¿Cómo es Ismael, el músico?
Cuando soy músico soy obsesivo, porque es mi vida, así de simple, la música es mi vida y el violín es el instrumento, claro que cada músico como cada persona es muy singular, y los músicos ciertamente estamos un poco locos.
¿Cómo inicia tu amor por el violín?
Desde pequeño, mi mamá me cuenta que desde que era niño yo le pedía un violín, ella no sabía por qué, de hecho mi bisabuelo, me llamo igual que él, era violinista pero yo no me enteré hasta mucho después, y pues mi madre más tarde me comenzó a llevar a conciertos de la filarmónica, de la sinfónica y terminó llevándome cuando tenía los 12 años al Centro de Estudios Musicales, y comencé con la Maestra Melodía Gaytán.
Anteriormente mi mamá me había mostrado todos los instrumentos, piano, otros más, sin embargo mi predilección siempre fue el violín, recuerdo que era mi hermana quien me llevaba a las clases y cuando menos lo pensamos también mi hermana se había inscrito en las clases, pero ella iba por el violonchelo, mi hermana ahorita es chelista, así como mi cuñado es compositor y director de orquesta.
La música nos envolvió a ambos, de hecho en mi amor por la música recuerdo claramente que yo no podía concentrarme bien en la escuela hasta que comencé las clases de violín, en el CEM duré 5 años y después me integre al Conservatorio de Chihuahua en el que estuve aproximadamente durante un año con el Maestro Rafael Vardanyan.
¿Cuándo decides tomar la música como profesión?
Fue en el último año de preparatoria, cuando entendí que era la música, ser violinista sería mi carrera, de hecho antes yo aseguraba que iba a estudiar arquitectura. Fue precisamente en esas fechas que lanzaron una convocatoria para ser parte de la Filarmónica, y la sorpresa fue que resulté el único seleccionado en violín y todavía no tenía ni 18 años, eso me pintó otro panorama, el darme cuenta de lo que había logrado aún sin haber estudiado una carrera como violinista y ya formar parte de un proyecto tan importante, fue interesante el descubrir de lo que era capaz.
¿Cuál es el siguiente paso que diste en tu carrera?
Mi participación en la orquesta duró un año, mientras tanto fui tomando los contactos de violinistas que venían y tomaba clases con ellos, y todos ellos me recomendaron a la Maestra rusa, Gellya Dubrova, una excelente maestra, sino es que la mejor.
Todo sucedió cuando a través de internet me di cuenta de que se llevarían a cabo audiciones para estudiar bajo la tutela de la profesora, en el Conservatorio de las Rosas, yo me apresuré y le llamé para concertar la cita, compré mi boleto y viajé hasta Morelia. Es difícil ingresar ahí y lo logré, fue en el 2007.
¿Qué significó el poder estudiar fuera del estado, en una de las instituciones de mayor renombre?
Michoacán, es cuna de arte y cultura, poder ingresar al Conservatorio de las Rosas me exigió mucha disciplina, pero no podría haber elegido algo mejor, en cada clase con mi maestra aprendo algo nuevo, todavía me falta mucho pero ya tengo grandes experiencias.
Tuve que trabajar muchísimo en las cosas más elementales para cimentar todos los aspectos técnicos del instrumentista, debes estudiar muchísimas horas, el violín te da mucho pero te exige muchísimo, tienes que tener una sensibilidad espectacular, sino la tienes debes desarrollarla.
¿Cuál es tu siguiente meta?
Mi titulación es mi plan a futuro cercano, y después más estudios, ya estuve en los mejores recintos de la república, algo que me llena de orgullo, también pisé tierras extranjeras, pero el camino sigue y los retos por igual.
Mi mensaje para los que sueñan con ser músicos, pintores, escultores, lo que sea, deben luchar por ello, deben apasionarse de su arte, no importa si no tienen apoyo, toquen puertas, sean insistentes y disciplinados.