Los orígenes de la masonería
Una estatua de George Washington con delantal masónico.
Aunque el movimiento masónico tiene sus raíces en los gremios medievales de canteros, la gran mayoría de sus miembros no fueron maestros canteros. Se cree que, a medida que disminuía el número de miembros canteros, el grupo empezó a aceptar miembros “especulativos” u honorarios para aumentar su número. La encarnación moderna de la francmasonería se remonta a la Ilustración del siglo XVIII, también conocido como el Siglo de las Luces, cuando los ingleses cultos perseguían estar en comunión con otros y debatir cuestiones filosóficas, religiosas y vitales en un entorno organizado.
Las organizaciones fraternales existían desde hacía siglos, pero en el siglo XVIII, diversos grupos de hombres que llevaban el nombre de los pubs ingleses en los que se reunían se unieron en lo que llamaban un “Grand Lodge” [Gran Logia], una asociación que se reunía para celebrar rituales y ceremonias e incorporar nuevos miembros. Este grupo, conocido actualmente como la Premier Grand Lodge of England, fue el primero de su clase y, a medida que aumentaba el número de miembros, también lo hacía su lista de rituales y ceremonias secretas y los requisitos para ser miembro.
Según la Asociación de Servicios Masónicos de Norteamérica, en 2020 había unos 898 000 masones en Estados Unidos, y se calcula que hay 6 millones de masones en todo el mundo, (4000 de ellos en España).
¿Quién puede ser masón?
Hoy en día, los requisitos para ser miembro son relativamente sencillos: aunque cada grupo, o Logia, de francmasones tiene sus propias reglas, en general un masón debe ser un varón recomendado por otros miembros de la Logia, creer en un “Ser Supremo”, ser de buen carácter moral y comprometerse a aprender los caminos de la fraternidad y ajustarse a lo que los masones llaman sus usos y costumbres ancestrales.
Esas costumbres incluyen una estricta jerarquía y una variedad de ceremonias y rituales. Una vez iniciados en su logia, los miembros pasan por una serie de “grados” de pertenencia, que van del Aprendiz al Compañero y al Maestro Masón. Por el camino, aprenden el lenguaje, los ritos y las creencias del “oficio”, y participan en rituales que evocan creencias bíblicas. También adoptan emblemas que van desde la escuadra y el compás, que representan la moralidad; la colmena, que se dice que representa la cooperación y el trabajo entre los miembros, y el “Ojo de la Providencia” u “Ojo que todo lo ve”, que representa la eterna vigilancia de Dios. Algunos de estos símbolos son tan conocidos que resultan familiares a los no masones; por ejemplo, el Ojo de la Providencia aparece en los billetes de un dólar estadounidense.
Por qué el catolicismo prohíbe la masonería
Cuando no están celebrando elaborados rituales de afiliación, los masones suelen dedicarse al servicio comunitario y la filantropía, ofrecen apoyo mutuo a sus miembros o colaboran con organizaciones asociadas. Pero a pesar de este enfoque caritativo y del hecho de que no es una religión formal, la masonería no es aceptada universalmente. De hecho, la masonería está prohibida por el catolicismo romano, que prohíbe a los católicos unirse a ella y les anima a asociarse en su lugar a organizaciones católicas como los Caballeros de Colón.
“Sus principios siempre han sido considerados indeseables por la doctrina de la Iglesia y, por tanto, la pertenencia a ellos permanece prohibida”, declaró la Iglesia en 1983; “los fieles que se inscriban en asociaciones masónicas están en estado de pecado grave y no pueden recibir la Sagrada Comunión”. Como explica Ed Condon, del Catholic Herald, la Iglesia se opone a la masonería por su enfoque secular y su papel como santuario para “aquellos con ideas y agendas heterodoxas.”
Poder y pánico
Esas agendas han suscitado controversia durante mucho tiempo debido al poder político que ejercen algunos masones. Aunque las reglas de la mayoría de las logias disuaden a sus miembros de hablar de política, muchos de ellos participan activamente en partidos políticos y en el gobierno, y el secretismo de la organización y sus votos de hermandad han dado lugar a teorías conspirativas sobre las agendas políticas de sus miembros.
La mayoría de las teorías de la conspiración especulan con que todos los masones tienen las mismas creencias y actúan como un cuerpo, en consonancia con las modernas teorías de la conspiración antisemita que asocian al grupo con un turbio “Nuevo Orden Mundial” que controla las finanzas y las relaciones internacionales.
Como resultado, la masonería se ha convertido en un icono en la cultura popular y entre los no miembros, intrigados por sus turbios rituales. Sin embargo, el número de miembros ha disminuido durante años. ¿A qué se debe? Algunos lo relacionan con una tendencia más amplia entre las organizaciones fraternales y los clubes de servicio, como la Orden Benévola y Protectora de los Alces, que han experimentado un fuerte descenso durante décadas. Otros atribuyen el descenso del número de miembros a la negativa del movimiento a reconocer a las mujeres, a pesar de la existencia de algunas logias exclusivamente femeninas.
O tal vez la caída se deba al creciente conocimiento público de los rituales antaño secretos del movimiento, según declaró el historiador John Dickie a NPR en 2020. “Creo que posiblemente en realidad la cuestión es que el secretismo ha perdido algo de su magia”, dijo Dickie. “En una época en la que se puede tardar dos minutos o menos en Google para averiguar cuáles son realmente los secretos de los francmasones, no estoy seguro de que realmente puedan mantener ya tanta mística para los miembros”.
A pesar de la controversia y la condena, el movimiento persiste, pero solamente el tiempo dirá si la masonería puede seguir siendo relevante en el siglo XXI. Mientras tanto, sus miembros dicen que ven en la masonería desde una poderosa hermandad hasta una oportunidad de devolver algo a la comunidad, pasando por lo que un miembro inglés llama “una vía de crecimiento y desarrollo personal”. Por ahora, los secretos rituales y símbolos de la masonería siguen vivos, junto con la influencia de sus miembros más conocidos.
(Blakemore, 2024)
Bibliografía
Blakemore, E. (8 de julio de 2024). Historia. National Geographic. Obtenido de https://www.nationalgeographic.es/historia/masones-masoneria-quienes-son-verdad-leyendas-conspiraciones