El Misterio de la Consciencia según el Filósofo David John Chalmers
David John Chalmers nació el 20 de abril de 1966 en Sídney, Australia. Es un destacado filósofo especializado en el estudio de la mente y la consciencia. Estudió matemáticas y ciencias computacionales antes de mudarse a Estados Unidos para dedicarse a la filosofía en la Universidad de Adelaida en Australia. En 1993, Chalmers obtuvo su doctorado en la Universidad de Indiana, bajo la supervisión de Douglas Hofstadter, reconocido por sus investigaciones sobre inteligencia artificial y filosofía de la mente.
A lo largo de su carrera, Chalmers ha ocupado cargos importantes en universidades prestigiosas como la Universidad Nacional de Australia y la Universidad de Nueva York, donde actualmente es profesor y director del Centro de la Mente, el Cerebro y la Consciencia. Ha hecho importantes aportes a la filosofía de la mente, centrándose en la consciencia y en cómo esta se relaciona con la mente y el cerebro.
El gran reto de la ciencia y la filosofía es explicar cómo y por qué los procesos físicos en el cerebro dan lugar a experiencias subjetivas (lo que él llama “qualia”).
Imagina que estás viendo un atardecer. Los colores del cielo, las nubes naranjas y rosadas, el sonido del viento, y la sensación de calma que sientes. Chalmers se pregunta: ¿Por qué experimentamos el atardecer de esa manera? ¿Qué hace que tengamos esa sensación subjetiva tan vívida, que no es solo información visual o sensorial, sino una verdadera experiencia interna? Este es el “problema difícil de la consciencia”, según Chalmers.
Para explicar la consciencia, él divide el asunto en dos partes:
- Problemas fáciles de la consciencia:
Estos son como la parte técnica de nuestro cerebro. Por ejemplo, cómo detectamos los colores del atardecer o cómo escuchamos el viento. Son cosas que la neurociencia puede estudiar: cómo las neuronas se activan cuando vemos algo o cómo el cerebro procesa el sonido del viento. Estos procesos son complejos, pero en teoría, podemos desentrañarlos con suficiente investigación. Sabemos cómo el cerebro funciona para producir una imagen del atardecer o un sonido en la mente.
- El problema difícil de la consciencia:
Aquí viene la gran pregunta: ¿Por qué todo esto viene acompañado de una experiencia subjetiva? ¿Por qué no solo vemos el atardecer como un conjunto de datos? ¿Por qué lo sentimos? Esa sensación de asombro, de belleza, de calma. Eso es lo que Chalmers llama el problema difícil de la consciencia. No es solo el “cómo” el cerebro procesa, sino el “por qué” sentimos algo en lo profundo, esa experiencia interna.
Un ejemplo clave que usa Chalmers es el de los “zombis filosóficos”. Imagina que hay una persona que por fuera es igual a ti. Ve el atardecer, sonríe, comenta lo hermoso que es, pero no siente nada internamente. Esa persona funciona perfectamente, como tú, pero no tiene experiencias internas, no siente lo que tú sientes. Es como un robot avanzado que actúa como humano, pero no tiene consciencia. Este ejemplo muestra que la consciencia es algo más que simplemente procesar información: es la capacidad de sentir.
Para Chalmers, la consciencia es más que algo mecánico o técnico. Él la ve como una de las grandes maravillas del universo, algo tan misterioso y fundamental como el tiempo o el espacio. No solo es información pasando por el cerebro; es la forma en que vivimos el mundo. Imagina un universo sin emociones, sin colores vibrantes, sin el sentido de alegría o tristeza, sin sentir el amor por un ser querido. Eso sería un universo sin consciencia.
Chalmers cree que esta experiencia, esta capacidad de “ser” y “sentir”, es una parte esencial de lo que somos, y que no puede ser explicada solo por las leyes físicas que gobiernan nuestro cuerpo. Al igual que el tiempo, el espacio o la gravedad, la consciencia podría ser una propiedad fundamental del universo. Es lo que nos hace sentir vivos, lo que le da color y profundidad a la existencia.
Relación con las máquinas:
Ahora, piensa en una máquina, una inteligencia artificial avanzada que podría describir un atardecer con precisión, pero sin sentir nada. ¿Podría una máquina realmente ser consciente como nosotros? Según Chalmers, para que una máquina sea consciente, tendría que no solo procesar información, sino también tener una experiencia interna, una verdadera sensación. Esa es la diferencia entre un robot que sigue órdenes y un ser humano que vive cada momento.
Chalmers nos dice que la consciencia es el núcleo de lo que significa estar vivo y experimentar el mundo. No es solo saber qué está sucediendo alrededor, es sentirlo profundamente. Cuando vemos un atardecer, no solamente es nuestro cerebro reaccionando, es nuestro ser completo quien está experimentando algo único e irrepetible.
Bibliografía
Chalmers, David John. TED. 14 de julio de 2014.