Si bien España ya había conquistado territorios antes de llegar al continente americano, por ejemplo, las islas Canarias, la extensión de un gran territorio y la lejanía de Europa motivó a la creación de nuevas instituciones para poder gobernar a la Nueva España. Algunas de las instituciones que surgen para administrar, gobernar y controlar este territorio son: el virreinato y el Virrey, la santa inquisición, las encomiendas, las universidades, la fundación de la iglesia católica en sus distintas formas (misiones, iglesias, conventos), etc.
Una de las instituciones más interesantes es la encomienda. Como la palabra misma lo dice, se le encomendaba o encargaba a un español/conquistador un señorío indígena, de modo que este cobraba los tributos que antes se pagaban a los mexicas. Los españoles gobernaban a los gobernantes indígenas. Como no conocían las costumbres, el idioma ni las instituciones, la conquista española política fue eficaz debido a que se asienta en la conservación de la nobleza indígena que a su vez gobernaba en su territorio o señorío. Es decir, se conserva en un inicio la organización sociopolítica y jurídica. De ese modo es como los españoles comienzan a gobernar en la Nueva España.
Otra institución fue la figura del Virrey y el virreinato. Como mencionamos arriba, la distancia entre ambos continentes implicaba que las ordenanzas podían tardar meses en llegar de España a la Nueva España, por lo que el Virrey, si bien tenía que obedecer al Rey, contaba con cierta autonomía para decidir si estas ordenanzas (que en ocasiones para cuando llegaban ya no eran aplicables) se llevaban a cabo o no. Es decir, “obedecían” al rey, pero decidían diferir en la aplicación de las ordenanzas. Esta misma autonomía se les tuvo que dar a los ayuntamientos e incluso a los municipios indígenas, motivados de igual forma por las grandes distancias físicas en el territorio. Así, el centralismo monárquico se conjuga en el Virreinato con cierta autonomía local y regional.
Sin embargo, a pesar de esta autonomía, con los Borbones, se instaura una interesante figura llamada La visita o el Visitador en donde un inspector de la corona española llega al virreinato a inspeccionar un ramo, un funcionario o un área del gobierno sin decir abiertamente que o a quien viene a auditar. De esta forma se informa, lee documentos y se entrevista con distintas personas y al regresar a España dictamina su resultado. Por ende, esta figura era extremadamente eficaz para controlar y vigilar a las autoridades novo hispanas. Aunado a esto, existía el Juicio de Residencia, que implicaba que el funcionario tuviera una revisión de su rol y puesto al finalizar su función y eventualmente se le generaba un expediente de su actuación y posteriormente, ya en España, se hacía un juicio de responsabilidades. Cuando ya no contaba con poder alguno.
A pesar de la distancia física, hay que reconocer que España generó un control y una vigilancia eficaz sobre el gobierno de la Nueva España durante siglos y quizás fue solo la invasión de Napoleón a España lo que permitió que este control se perdiera de forma definitiva. Tanto, que se logra la independencia de México y de otros países hispanoamericanos durante ese momento histórico.
Fuentes:
García Martínez, B., et al. (2008). Nueva historia mínima de México ilustrada. México, Secretaría de Educación del Gobierno del Distrito Federal y ColMex.
Real Academia de la Historia (www.rah.es)