La última vez en que ABBA dio un concierto en Londres fue en 1979. Tres años después, en 1982, se separaron tras diez años de carrera como grupo. Y aunque se les insistió mucho para que volvieran, declinaron numerosas ofertas millonarias. Hasta que en 2016 un proyecto innovador captó su atención lo suficiente como para “regresar” a los escenarios. Sin embargo, el desarrollo de este proyecto terminó tomando seis años no solo por los retos que les representó en cuanto a temas tecnológicos, sino porque además tuvieron que lidiar con las pausas forzadas debido a la pandemia.
A pesar de los obstáculos, desde el 2022 el grupo sueco (o más bien sus avatares) da conciertos cada noche en Londres. Y lo que es más impresionante aún, es que se siguen viendo igual de jóvenes que cuando el mundo los conoció, a pesar de que los cuatro están en sus setenta.
El nuevo ABBA no se cansa, no come, no tiene infección de garganta, no envejece, se cambia de vestuario en un segundo y no llega tarde, porque lo que vemos el público son una especie de hologramas de la más alta calidad que existe hasta el momento, y por ende se les ha llamado avatares digitales en oposición a un holograma tradicional. Me ha tocado presenciar anteriormente a Michael Jackson en el Cirque du Soleil de Las Vegas y, si bien la ilusión es interesante, fue desarrollada una década atrás. Y las diferencias entre la corporalidad y el “peso” entre Jackson y los nuevos ABBA son muy notables. A pesar de que como espectador sabes que no están allí, por momentos las imágenes digitales de estos últimos son tan reales que crea la ilusión de estar realmente frente al grupo.
Y los ABBA no son los primeros. Existen diversos ejemplos de shows y conciertos que utilizan tecnología similar. Además del ya mencionado, también se ha hecho con Whitney Houston, Tupac, Maria Callas, Roy Orbison y Freddie Mercury. Esto sin mencionar a otros grupos asiáticos cuyo mercado y nombres desconozco.
La gran ventaja de Anni-Frid, Benny, Bjorn y Agnetha y por lo cual sus avatares son mucho mejores es que los cuatro están vivos y las figuras virtuales fueron creadas expresamente con ese objetivo y con ellos mismos de modelo de fondo. El resto de los mencionados en el anterior párrafo se hicieron con una mezcla de dobles, archivos de video e imágenes generadas por computadora. Es decir, ninguno de ellos realizó en vida lo que han hecho los de ABBA, que fue utilizar trajes especiales para registrar sus movimientos en cámara y que posteriormente en producción digital se les superpongan imágenes digitales a lo previamente registrado en video. Algo similar a lo que se ha hecho seguido en películas de superhéroes, o en producciones como Avatar. Esto le da una consistencia a todos los ángulos y posiciones del cuerpo, pudiendo crear modelos que se vean más tridimensionales.
Los creadores del espectáculo invirtieron más de £140 millones (equivalente a unos $175 millones de dólares) no solamente en la tecnología, sino que incluso crearon una arena dedicada exclusivamente para este concierto, intentando en todo momento que la experiencia se asemeje lo más posible a un evento en vivo. Una de las maneras es por medio de la música misma, que es tocada en vivo por un grupo de músicos de carne y hueso que se encuentra en un costado del escenario, mientras que las cuatro estrellas se mantienen generalmente al centro. Los instrumentos y las voces de las tres coristas en vivo (exceptuando las voces de Anni-Frid y Agnetha) generan una diferencia para el oído, incluso para los que no somos músicos.
Pero quizás la forma más inteligente en que lo han hecho es involucrando al público en una experiencia de luces y formas que se originan en la pantalla principal del escenario y que se replica en todo el recinto. Es decir, las luces que se mueven en la pantalla frontal, que hace las veces de escenario para ABBA, continúan su trayecto aun fuera de ella, haciéndonos sentir que no hay una división entre pantalla y público.
Para ser sinceros, el nivel de creación de hologramas o avatares digitales sigue siendo una tecnología que está en su infancia y que le falta mucho camino por recorrer. El manejo del cuerpo es perfecto, porque apenas y han modificado un poco la estructura real de los cuerpos de los artistas. Sin embargo, como han rejuvenecido las caras alrededor de 40 años, sí hay una gran cantidad de momentos donde las caras pierden naturalidad y te encuentras de nuevo con la realidad de que lo que estás viendo al frente son personajes que bien pudieran estar en un videojuego. Aun así, el ABBA Arena presenta un aforo promedio del 99% de su capacidad total cada noche (3,000 lugares). Y a tan solo un año de iniciar, ya habían recaudado más de £322 millones (que equivale a unos 421 millones de dólares). Es decir, ya ha recuperado su inversión total dos veces y va por la tercera vuelta. Además, el plan inicial era que terminara a mediados del 2025 y, debido a la alta popularidad, se ha aplazado, por lo pronto, hasta el 2026.
Así que, a pesar de que no estén los artistas personalmente en el escenario, el mercado demuestra que el público puede dejar pasar eso a un segundo plano mientras las canciones sean pegadizas, el resto del espectáculo sea lo suficientemente atractivo y quizás sobre todo, si esa es la única forma de ver a un artista que ya murió, que no fue de tu época o a un grupo que ya no está activo.
Fuentes:
www.abbavoyage.com
Prynn, Jonathan. “Money, Money, Money! Abba effect brings £322 million boost to London”. The Standard. 9 de enero del 2024.
https://www.standard.co.uk/news/london/abba-voyage-stratford-abbatar-holograms-audience-spending-b1128486.html
Shaw, Lucas. “ABBA Voyage is making $2million a week with an avatar band”. Bloomberg UK. 4 de septiembre del 2023.
https://www.bloomberg.com/news/newsletters/2023-09-04/-abba-voyage-tour-makes-2-million-a-week-with-an-avatar-band
www.blog.kitcast.tv/the-rise-of-a-concert-hologram-6-examples/