En un día lluvioso de 1850, una chica joven, sucia y desconcertada fue encontrada por la policía de la ciudad de Nueva York. Les habló en una lengua extranjera que ellos no pudieron entender.
Fue llevada a un hospital francés donde le diagnosticaron amnesia y fue luego identificada como Adele Hugo, la hija del gran novelista francés Víctor Hugo; autor de “Los Miserables”.
Su historia rompió el corazón de su padre al saber que ella se había enamorado perdidamente de un oficial militar inglés que la rechazo, su nombre fue; Albert Pinson.
Ella lo siguió a través del Atlántico y Nueva Escocia, donde su regimiento fue transferido viviendo del dinero de ella por varios años, hasta que él la abandonó sin dinero, sin amigos y sin ningún conocido en la ciudad de Nueva York.
Adele fue devuelta a Francia, abrumada y humillada, llena de melancolía, juró no volver a hablar nunca más.
Victor Hugo trató en vano por más de 35 años de inducirla a romper su juramento y por un tiempo de 65 años, desde 1850 hasta su muerte en 1915, “La Miserable” nunca más volvió a hablar, lo cual se considera como el silencio autoimpuesto más grande registrado en la historia.