¿Qué pasaría si un pueblo pudiera narrar su historia?
Seguramente tendríamos un volumen de cien libros en donde cada libro tendría, aproximadamente, mil páginas y estás a su vez miles de recuerdos donde (N) cantidad de personas fueron las encargadas de protagonizarlos. Todos estos recuerdos, a su vez almacenados en una memoria más grande que juntase todas en una especie de memoria colectiva, tanto de las personas autóctonas como de las foráneas, que han circulado por sus calles, entrado a sus iglesias, comprado en sus tiendas. Imagino que como todo narrador tiene a sus personajes favoritos, villanos que le causaron daño, héroes que lo protegen, personas desconectadas de la realidad y su persona especial, esa alma gemela que encontramos una sola vez, también creo que esta persona haya podido lograr marcar un antes y un después en la vida del pueblo.
Los recuerdos del porvenir es un libro que te atrapara sin duda, ya que es una historia que pudo pasar en cualquier pueblo de México en la época de la postrevolución y contiene una pisca de magia. El pueblo donde se relatan los diversos recuerdos hace una homogeneización entre los militares, políticos y ciudadanos en dónde destacan su contexto histórico gracias a esto Elena Garro logra narrar el periodo en el cual se desenvolvía México que ha sido uno de los periodos más difíciles de la historia, pues se vivía en incertidumbre de quien detentaría el poder al día siguiente porque este se peleaba constantemente por personajes entre los cuales se encontraban: Álvaro Obregón, Plutarco Elías Calles, Francisco Villa, Felipe Ángeles, Emiliano Zapata, etc. Además de la guerra que se inició por la separación de la iglesia y el gobierno, conocida esta etapa como: guerra cristera. Los recuerdos del porvenir, ha logrado juntar en un sitio todos los acontecimientos que sucedieron en México en las zonas rurales, ya que ellos fueron los más afectados y los que vivieron los distintos cambios e inclusive muchos de sus personajes participan en estos acontecimientos y claro está que es un contraste con la ciudad si bien logra captar la esencia de una de las dos partes de nuestro México, pues en las ciudades se vivía de una manera distinta los acontecimientos y cambios en el poder. El libro es un pionero en la nueva corriente llamada realismo mágico, aunque a la autora nunca le gustó que lo clasificaran de esta manera argumentando que era una “pendejada” el poder catalogar a un libro.
Contexto y localización de la obra
Quería encontrar algo que fuera diferente a lo que se había dicho de Elena, que lograra explicar su biografía de una manera distinta, donde se enfocaran en todo lo que le costó llegar a que publicaran su obra, sus decepciones, desesperación, enojo y deserción. Sin embargo, no lograba encontrarlo en las distintas páginas de internet en las que indague encontré generalidades como su alma mater que fue la UNAM en la Facultad de Filosofía y Letras, también que su niñez la vivió en un pueblo de Iguala y su unión con el famoso escritor Octavio Paz. Aunque fue difícil, encontré una biografía que, desde mi punto de vista, es la mejor que se ha escrito sobre la autora y su obra, los recuerdos del porvenir.
Los recuerdos del porvenir es la primera novela de Elena Garro (11 de diciembre, 1920- 22 de agosto, 1998) y ha sido traducida a varios idiomas, entre ellos inglés y francés. Desde su publicación, esta novela demostró ser, como lo dijo Octavio Paz, “una de las creaciones más perfectas de la literatura hispanoamericana contemporánea, a tal grado que el mismo año de su aparición (1963) ganó el Premio Xavier Villaurrutia.
La historia de cómo Elena Garro construyó esta novela es asombrosa, ya que de acuerdo a una carta que la propia novelista escribió y mandó el 29 de marzo de 1980 a su amigo entrañable y destacado crítico literario Emmanuel Carballo, ella nunca llegó a concebir esta obra y mucho menos a imaginar el impacto que tendría, por el hecho de que no pensaba ser escritora.
La idea de sentarme a escribir en vez de leer me parecía absurda. Abrir un libro era empezar una aventura inesperada. Yo quería ser bailarina o general. Sin embargo, mi padre creía que podía escribir por mi afición a la lectura: en ese caso, decía, todos en casa deberíamos de ser escritores”.
En esta carta la escritora puntualiza que el origen de esta novela se remonta al año de 1953, siendo una época difícil para ella porque se encontraba enferma y después de un estruendoso tratamiento de cortisona escribí Los recuerdos del porvenir como un homenaje a Iguala, a mi infancia y aquellos personajes a los que admiré tanto y a los que tantas jugarretas hice.
Elena Garro añadió en esta carta que después de escribir la novela la guardó en un baúl por muchos años, junto con algunos poemas que le escribió a Adolfo Bioy Casares, “el amor loco de mi vida y por el cual casi muero, aunque ahora reconozco que todo fue un mal sueño que duró muchos años”.
Fue entonces hasta 1960 que la hermana de la escritora, Estrellita, recogió ese baúl que se encontraba guardado en el hotel Middletown de Nueva York y en el que Elena Garro, cansada de escribir, había abandonado parte de sus obras, entre estas Los recuerdos del porvenir.
Entonces mi hermana me trajo el baúl a Francia. La novela estaba medio quemada. Yo la puse en la estufa y Helenita Paz y mi sobrino Paco la sacaron del fuego. De manera que tuve que remendarla porque a Octavio Paz le encantaba, sobre todo por la escena de la fiesta dada por órdenes del general.
Le parecía genial y la contaba en todas partes. Fue tal el interés que despertó que Maka Strauss vino a decirme que Carlos Fuentes y Buñuel me la iban a robar. Eso fue en 1957. No me interesó. Ya estaba medio quemada y nadie la quería.
En entrevista con el escritor, ensayista, crítico literario, editor y periodista Emmanuel Carballo quien de acuerdo con otra carta de Elena Garro, fechada el 22 de febrero de 1980, fue el único intelectual mexicano que se dignó escribir sobre su novela — narró que fue gracias a Octavio Paz, entonces esposo de Elena Garro, que la novela llegó a los lectores, ya que Elena no quería saber más de las letras porque siempre peleaba con Paz por lo que escribían, no escribían o simplemente por lo que soñaban.
Elena ya no estaba muy entusiasmada con las letras y como sabemos quemó sus obras, entre ellas se encontraba Los recuerdos del porvenir y entonces asombrado de la reacción de Elena, Octavio Paz corrió, la sacó de la chimenea e inmediatamente se la llevó a la Editorial Joaquín Mortiz para que fuera publicada.
Desde entonces fue un punto y aparte en la literatura mexicana y la mejor cultivadora y creadora del realismo mágico en México, ya que nos descubre de forma excelsa la literatura fantástica aplicada a la niñez, a la juventud, al amor, la soledad y la muerte. Lo triste es que con esta obra empezó, culminó y después de ella no hay gente que haga realismo mágico con calidad. Eso la convierte en una obra única en México que llegó, dejó y se fue.
Determinación del tema y el asunto.
“La veo, me veo y me transfiguro en multitud de colores y de tiempos. Estoy y estuve con muchos ojos. Yo únicamente soy memoria y la memoria que de mí se tenga.
Comienza así la primera parte del libro. El pueblo es tiempo y recuerdo; también es olvido y este se obtiene cuando se deja de recordar porque el tiempo ha pasado, es decir, las personas no lograron traspasar sus recuerdos a la siguiente generación y mueren con ellos. Existen dos temas en su novela: la guerra cristera y la postrevolución. En la primera parte, hace referencia a la postrevolución, donde el militarismo es quien toma las riendas del poder, poniendo como principal exponente a Francisco Rosas, locamente enamorado de Julia, la más hermosa del pueblo, la única capaz de poder desequilibrarlo mentalmente. Rosas, tiene un digno oponente llamado Juan Cariño un político que quiere el bien de la población y, por lo tanto, está loco, ya que un político que busca el bienestar de su gente antes que el suyo en el contexto revolucionario o en cualquiera de México no ha existido y si existió lo tomaron como un zafado, débil, imbécil y demás palabras que se asemejen. La segunda parte, se lleva a cabo con la guerra cristera, donde la familia Moncada son los protagonistas imponiendo resistencia a los militares que comanda Francisco Rosas, sin embargo, en esta parte se encuentra despechado, pues Julia lo abandona. El pueblo, al igual que Rosas, no volverá a ser los mismos. Existe un antes y un después de Julia, la hermosa, que iluminaba al pueblo con tan únicamente aparecerse cada domingo.