El 12 de octubre de 1709 es señalado -justo en el punto intermedio del río Chuviscar y el río Sacramento- el comienzo de la nueva ciudad nombrada por Don Antonio Deza y Ulloa, “El Real de Minas de San francisco de Cuellar” en honor del Virrey de la Nueva España, Francisco Fernández de la Cueva Enríquez, Duque de Albuquerque y Marqués de Cuéllar. Ciudad que se originó por la cercanía con la mina Santa Eulalia de Mérida, mina expendedora de grandes cantidades de plata. Es ahí donde parte la historia de una ciudad grande.
El monumento que se encuentra en la Plaza de Armas, frente a la catedral, representa al Gobernador y comandante de la provincia de la Nueva Vizcaya y fundador de nuestra actual ciudad capital Chihuahua, Don Antonio Deza y Ulloa Imulsia de la Llana.
Durante la administración de Luis Fuentes Molinar, Presidente municipal de la ciudad de Chihuahua 1977 í¢â‚¬” 1980, se presentó una iniciativa de llevar a cabo la construcción del monumento al fundador de la capital del estado.
Para la realización del monumento, se vio al escultor Humberto Pereza, quien presentó varias propuestas. Las tres primeras fueron rechazadas; aunque mostraban el significado del origen de Chihuahua, no convencieron lo suficiente al Presidente para llevar a cabo la construcción. En ese momento, apoyándose con el cronista Alfonso Escárcega, se decide hacer un estudio a fondo con el fin de conocer quién fue realmente Don Antonio; se realiza un viaje a Huejotzingo, Puebla, la ciudad de origen de Deza y Ulloa. Es ahí donde se encuentra una imagen física, más acertada, de Don Antonio Deza y Ulloa. Y con ella, se fortalece la identidad de Chihuahua.