El año de 1968 fue uno donde las manifestaciones estuvieron presentes, no solamente para los jóvenes, también para los afroamericanos. Meses antes de las olimpiadas, Martín Luther King había dejado este mundo y los nervios en la comunidad afroamericana estaban presentes.
En un inicio se pensaba que los atletas afroamericanos no iban a ir, pero decidieron asistir para usar las olimpiadas como medio de protesta. Una de las fotos icónicas de este evento es sin duda alguna la Tommie Smith y John Carlos.
En la rama de 200 metros lisos dos afroamericanos subieron al podio como primero y tercero, respectivamente. Al momento de estar en lo más alto, lo realizaron con ciertas características, una de ellas fue que subieron de manera descalza (representando la pobreza de la comunidad) y con un guante negro cada uno. Smith, además, portaba un pañuelo oscuro en el cuello que representaba el orgullo negro y Carlos llevaba el chándal abierto como solidaridad con los obreros estadounidenses, así como un colgante por los que fueron linchados o asesinados por el color de su piel. Al sonar el himno de los Estados Unidos, bajaron la cabeza y levantaron el puño en el que portaban el guante. El saludo que hicieron es comúnmente llamado como Poder Negro (black power) de los Juegos Olímpicos de México 1968 que fue una señal de protesta de los derechos civiles negros en Estados Unidos.
“Si gano soy estadounidense, no un negro estadounidense”, dijo Tommie Smith respondiendo en una entrevista. “Pero si hago algo malo entonces ellos dirían ‘negro'”, continuó el velocista. “Somos negros y estamos orgullosos de ser negros”, enfatizó.
“La Estados Unidos negra entenderá lo que hicimos esta noche”, dijo también Smith. Avery Brundage, presidente del Comité Olímpico Internacional, lo consideró un gesto de política interna inadecuado para el apolítico foro internacional de los Juegos Olímpicos y se ordenó la suspensión de Smith y Carlos del equipo olímpico estadounidense y se pidió que fueran expulsados de la villa Olímpica; el Comité Olímpico Mexicano se negó a ello e indicó que al tener visa de deportistas, seguían siendo invitados de honor de México y que serían tratados como tales.
Brundage, que había sido presidente del Comité Olímpico Estadounidense en 1936, no hizo ninguna objeción en contra del saludo nazi durante los Juegos Olímpicos de Berlín. El saludo nazi, por ser un saludo nacional por entonces, fue aceptado por la Sociedad de Naciones, mientras que el saludo de los atletas no era de una nación y fue considerado inaceptable.
En esta misma participación, el segundo lugar, Peter Norman que fue un atleta australiano y el cual sintió simpatía con los ideales de Smith y Carlos. Haciendo que los tres atletas llevaban insignias del Proyecto Olímpico para los Derechos Humanos. A pesar de que Norman logró tiempos sorprendentes de calificación, tanto en pruebas de 100 y 200 metros en 1971 para las Olimpiadas de Múnich 1972, el comité seleccionador del equipo olímpico australiano decidió no enviarlo a la pista debido a su comportamiento en los Juegos de 1968.
Norman murió de un ataque al corazón el 3 de octubre de 2006 en Melbourne, a la edad de 64 años. Tanto Smith como Carlos, aquellos compañeros de podio, elogiaron y fueron portadores del féretro en el funeral de Norman. Llevando así, el verdadero espíritu deportivo fuera del campo.