Los intereses de la corona mexicana y el gobierno francés yacían sobre el corazón del estado de Chihuahua, su capital se encontraba aprisionada por los invasores desde 1865. Aquellos extranjeros, los hijos de Europa, tenían dominada la joven nación mexicana y con ella la esperanza de una república libre.
Primero Hidalgo del Parral, después Valle de Allende y ahora Chihuahua, la mayor parte del estado estaba siendo sujetada por los enemigos de la república mientras que, el presidente Benito Juárez, desde El Paso del Norte defendía la nación.
El 25 de marzo de 1866 se libró una gran batalla para defender la soberanía nacional. Los franceses, quienes se escondían en la catedral, tenían controlada la ciudad, pero el Gral. Luis Terrazas y las fuerzas republicanas que venían desde Aldama les repelieron, liberando de esta forma la ciudad capital.
Así es, en dos días se liberó la amada capital del dominio imperialista. El 24 y 25 de marzo se luchó al pie del cañón y con valentía para desterrar al enemigo.
Recordemos que el presidente Juárez llegó en 1864 al estado, dirigió el país desde Chihuahua durante casi dos años pero tuvo que abandonarla, dirigiéndose hacia el norte, por el avance de las fuerzas imperiales. Lamentablemente, esta ciudad fue invadida en el año 65 del siglo XIX por las tropas leales al emperador Maximiliano de México.
Pero no todo fue bueno para los imperialistas, ya que estaban en problemas, debido a la progresiva disminución de ayuda proveniente de Francia.
El 3 de marzo el Gral. D. Luis Terrazas, quien fue también gobernador de Chihuahua, salió del Paso del Norte rumbo a la capital del estado, para liberarla. Llegó el día 9 al Carrizal, y desde allí, hizo contacto con los liberales de Aldama, Valle de Allende, Rosales y Camargo para que apoyaran la causa y enviasen voluntarios. Se envió, también, una comitiva para que se tomase Hidalgo del Parral, con lo cual, se buscaría cortar la línea de retirada y evitar apoyo imperialista desde Durango.
Cruda fue la travesía de los liberales que iban rumbo a San Gerónimo (Aldama), el inclemente desierto los hizo pasar hambre y sed, pero, por fin el 16 de marzo llegaron.
Puesto que esperaban los refuerzos, las fuerzas republicanas se refugiaron en Aldama hasta el día 24 y ese mismo día partieron en dirección a la vejada capital chihuahuense.
En la noche se escuchó el repique de las campanas de la catedral, habían llegado 300 hombres para defender la plaza de los ofensores, es decir, los republicanos. Ellos, desde el rancho de ívalos, esperaban iniciar el combate.
El día siguiente, a las nueve de la mañana, los liberales ya estaban en posición de ataque y los leales al Emperador defendiendo la plaza.
El jardín del porvenir, hoy parque Lerdo, fue bastión de la gran hazaña, desde allí, se combatió a los franceses buscando la liberación de la capital. Los imperialistas luchaban desde la iglesia de Santa Rita, pero finalmente fueron sucumbidos; abriendo así las puertas de la libertad.
El paso anterior fue decisivo para que los liberales entraran al corazón de la ciudad, donde se reguardaban los invasores. Tomando prisioneros y dispersando enemigos, las fuerzas de Terrazas, llegaron a la plaza de armas.
Ahora sólo faltaba rescatar las torres de la catedral para efectuar el total desalojo imperialista y evitar más bajas en la infantería. Desde el jardín del porvenir estalló un cañón en dirección a la iglesia principal, dicha acción desquebrajó la campana mayor, provocando la salida de los franceses del lugar.
La campana es indudablemente testigo de tal proeza. Ella rota, maltratada e inservible, es un emblemático objeto que presume de un incalculable valor histórico, pues la historia le ha recompensado después de ser, según Joaquín de la Cueva, “gloriosamente herida”.
A las 11 de la noche del 25 de marzo de 1866 los franceses se rindieron y se evocaron en la retirada. Los imperialistas se vieron más afectados con 26 muertos y 300 prisioneros en comparación con los siete caídos del bando republicano.
Para el día siguiente Chihuahua ya estaba libre y esperaba el regreso del Lic. Benito Juárez, el cual, marcharía rumbo a la capital del país para defender los intereses de la nación.
A casi 150 años recordamos con cariño la valerosa gesta pues, ante el grito de libertad, los chihuahuenses se liberaron del enemigo y nos dieron la esperanza de una mejor patria.
Y Chihuahua, como a los de la Batalla de Talamantes, les recuerda como “sus buenos hijos”.
Referencias:
http://congresochih.blogspot.mx/2013/03/batalla-25-de-marzo-de-1866.html
https://archivoshistoricoschihuahua.wordpress.com/2014/01/