que, por los cambios en el semáforo, las cortinas de metal se cierran y abren cada tres meses, levantando la economía poco a poquito pues según el Banco Mundial, el comercio al por menor representa el 32% del PIB nacional.
¿Y las maquilas?
Las exportaciones juegan un papel muy importante para la reactivación del país, los estados con mayor producción manufacturera, según datos del INEGI del 2019, son Nuevo León, Estado de México, Ciudad de México, Chihuahua, además de otros países fronterizos, en el PIB nacional esto representa aproximadamente el 17% según estadísticas del INEGI 2020. Además, la economía mexicana cayo en picada y el turismo no ayuda mucho en estos tiempos, así que dependemos de esas personas que con terror salen a tomar el toro por los cuernos y sin darse cuenta, sostener al país.
El sector industrial se detuvo a la primera orden de cuarentena, pero poco duraría ese freno y a muchos ni siquiera los dejaron parar, “se dieron cuenta que la industria tenía un gran peso” menciona Carlos Manjarrez, supervisor de producción en maquila TELEFLEX, sin embargo, parece que no nos percatamos del sacrificio que cada trabajador toma al salir de su casa y sumergirse en un ambiente viral.
Ambiente cambiante.
El cambio de la noche a la mañana nunca se había sentido tan literal como cuando despertamos al día siguiente en pandemia, el retorno al trabajo para los obreros fue un camino duro de procesar porque muchos no pasaban tantos filtros y mucho menos de sanidad para poder ingresar a sus áreas de trabajo, varios agentes de Recursos Humanos nombran aun factor común en el rendimiento de los empleados, la incertidumbre.
“El rendimiento y desempeño de los trabajadores no fue tan afectado, seguía todo bajo normalidad, pero la incertidumbre era la parte anímica de ellos, y más al principio”. -Gabriela Lechuga.
Las normas de cada fabrica se iban modificando, cada vez más rigurosas y apresuradas, al ser una enfermedad emergente, sin ningún conocimiento previo de nada, los administrativos dictaron un tipo de incapacidad a personas mayores de 60 años y personas con enfermedades crónicas para que así se desistieran del paro.
las decisiones se tomaron precipitadamente, sin la cabeza fría y las consecuencias son analizadas como discriminatorias y negligentes, pues los salarios eran inhumanos y a veces los obreros solo volvían por su liquidación, las empresas no pudieron sostener los sueldos, el seguro y los impuestos que cada incapacitado representaba, como es mencionado en el artículo llamado “Criterios de Retorno al Trabajo” donde varios especialistas del IMSS mencionan tener un análisis muy meticuloso de cada trabajador antes de tomar estas precipitadas decisiones.
La esperanza llena y los bolsillos vacíos.
Al inicio del 2020 llegaba una noticia que nos hacía esperar al año nuevo como 12 meses fructuosos y positivos, el salario mínimo aumenta un 20% a diferencia del año anterior, pero de nada serviría con la hecatombe que se avecinaría después.
A pesar del aumento, el sueldo mínimo ya no serviría igual y las crisis financieras de cada familia, que dependía de un trabajo industrial, se aumentaría cada mes, y más con las amenazas de cierre de las plantas, como bien lo predijo el Heraldo y El Diario cuando informaron que el 40% de las maquilas en la capital y el 88% en Cd. Juárez se inmovilizarían.
Los trabajadores sentían un golpe de realidad, al ver que su sueldo no sería suficiente, y que a los incapacitados, el sueldo no valdría ni en el papel que era impreso, con el descanso y la sociedad en riesgo, el sueldo bajaría a decisión de cada maquila, “Yo me las veo bien negras porque lo único que me sostiene es mi tarjeta de bonos y 500 pesos de sueldo”. – Carmen barriga”.
Así son los hechos, así es la realidad para los trabajadores, el sueldo aumentó y con él también la canasta básica que tuvo un crecimiento del 4.73%, aunque se escucha poco, la verdad es que para alguien con el sueldo mínimo, representa un gran riesgo financiero.
“…La preocupación de que mis hijos o yo llegará a enfermarme era lo que me tumbaba”. -Ángeles Erives.
Sumando a eso los gastos pandémicos, el gel anti-bacterial, los cubrebocas, caretas y demás productos para desinfectar y limpiar, que también aumentaron su costo, el sueldo de estas personas no es suficiente para cubrir las nuevas y viejas necesidades, la preocupación por salvaguardar la salud y bien estar de la familia afectaba demasiado a los empleados.
Las emociones también importan.
Ya se ha hablado de los números, de los gastos y de las actividades laborales que conllevan a la estabilidad emocional de cada persona, una no causa efecto sin la otra, las preocupaciones del futuro laboral y el miedo hacia el virus tienen sometidos a los trabajadores en una nube de emociones que a veces, con un encierro y un aislamiento social, es difícil o imposible de controlar.
“La sociedad necesita comunicación y contacto físico para que las personas puedan tener buena salud mental, en fin, el ser humano es un animal social, un ser que interactúa”, y así lo afirma la Psicóloga Cristina Samaniego pues el aislar y dejar, de alguna manera física, incomunicados es grave para cualquier persona.
El “guardarnos” en nuestras casas sonaba bien al principio, pero conforme avanzaba el tiempo todos caíamos en el deterioro, la consecuencia más grave es el nacimiento de problemas mentales-emocionales; la depresión, la ansiedad y pensamientos suicidas incrementaron durante la pandemia, al igual que los disturbios familiares y violencia en el hogar.
Mayra Rosales recuerda con mucha tristeza el periodo de descanso en su hogar, “todos hartos de vernos las caras nada más, sin poder salir, estábamos hartos y a veces nos enojábamos muy fácil”.
Muchos no notan la diferencia, pues estaban acostumbrados a este estilo de vida, pero ojo, no son insensibles, sino al contrario, necesitan ayuda y no duden en pedirla, como Guadalupe Domínguez que no siente cambio en su rutina antes y cuando la pandemia se estableció en nuestro país.
La salud mental es esencial para el bienestar de todo lo demás de nuestro cuerpo y nuestro rendimiento, el pedir ayuda profesional no es de gente loca y ese tabú debería desaparecer para poder tratar ese problema de raíz.
Después de la tormenta.
Ahora, ¿Qué nos queda ya?, la pandemia sigue, no podemos decir que la tormenta ha acabado, pero la marea bajo considerablemente, según El Diario de Juárez y El Heraldo de Chihuahua las actividades industriales se han reactivado a un 90% y los trabajadores vuelven a una semi normalidad, al igual que la sociedad, la economía poco a poco se levanta, aunque no podemos decir lo mismo del sistema de salud, la gente sigue negándose a la situación y agravia la de los obreros que están por ver una luz al final de ese largo túnel.
Las industrias han puesto su compromiso para que la situación sanitaria mejore, los puestos se han separado, la entrada y salida de personal se ha vigilado más que nunca y según Carlos Manjarrez “Las exportaciones se han agilizado por la frontera, sin tener la mínima complicación en las aduanas”, los gobiernos ponen el 50% del trabajo para poder salir de esta situación, solo tocará ver reflejado el otro 50% de nosotros, la sociedad, tenemos un compromiso los unos con los otros, cuidarnos, trabajar y sacar adelante un país que ha podido más que un virus.