¿Y cómo desquitar las vacaciones sino leyendo? En esta ocasión me acompañaron las nostalgias de diciembre y Catalina Guzmán, protagonista de esta desgarradora historia.
Se trata de una novela histórica escrita por Ángeles Mastretta y publicada en 1985 que nos sitúa en un contexto histórico posrevolucionario, justo al término de la dictadura de Porfirio Díaz, que fue llevada a la pantalla grande con el mismo nombre que el libro y que, a mi parecer, es una fiel adaptación de la historia.
Catalina era solo una niña cuando se casó con Andrés Ascencio, general y gobernador de Puebla, un hombre machista y cruel con más hijos regados que ambiciones y que por azares del destino terminó encaprichándose con la bella y frágil Cati, que poco sabía de la vida y del amor, a quien le arrebataron la vida sin necesidad de matarla.
“Para mucha gente yo era parte de la decoración”
Desde la perspectiva de una adolescente ingenua y eventualmente una mujer cautelosa, esta novela ilustra la condición de las mujeres en un México en medio de la industrialización, por medio de las narraciones de Catalina, mujer de un político que hacía y deshacía a su gusto con tal de cumplir su cometido, capaz de asesinar a sangre fría y encubrir asesinos por propósitos políticos, pero también un esposo consentidor, de humor contagioso y de a ratos cariñoso que terminó por ganarse el cariño de su esposa.
Poco a poco y entre líneas, se nos va el tiempo sin soltar el libro, viendo cómo a Catalina se le va la vida en intentar reconstruirse una y otra vez en situaciones en los que su papel como primera dama del gobernador toma lugar, haciendo alianzas, amistades y amantes en el intento por deshacerse del halo de sangre y corrupción que dejaban las acciones de Andrés, criando hijos propios y ajenos, debiendo siempre mantener su belleza y compostura como figura pública y secretaria oficial de su esposo.
Dicen que las mujeres no deberían meterse en la política, pero el éxito del general Ascencio se debió, en gran parte, al encanto, sigilo y discreción de Cati, que hizo todo lo que pudo hasta el último día para que su esposo fuera un hombre rico y poderoso, temido por unos y respetado por otros.
Esta es una historia de amor no convencional que te hace sentir que te arrancan la vida como a todos los personajes, te emociona hasta las lágrimas y te enfurece el cuerpo. El envolverte entre sus páginas es como dejarte llevar por una triste melodía de piano, sin muchos altibajos ni notas alegres, que sabes que eventualmente debe terminar, pero quisieras seguir escuchando por unos minutos más, de la mano con Catalina, cuyas esperanzas y anhelo por una vida normal son destruidas paso a paso y se va perdiendo en sí misma cada vez más, al punto de renunciar a su propia maternidad.
Resentida con la vida y llena de amargura, las últimas páginas de este libro te dejarán con un sentimiento tan inquietante como el de necesitar solo un poco más de los crueles pensamientos de esta mujer.
Una novela esencial para todas las mujeres que buscan explorar su feminidad y se sienten oprimidas, para aquellas mujeres que luchan a gritos y a veces a susurros, para aquellas que están cansadas, para aquellas que creen que ya no hay esperanza, y para las que creen que aún la hay.