María de la Natividad Josefa Ortiz de Domínguez era morisca, eso significa que era hija de mulata y de español. Nació el 8 de septiembre de 1768 en Valladolid, hoy Morelia, Michoacán y fue bautizada el 16 de septiembre de ese mismo año en la Ciudad de México.
La familia de Josefa era de clase media, su padre era militar, y los ancestros de su madre eran españoles. El padre de Josefa murió en acto de servicio cuando ella era pequeña y su madre murió poco tiempo después, sus padres eran; Juan José Ortiz y María Manuela Girón, su hermana María se encargó de su educación, por lo que la inscribió en el Colegio de San Ignacio de Loyola, hoy en día Colegio de Vizcaínas donde estudiaron también, Leona Vicario y Margarita Pérez Gavilán, la primera esposa Andrés Quintana Roo, y la segunda esposa de Ignacio Manuel Altamirano.
La corregidora de Querétaro, doña Josefa Ortiz de Domínguez, parece haber sido tan seria como lo sugieren las imágenes de matrona que de ella conocemos. Según José Manuel Villalpando, director del Instituto de Estudios Históricos de las Revoluciones Mexicanas y coordinador nacional de los festejos del bicentenario, autor del libro Amores mexicanos (Planeta, 1998), la corregidora mantuvo desde muy joven una relación amorosa con Miguel Domínguez, un importante funcionario virreinal mayor que ella y casado. Una vez que Miguel enviudó, contrajo nupcias con Josefa, pero su primera hija nació un año antes del matrimonio. Cuando finalmente este tuvo lugar, Josefa estaba embarazada nuevamente.
Al paso del tiempo, don Miguel fue destinado a Querétaro como corregidor (representante real). Ahí la pareja conoció a Ignacio Allende, capitán del ejército virreinal, quien frecuentaba el hogar de los Domínguez como pretendiente de una hija de 15 años. Villalpando sugiere, sin embargo, que el verdadero amorío tuvo lugar entre Allende y la corregidora. Años después, una hija de Allende reclamó una pensión del gobierno ya independiente, señalando que era hija del capitán y de doña Josefa.
Algunos historiadores cuestionan las historias de amor que se atribuyen a la corregidora, la historiadora Laureana Wright de Kleinhans (1846 – 1896); durante sus años de escolaridad, Josefa conoció a Miguel Domínguez, quien era un prestigioso abogado de la época y que frecuentaba el colegio San Ignacio de Loyola porque lo apadrinaba financieramente. El hombre, que era viudo y ya tenía dos hijas, quedó deslumbrado con la joven y pidió visitarla. Y en uno de esos encuentros, la muchacha decidió huir con Domínguez. La pareja tuvo su primera hija sin casarse y cuando Josefa estaba embarazada de su segundo hijo, decidieron contraer matrimonio en secreto. En ese entonces, la joven tenía 19 años y él, 37. Y en total criaron 14 hijos. En esos años, la familia se traslada a Querétaro porque a Domínguez lo nombran Corregidor, que tenía el peso de un gobernador, nunca menciona el supuesto amorío con Ignacio Allende.
De acuerdo con Leonor Cortina, historiadora mexicana e investigadora especialista en el rol de la mujer en el país; la casa de los Domínguez, que en la actualidad es el Palacio Ejecutivo de Querétaro, era un punto de encuentro popular en ese entonces.
“En aquella época eran comunes las tertulias en las casas que generalmente eran literarias”
Pero en 1808, España fue invadida por el ejército de Napoleón Bonaparte y en México, que estaba bajo dominio español, las aguas se empezaron a agitar.
“Los ánimos se encendieron ante el temor de caer en manos de los franceses. Y esas tertulias dejaron de ser literarias para ser políticas”; así nace ‘la conspiración de Querétaro’, una trama para liberarse de España y declarar la independencia del país. Hubo muchas conspiraciones, pero la mayoría se abortaron y la que tuvo éxito finalmente fue la de Querétaro.
Y una mujer fue la clave: Josefa Ortiz de Domínguez, la Corregidora, como también se la conocía. Josefa dio un golpe audaz, Si Josefa no hubiera hecho lo que hizo, hubiera pasado lo mismo que con las otras conspiraciones; Cuando se descubre la conspiración, el primero en enterarse es el Corregidor, que también era parte del complot para que detenga a los acusados. En ese momento solo denuncian a dos hermanos, los González, que eran dueños de una tienda y tenían el acopio de las armas y de pólvora. El sacerdote Miguel Hidalgo y el capitán Ignacio Allende también eran parte de la conspiración, pero nadie los había denunciado.
Y Josefa dijo: “Entonces hay que avisarles, para que inicien ya el movimiento, porque está todo planeado”, pero don Manuel Domínguez quería ocultar cualquier sospecha y le ordenó a su mujer que se mantuviera callada. Y como desconfiaba del carácter y determinación de Josefa, decidió encerrarla en la parte alta de la casa.
Los polémicos taconazos, en el piso de abajo vivía el director de la cárcel, el alcaide Ignacio Pérez, y habían arreglado que si algún día había una emergencia, la Corregidora iba a dar tres taconazos para alertarle, según dice la tradición. Pero posteriormente, con los planos del edificio del Palacio Ejecutivo, los historiadores descubrieron que Josefa Ortiz de Domínguez no dio tres taconazos en el piso, sino que fueron golpes a una pared que separaba el gabinete del corregidor de la vivienda del alcaide. Sin embargo, lo que no cabe duda es que Josefa logró comunicarse con Pérez y le ordenó que le avisara a Hidalgo y Allende sobre el descubrimiento de la conspiración.
Ese aviso de Josefa encendió la mecha y Querétaro inició la independencia de México, finalmente tanto Josefa Ortiz como Miguel Domínguez terminan en la cárcel por el levantamiento, aunque ella continuó con las actividades subversivas desde la prisión.
Josefa Ortiz fue a prisión por órdenes del virrey en el convento de Santa Teresa, la Antigua ciudad de México, y posteriormente en el de Santa Catalina de Sena. Después de 1823, tiempo en que fue liberada de prisión, fue objeto de condecoraciones y títulos que siempre rechazó de manera enérgica.
Se afilió a grupos liberales radicales simpatizantes de las logias Yorkinas que lideró el general Vicente Guerrero. Cuando Agustín de Iturbide se proclamó Emperador de México, su esposa, Ana Huarte de Iturbide, invitó a Doña Josefa Ortiz a ser dama de compañía de la corte, pero la Corregidora rechazó el nombramiento diciendo: “Dígale usted que la que es Soberana en su casa no puede ser dama de una Emperatriz”.
Finalmente, La Corregidora falleció en la ciudad de México el 2 de marzo de 1829, víctima de una pleuresía. Por sus acciones y su influencia en el desarrollo de los hechos previos al inicio de la Guerra de Independencia de 1810 y sobre todo por ser el personaje fundamental que propició el inicio de esta gesta, se le ha llegado a considerar como Madre de la Patria. Actualmente, sus restos mortales descansan en el Panteón de los Queretanos Ilustres, en la ciudad de Santiago de Querétaro, descanse en paz.