En Chihuahua un aproximado de 360 mil personas no tienen identidad, nacen y viven sin ser registradas, no existen legalmente, reconoce el Director del Registro Civil del Estado, César Ramírez.
Admite que ni siquiera el Registro Nacional de Población y los Registros Civiles de los estados saben a ciencia cierta cuántos habitantes, niños, adultos, ancianos no tienen constancia legal. Organismos internacionales como la UNESCO, indican que el registro de nacimiento debe ser universal, gratuito y oportuno y cuentan con la cifra redondeada de que un 90% de la población en Chihuahua tiene acta de nacimiento.
¿Qué sucede con el otro 10 por ciento?, es realmente una cifra terrible pensando en el numero de la población de la entidad. Ese 10% está conformado por personas que no pueden acceder a muchos de sus derechos.
Entonces ¿qué pasa con ellos?, se le cuestiona al titular del Registro Civil, sonríe y se encoge de hombros, su gesto es una respuesta directa, “no lo sabemos bien, deberían venir realmente los miembros de los organismos como la UNESCO a visitar nuestras comunidades perdidas en la Sierra Tarahumara, y comprobar como ellos dicen si el noventa por ciento de la población ya está registrado”.
En Chihuahua la ausencia de registro afecta en mayor medida a los niños y niñas que pertenecen a la población más pobre y marginada. En ocasiones la desconfianza, el escepticismo o simplemente la falta de conocimiento de los padres sobre la necesidad y la importancia del registro de población, son la principal razón de la ausencia del registro. Igualmente los usos y las costumbres o las diferencias lingí¼ísticas pueden afectar si los registrantes no son sensibles ante ello.
Ramírez aseveró que “el Registro Civil continúa haciendo un esfuerzo por llegar a los lugares más apartados, pero hay zonas de difícil acceso, en las que solo se puede entrar por vía aérea, hay mucha gente que no sabemos si está registrada, hay personas inclusive con varias identidades”.
Parte de esta negativa situación se debe a la existencia de las cinco etnias que aún subsisten en el estado, los rarámuris, pimas, tepehuanos y guarojíos, que habitan en la sierra, en rancherías desaparecidas en lo más profundo de las barrancas, e incluso las comunidades menonitas, consideradas como una etnia. Todos estos grupos tienen usos y costumbres que casi siempre difieren con el registro de identidad.
Se tiene conocimiento de casos de niños indigenas que son bautizados como lo pidieron los padres, sin embargo al momento de llegar al Registro Civil, se topan con contradicciones, los oficiales les explican la norma legal para nombrar al pequeño, nombre o nombres y después apellidos, primero el paterno y luego el materno, esto causa que los niños se queden sin acta de nacimiento por la negativa de los padres a modificar la Fe de bautismo (que es más significativa para ellos), así se dan casos de niños con doble identidad, una como se le ubica en la familia y la oficial.
Esta situación, explica César Ramírez, se da en los veintidós municipios que conforman la zona serrana de Chihuahua.
Otra causa para que miles de niños y niñas resulten invisibles, es que la mayoría de las madres indígenas dan a luz sin apoyo, solas o con comadronas, sin asistencia médica, dentro de sus viviendas, por lo que no queda constancia del nacimiento a menos que de manera personal las soliciten al líder de la comunidad o acudan al municipio más cercano y presenten al menor en el Registro.
No obstante son pocos los padres que realizan el trámite, “se llegan a encontrar familias o comunidades completas donde nadie está registrado”, indicó el titular del Registro Civil.
Este tipo de causas han generado un subregistro de poblaciación, al grado de que incluso el INEGI, no tiene certeza del número de población indígena del estado.
Lo peor de todo:
Una de las consecuencias más graves según el Banco Interamericano de Desarrollo es que “el nulo registro de nacimientos restringe a las personas en relación al acceso de sus derechos y servicios sociales y a la participación en la implementación de programas de reducción de pobreza, es uno de los problemas de América Latina”. El problema que esto genera es complejo. Dependencias como la Secretaría de Desarrollo Social con sus programas de oportunidades, 70 y más; la Sagarpa, Reforma Agraria, el Seguro Popular y la misma SEP se enfrentan con esto. Hay miles de personas que no pueden acreditar su identidad para ser sujetos de los programas sociales y hay muchos otros que siendo el mismo individuo aparecen como registrados con más de un nombre, duplicando los apoyos que recibe.
Los municipios con grado de cobertura más bajo en 2012, según cifras del INEGI, fueron Balleza, Morelos, Moris, Riva Palacio y Urique.
Pese a los avances verificados, todavía existen algunos sectores de la población donde el registro de nacimiento no ocurre con la oportunidad deseada. Hay todavía importantes diferencias entre los municipios de Chihuahua que es necesario tomar en consideración con el fin de erradicar el rezago aún existente.
Cuando nace un niño o niña, el registro de su nacimiento se convierte en la constancia oficial de su existencia. Aún más, la inscripción del nacimiento en el registro civil reconoce a la persona ante la ley, le dota de una identidad y establece sus vínculos familiares, culturales y nacionales.