En la escritora Flora Isela Chacón el ejercicio de las letras no sólo se circunscribe al periodismo, oficio al cual se dedica profesionalmente, sino también a la narrativa y la poesía.
Cuéntanos ¿Cuándo se manifiesta la vocación de donde surge Flora la escritora?
Desde niña soñaba con ser escritora y periodista, me gustaba imaginar historias de la gente que tenía cerca y me daba mucha curiosidad saber qué pensaba. Desde los años de la educación básica comencé a hacer novelitas que desde luego, eran muy básicas, pero tenían los elementos necesarios de toda narración, creo que desde ahí se fue conformando esa vocación.
¿En qué momento sueltas las amarras?
Fue hasta la educación superior cuando pude entonces conformar textos terminados, ya luego de tener las lecturas y las bases para decir “muy bien, creo que esto es literatura”. Un maestro que tuve nos puso una vez un ejercicio sobre soltar la pluma, llenar hojas y hojas sin límites, ese soltar la pluma también es soltar los demonios decía él.
¿Desde tu perspectiva, cómo resulta ser escritora en Chihuahua?
Ser escritora en Chihuahua se ajusta desde luego a la realidad que vive la entidad con todo lo intrínseco que puede traer.
Desde luego no es lo mismo escribir en Chihuahua que, por ejemplo, en el Centro del país. La censura también existe en la literatura y lo he vivido en letras propias, tal como se sufre en otros sectores como el periodismo, sin lugar a dudas.
Está también el apoyo que se le da a los escritores en Chihuahua tanto de las autoridades como de los medios. Una de las experiencias más reconfortantes que he vivido como escritora, fue la presentación de uno de mis libros en el Estado de México, en la Universidad de Netzahualcóyotl, a la cual fue el alcalde, así como el rector y muchos funcionarios de gobierno, pero también estuvieron decenas de medios de comunicación que atendieron el evento de principio a fin y no sólo para tomar una foto del evento. Es una realidad muy distinta la que se vive, obviamente, en las diversas partes del país para quienes escribimos.
¿Sobre qué escribes, qué hace que tu pluma se deslice?
Cualquier cosa o situación puede mover a la pluma. Soy mucho de observar detalles o anécdotas, de preferencia ajenas, poner atención a lo que vive o dice incluso la gente a mi alrededor, me gusta inventarles un principio y el final. Hay otras veces que de acuerdo a la fecha que se viva, a pláticas de amigos, a anuncios en la televisión, o cualquier motivo, surgen las historias. En los últimos tiempos he abordado la micro-ficción que se presta mucho a hacer precisamente esas historias espontáneas.
¿Existe alguien en tu vida que te haya influenciado para que eligieras el universo de las letras?
Si se tratara de una persona en mi vida, diría que mi hermana. De niñas jugábamos a ser escritoras cambiando la letra de las canciones para cantar nuestra propia canción con la música robada y eso claro, fue un aliciente para seguir escribiendo ya sin robar nada. Si se trata de alguien ajeno, diría que las lecturas de Gabriel García Márquez en el libro de texto de la primaria también me motivaron bastante.
¿Poesía o novela?
En mi segundo libro incluí algunos poemas, unos los tenía años guardados y otros fueron de reciente creación. Empezaron a llamarme poeta sin serlo. La poesía para mí es un mundo aparte, me resulta, la mayoría de las veces, muy complicada; claro, habrá poetas más rebuscados que otros, y yo prefiero lo simple, lo directo y por ello me inclinaría más por la novela.
¿Qué piensas sobre la literatura actual de México?
Luego de la muerte reciente de varios escritores, me quedaba pensando en quiénes al paso de los años podrían, sin ocupar su lugar, ser el referente para esta época que vivimos como país. Me daba tristeza no poder mencionar o encontrar muchos nombres de gran peso. Creo, sin embargo, que hay muchas plumas que van forjándose un camino y, desde luego, compartiendo sus historias.
¿Tres libros que recomiendes leer encarecidamente?
Cien años de soledad de Gabriel García Márquez y su relación con la historia de América Latina, Santa María del Circo de David Toscana y su cruda versión sobre el Génesis; y desde luego Por si la luna de Flora Chacón donde hay muchos vistazos de lo que Chihuahua es.
¿Tres cosas por lo que merece la pena vivir?
La vida misma con todo lo que trae es una historia que merece vivirse, las cosas malas son también parte del cuento, sin villano no hay héroe, cada quien se forja su novela con todo aquello que vale la pena, habrá quienes elijan los elementos malos y así sin duda será su desenlace. Claro que si en esa historia no falta el amor de y hacia un hijo, el poder escribir aunque sea para otros escenarios y una buena comida, será, al menos para mí, una muy buena historia que merece vivirse plenamente.
¿Tienes nuevos planes que nos puedas compartir?
Tengo un compendio de cuentos con el que sigo trabajando y he iniciado también lo que sería la segunda parte de “Por si la luna”, otro conjunto de micro-textos, poemas y pensamientos varios sobre diversas temáticas.