Todos aquellos que han leído las historias de Sherlock Holmes, seguramente se habrán encontrado en alguna ocasión con la dirección 221b Baker Street. Esta es la dirección ficticia más conocida en el mundo entero. Si bien encontramos otras localidades ficticias conocidas en la literatura británica, como “El país de Nunca-Jamás” (Neverland), “La Comarca de Tierra Media” (The Shire, Middle-earth) o “Hogwarts”, ninguna de estas populares historias contienen una dirección como la de Holmes. A excepción de 4 Privet Drive como la casa de los tíos de Harry Potter. Aun así, y con la gran popularidad del mago en las últimas décadas, la dirección no es ni cercanamente famosa a la del afamado detective. Quizás porque no es a donde Harry pertenece realmente, ni donde vive sus aventuras. O quizás por ser una dirección de la que desea huir. Además de que Privet Drive en Little Whinging, Surrey no existe en realidad, mientras que Baker Street es una calle real y concurrida de Londres.
Sir Arthur Conan Doyle, autor escocés, hace de 221b Baker Street un aspecto distintivo de la biografía de su personaje, no solo al mencionarla en el texto en varias ocasiones, sino al crear a los Irregulares de Baker Street. Estos Irregulares era un grupo de niños probablemente sin hogar que le proveían al sabueso con información que se obtenía a pie de calle, y que formaban parte de las pistas con las que finalmente se llegaba a la resolución del caso. Sin embargo, cuando Conan Doyle escribió las novelas e historias de Holmes, Baker Street no era una calle extensa, por lo que solamente llegaba al número 85. Así, por cerca de cincuenta años, la dirección siguió siendo solamente una ficción hasta que posterior al año 1938 las calles York Place y Upper Baker Street fueron unificadas con la antigua Baker Street.
Como consecuencia de este cambio, la numeración se comenzó a ampliar y reasignar, llegando pronto hasta el 243. En automático, por una decisión del ayuntamiento, se creó por primera vez un 221 Baker Street. Así, sin la “b”. Pero quiso el destino que el 221 no fuera una dirección independiente por si misma, sino que el predio 221 formaba parte de un gran edificio de la compañía Abbey Road Building Society que terminó estando localizado en los números que iban desde el 215 hasta el 229.
En décadas anteriores a esta fecha, el Royal Mail que es como se le conoce al servicio postal de Reino Unido, destruía las cartas enviadas a 221b Baker Street por considerarla una dirección errónea. Sin embargo, una vez que la dirección existía, legalmente estaban obligados a entregar la correspondencia. Así, el edificio Abbey National comenzó a recibir cientos de cartas dirigidas al detective y que provenían de todas partes del mundo. La cantidad era tal, que la compañía creó un puesto de ‘secretaria’ de Sherlock Holmes para administrar y responder a las cartas. Y lo estuvieron haciendo por décadas.
Sin embargo, en 1990, un grupo de entusiastas de Holmes decide crear un museo en su honor, comprando una propiedad en Baker Street. Oficialmente, esa propiedad estaba registrada como la 239 y la compañía del museo le pidió al ayuntamiento el permiso para utilizar el 221b como su número. El argumento era que si bien el edificio Abbey National incluía el número 221, oficialmente no existía el 221b. Así que el ayuntamiento otorgó el permiso y comenzó una querella legal que duró varios años. El Museo de Sherlock Holmes argumentaba que era más lógico que la dirección les fuera adjudicada a ellos, pues centraban todo su enfoque en el personaje, mientras que Abbey National se dedicaba a inversiones, hipotecas y seguros. Por otro lado, Abbey National afirmaba que contaban con el beneficio de antigüedad, pues tenían medio siglo recibiendo la correspondencia dirigida a Sherlock Holmes.
La disputa se resolvió cuando en 2004 el banco Santander compra el edificio y Abbey lo desaloja en 2005. Así finalmente, la dirección que no existía en tiempos de Conan Doyle, hoy existe. El Museo de Sherlock Holmes es visitado permanentemente tanto por británicos como turistas de todo el mundo, la gran mayoría sin saber que en realidad están dentro del 239 Baker Street.
Fuente:
Werner, Alex (comp.) 2014. Sherlock Holmes, the Man who never lived and will never die. Ebury Press, London.