Escrita y dirigida por el autor de “The Truman Show” (Wikipedia, 2011), Andrew Niccol, esta película pertenece al género de ciencia ficción distópica y nos da la entrada a un futuro mucho más realista, tanto que podemos ir quitando lo de ciencia ficción, porque cuando terminas de verla empiezas a distinguir todo el argumento en tu realidad, sea cual sea tu origen socioeconómico
La premisa de esta entrega se sitúa a más de un siglo de nuestro presente, 2161 para ser exactos, el envejecimiento ha sido frenado genéticamente y gracias a la ciencia, pero el tiempo continúa y se ha transformado no solo en la nueva moneda de cambio internacional, sino también en algo por lo que matarías.
El dinero no existe y lo único que puedes intercambiar es tiempo, tu tiempo; minutos, días o incluso siglos, los estados y fronteras se cambiaron por “zonas horarias” que dividen en clases sociales a la humanidad. Las zonas importantes son El Gueto (Dayton) y la zona Residencial (New Greenwich), en la primera los ciudadanos son sometidos a trabajar por un día de vida, pero con esas horas también necesitan costear sus necesidades, es decir, la clase obrera; en New Greenwich los habitantes no se preocupan por sus necesidades pues están bien cubiertas al igual que sus caprichos, la vida es más relajada, ellos son la clase privilegiada.
Como si se tratase de un Romeo y Julieta futurista, dos muchachos de diferente estrato económico se encontraran y lucharán por romper y reconstruir el sistema socioeconómico tan egoísta y concentrado que le ha hecho daño a las sociedades, los ricos no viven y los pobres sobreviven. Will Salas y Sylvia Weis serán los protagonistas encargados de desmoronar la construcción capitalista, de manera que nadie sea inmortal y nadie se esclavice en fábricas por unas cuantas horas, logrando así desequilibrar la economía y desatando un caos económico a nivel global.
Se le conoce como filme distópico porque se exploran las estructuras sociales en su crudeza, a diferencia de la utopía, que es en donde se idealiza una sociedad perfecta y un mundo ideal; también es conocida como literatura apocalíptica, pretendiendo felicidad, hace sufrir sistemáticamente a sus habitantes degradándolos a un futuro irreversible.
Will Salas se encamina a lo largo del filme a buscar la justicia para su comunidad, dejar de encadenarse a un trabajo que solo da migajas y poder disfrutar con tranquilidad la vida, pues la rapidez y el estrés han llegado a fusionarse con su cuerpo y así trabaja el mismo, a falta de tiempo las cosas se tienen que apresurar.
El protagonista ve la oportunidad cuando un millonario le obsequia todo su tiempo en forma de gratitud por salvarlo de la mafia, solamente así logra traspasar cada barrera de las zonas horarias y llegar a New Greenwich donde se topa con el banquero Weis, pero ese camuflaje que Salas logro formar, se va cayendo pues el Guardián del Tiempo ve sospechoso a un perteneciente del gueto salir de ahí con toda esa cantidad del tiempo, que asegura, no le pertenece.
Es a partir de aquí donde se encaminan con un plan estratégico para poder lograr su objetivo: la inmortalidad para todos. Lo que no saben es que si finalizan su misión de manera exitosa, el sistema se corromperá, aquel movimiento que decidan terminar será causal de algo que no podrán frenar. Del final no me encargo yo, solo de la recomendación dada, el filme se encuentra disponible en varias plataformas de streaming como Netflix, Prime Video y Star +, los dejo con un adelanto de la cinta del 2011, que aunque no es estreno, es una joya desempolvada para ustedes.