La terapia de juego, tal como lo expone la licenciada en psicología Joanna Martínez, es un modelo terapéutico establecido, reconocido, muy efectivo para el ser humano (en especial los niños) que han experimentado situaciones de estrés emocional, y que estas situaciones han tenido efecto notorio en el desarrollo normal del paciente.
Este tipo de juego se puede centrar tanto en adultos de forma individual, como en familia o en niños, e involucrar a los padres.
Cuando la terapia se centra en el niño entonces se involucra al paciente en un juego, pero no es un juego en general, si no que es un espacio determinado con juguetes específicos.
La terapia ayuda a analizar los problemas emocionales que presenta el menor cuando hay casos de divorcio, violencia intrafamiliar o escolar, falta de seguridad, e inclusive cuando los pequeños han sido víctimas de abuso sexual.
Sirve para ayudar a los niños a expresar lo que pasa dentro de su vida. Además da la oportunidad al terapeuta de “entrar” en la mente del paciente y ayudarlo de manera inconsciente a cambiar la situación que está viviendo.
“Nos ayuda a los terapeutas a saber qué pasa, y al niño a ser liberado de todo lo que viene cargando”, recalcó la psicóloga.
Cualquier niño puede acudir a terapia, ya sea que tenga problemas de grado menor, por ejemplo la pérdida de una mascota, o de nivel mayor como en el caso del abuso.
“Todos los niños pueden ser atendidos, pero en especial menores de 5 años, que todavía no saben expresar lo que pasa” explicó la Psicóloga
Este método psicológico tiene sus orígenes en 1896 mediante el psicoanálisis de Sigmund Freud, quien fue el primero en involucrar el juego dentro de sus terapias, pero fue hasta Ana Freud (hija de Sigmund Freud) que se especializó esta técnica en la terapia centrada en el niño.
“También por eso los juguetes que usamos en la terapia son de trapo y de madera, como antes”, señaló Joanna.
Sin embargo la terapeuta señala que no cualquier juguete sirve, si no que, dependiendo del problema que se trabaje es el objeto que debe usarse.
Cada juguete involucrado dentro de la terapia de juego tiene su representación psicológica y proyecta aspectos de la vida del ser humano, por tanto solo un psicoanalista debe atender y dar la terapia de juego.
“La muñeca de trapo para las niñas, la casita para analizar a la familia, los soldados en los niños para analizar las relaciones entre sus padres, o cuando el niño no controla el esfínter utilizamos la plastilina o arena, aunque la arena nos ayuda a analizar las relaciones de los hijos con los padres, por ejemplo si la madre se esconde y el la busca, es decir, si los deja encargados para poder salir, situaciones de este tipo son las más básicas”, detalló Joanna.
Es importante que los padres lleven a sus hijos a terapia de juego cuando el niño presente un cambio en su conducta, es decir que deje de hacer cosas que antes hacía o por el contrario, haga cosas que antes no hacía, Joanna ofrece algunos ejemplos de estos casos:
“Cuando el niño reía y ya no ríe, hablaba y deja de hacerlo, baja su rendimiento escolar, empieza a victimizar o a ser víctima de la violencia, tiene pesadillas, se siente enfermo, no quiere ir a la escuela, entre las más comunes”.
O en situaciones más obvias tales como el divorcio de los padres, perdida de un ser querido, abuso sexual o violencia.
“Existen varios psicólogos especializados en el tema que trabajan por su cuenta, pero recomiendo que: cuando lleven a sus hijos a terapia, chequen que lo atienda un psicoanalista, que el lugar sea amplio y adecuado para jugar y cuente con juguetes tales como los que mencioné”, añadió la licenciada.
Hay también, varias asociaciones a nivel nacional como, la Asociación Mexicana de psicoterapia terapia de Juego, los congresos Internacionales de Terapia de juego y además en chihuahua se ubican el Centro de Especialidades en Desarrollo y Educación (CEDES), y el Centro de Inteligencia Familiar A.C.
“Como expuso el filosofo Platón: `se puede conocer más a una persona en una hora de juego, que en un año de conversación´”, concluyó la terapeuta.