LO BELLO SEGÚN PLATÓN PARTE 2
Lo bello metafísico
Fue hace mucho tiempo cuando se dio una conversación especial que se registra en los diálogos de Platón, en esa charla se puede apreciar la definición metafísica de lo bello, a ese diálogo se le conoce como “El Banquete”.
Ahí fue donde “El ateniense Apolodoro cuenta a varias personas, que no se citan, la historia de una comida dada por Agatón a Sócrates, a Fedro, al médico Eriximaco, al poeta cómico Aristófanes y a otros, cuando alcanzó el premio por su primera tragedia”. (Platón, 1871, 285)
Cada uno de los invitados fue llegando y tomando su lugar; sin embargo, Sócrates llamó la atención por su personalidad que lo caracterizaba, su serenidad profunda que imponía su presencia. “Se le ve dirigirse pensativo a la casa de Agatón, detenerse largo rato a la puerta, inmóvil y absorto, a pesar de las repetidas veces que se le llama mientras se da principio a la comida” (Platón, 1871, 285)
Cada uno de los invitados, debía pronunciar un discurso sobre el amor, y así poder encomiar al dios Eros. En el momento especial, los invitados compartieron sus discursos rimbombantes, esos sagaces contrincantes hablaban con tal maestría, que sus argumentos resonaban en las mentes perplejas.
Una vez que todos terminaron, esperaban que Sócrates hablara y Él “en lugar de pronunciar un discurso propio se remite a otro que escuchó hace tiempo por parte de la sacerdotisa Diotima de Mantinea” (Platón, 1993: Banquete 201d). En el cual dice que “El Amor (Eros) es un ser intermedio entre el mortal y el inmortal, en una palabra, un demonio” (Platón, 1871: El Banquete, 293). Por lo tanto, el intermedio tiene la función de servir de intérprete entre los dioses y los hombres. Es por eso que “el Amor mantiene la armonía entre la esfera humana y la divina”. (Platón, 1871: El Banquete, 293). El hombre por el esfuerzo del amor es elevado a hasta lo divino (o por el esfuerzo de Eros). El objeto del amor, su último resultado “es lo bello y el bien, que Platón identifica bajo una sola palabra: la belleza”. (Platón, 1871: El Banquete, 294).
Como todos los hombres andan en busca de la felicidad y desean lo eterno, quieren poseer siempre lo bello, para ser dichosos. Porque “el amor no es realmente otra cosa que el deseo mismo de la inmortalidad”. (Platón, 1871: El Banquete, 294). Y es ahí donde “el auténtico amante, en tanto ser finito y en carencia, desea lo bello, la sabiduría y lo bueno como tales, y en este orden de ideas el amante en sentido amplio puede ser llamado filósofo” (Bedoya, 56).
Ese buen hombre que ama lo bello desea fusionarse con su cuerpo y alma, “De esto se siguen dos tipos de fecundidad: según el cuerpo y según el alma” (Bedoya, 56). La fecundidad del cuerpo es una reproducción animal y la fecundidad del alma procrea la virtud y todo tipo de obras intelectuales, así que lo bello cuando más se aleja de lo sensible alcanza la idea del bien. “El hombre, poseído por el amor, (poseído por Eros) se encanta desde luego de un cuerpo bello… Es el primer grado del amor. Luego se enamora de las almas bellas y de todo lo que en ellas es bello: sus sentimientos y sus acciones”. (Platón, 1871: El Banquete, 295). Para tal fin, se considera la siguiente escala de crecimiento de lo bello:
- Contemplar cuerpos bellos para inspirarse en buenos discursos
- La transición de contemplar un cuerpo a contemplar muchos cuerpos
- Contemplar la belleza de las almas superior a la belleza de los cuerpos
- Engendrar discursos en virtud del alma – leyes y costumbres
- Ascender a la contemplación de la belleza propia del saber
Ese proceso es necesario para poder contemplar la verdadera belleza y alcanzar la contemplación del amor. Por lo tanto, es “la contemplación pura de aquello que no nace ni perece, no crece ni disminuye, es decir, lo realmente bello, una idea de lo bello en y por sí misma que condiciona tanto los bellos cuerpos como las bellas costumbres y el conocimiento bello. (Bedoya, 56) El amor se eleva a las acciones de las inteligencias, se enamora de las ciencias y todas esas grandes ideas le llevan a la filosofía.
Ese hombre bueno que ama el saber, contempla a Eros que es el intermedio entre lo divino y lo humano, y en esa contemplación desarrolla el amor a la belleza. “Entre todas las ciencias, hay una que cautiva toda su alma, que, es la ciencia misma de lo Bello, cuyo conocimiento es el colmo y la perfección del amor. Platón, 1871: El Banquete, 295).
Ese fue el discurso, al cual Sócrates hizo referencia para encomiar a Eros en esa comida especial. Sin duda, esas ideas fueron importantes en la comprensión de lo bello en la vida de Platón.
Referencias
Bedoya, Esteban. Estética aproximación a lo Bello en Platón. (s/f). Medellín, Colombia, Universidad de Antioquia. Docplayer.es. Recuperado el 21 de diciembre de 2023, de https://docplayer.es/21064848-Estetica-aproximacion-a-lo-bello-en-platon.html
Platón. (1993). Diálogos (vol. 1, 3, 4, y 6) Madrid: Gredos
Platón. (1871) El banquete. Obras completas, edición de Patricio de Azcárate, tomo 5. Madrid. (S/f). Filosofia.org. Recuperado el 22 de diciembre de 2023, de https://www.filosofia.org/cla/pla/img/azf05285.pdf