La reminiscencia
En el mundo atemporal que Platón comprendía, se experimentaban vivencias que jamás se olvidaban, esa es la idea principal en esta tercera parte de la asimilación de lo bello para Platón en sus diálogos de madurez.
En el diálogo “Fredo”, se plantea una pregunta digna de reflexionar respecto a la belleza: ¿Cómo es posible que podamos distinguir lo bello en los cuerpos, almas, costumbres y conocimientos sin ningún referente teórico acerca de la esencia de lo bello? (Cfr. Jiménez, 1999: 154) Responder a esta pregunta, resulta importante, ya que si no se comprende o si no se tiene una respuesta adecuada, no tendríamos seguridad de identificar realmente lo que es bello.
Por tal razón se toma como base la idea mitológica para contestar a esta pregunta, no podría el hombre distinguir lo bello de los cuerpos, sino que tuviera una memoria del pasado, esa memoria se remonta a la memoria del alma inmortal, “Sócrates dice que el alma, en tanto principio ingénito e inmortal del movimiento de un cuerpo mortal, se parece a un auriga que conduce una yunta compuesta de dos caballos: el uno bueno y hermoso en sí y el otro todo lo contrario. Esto último hace que el auriga se vea en serias dificultades para manejar su carruaje alado con rectitud”. (Bedoya, 56) esa dificultad del alma para poder conducir su carruaje son experiencias que las puede grabar y trasmitir al futuro.
Platón considera que: “El alma de los que podemos llamar filósofos, participó en el cortejo de los dioses” (Platón, 1993: Fedro 246 d) esas almas al participar de ese cortejo pudieron ver el fulgor de la belleza, y eso fue “alimento para sus alas, antes de perder estas y ser sepultada en la tumba del cuerpo, sucumbiendo al olvido del pedacito del ser universal que había contemplado, teniendo, así como primer alimento espiritual la mera opinión” (Bedoya, 56) esa opinión se basa en un recuerdo porque “El referente teórico, por decirlo de alguna manera, por el cual nos preguntábamos, es entonces una reminiscencia de lo bello en sí, a la cual se llega mediante un proceso escalonado a partir de la visión” (Platón, 1993: Fedro 250d) ese referente teórico de la memoria germina por la participación de la visión. Es ahí que: “vale la pena señalar que en este orden de ideas Platón plantea la belleza como algo visible, como lo más deslumbrante y amable, aquello cuyo ser es fronterizo, es decir, esta se constituye como el empalme entre la visión circunscrita a la inmediatez sensible y la contemplación de la belleza absoluta en esa medida la belleza se entiende, si se quiere, en términos diamónicos” (Bedoya, 57) entonces la experiencia que se tiene al contemplar la belleza es un asunto intermedio entre lo divino y lo humano; eso es, la experiencia del recordatorio del alma que anhela lo eterno, (o sea) el contemplar la belleza y la satisfacción humana del placer.
Por eso “aquel que haya de emprender dicha tarea tiene que estar entusiasmado, esto es, poseído por alguna divinidad” (Bedoya, 57) de lo contrario le sería complejo distinguir entre la belleza y la fealdad, ya que cuando una persona se expone a la belleza de algún objeto o de algún cuerpo se provocan sensaciones de agrado que no son comprensivas, es decir se genera obsesión. Esa manía que ocurre en el amante; es una manía dada por los dioses. El nerviosismo provocado por alguien hermoso, el deseo de amar y apreciar a lo bello es una demostración de la reminiscencia, porque lo bello es el deseo del alma. Esa manía, solo se provoca en el observador.
En la conversación de Fredo y Sócrates “acerca del amor sale a flote el tema de la manía que la belleza del amado genera en el amante” (Platón, 1993: Fedro, 244a) el amado no tiene que hacer nada más que ser bello para provocar el deseo de ser amado.
En este nivel de la comprensión de lo bello, para Platón, describe que lo bello es percibido por la visión como un recordatorio de las experiencias del alma inmortal, lo bello genera amor en el observador, lo apasiona y provoca que sea poseído por los dioses en la ilusión de tener algo que le recuerde la hermosura de la eternidad. La propiedad de ser bello es una de las menos abstractas y de ahí su efectividad para acceder a lo inteligible.
Referencias
Bedoya, Esteban. Estética aproximación a lo Bello en Platón. (s/f). Medellín, Colombia, Universidad de Antioquia. Docplayer.Es. Recuperado el 21 de diciembre de 2023, de https://docplayer.es/21064848-Estetica-aproximacion-a-lo-bello-en-platon.html
Jiménez, Marc. (1999). ¿Qué es la estética?. Barcelona: Idea Books
Platón. (1993). Fredo (vol 1, 3, 4, y 6) Madrid: Gredos