En abril les hablamos de la Batalla o Siesta de San Jacinto, punto de inflexión en el que México perdió el control de Tejas. Antes de dicha masacre, Antonio López de Santa Anna se había anotado una victoria indiscutida; El Álamo.
Algunas décadas después, México volvió a apuntarse una victoria impresionante que le diera la vuelta al mundo, irónicamente, gracias al tejano Ignacio de Zaragoza, quien, tras la pérdida de su estado natal, se mudó al estado más cercano a su estado natal, el actual Coahuila de Zaragoza en su honor.
Lamentablemente, el General Zaragoza, el de los antiguos billetes de $500, falleció unos meses después de su épica contienda de una fiebre tifoidea. En cualquier caso, ya fuera contra los estadounidenses o franceses, México llevó a la práctica de la vieja expresión de que se puede ganar la batalla, más no la guerra.
Recordemos también que México derrotó a Francia en Chihuahua también, como comentamos en marzo, pero la contienda poblana ha echado raíces más profundas en el imaginario colectivo mexicano de propios y extraños.
Sin embargo, se podría discutir si la victoria de Puebla o la de Chihuahua fue más legítima sin importar la fama de cada uno, después de todo, la Batalla del 5 de mayo fue un intento por frenar a los franceses de tomar el poder en México, lo cual México no pudo evitar en 1863.
Por otro lado, después de la victoria de México contra Francia en Chihuahua, el Segundo Imperio Francés comenzó a tambalearse, y pronto fue fusilado Maximiliano de Habsburgo por órdenes de Benito Juárez.
Si bien el objetivo de la Batalla de Puebla fue una victoria a corto plazo, pues retrasó casi un año la conquista de Puebla y la Ciudad de México por parte de Napoleón III y sus hombres, el ejército considerado como el más fuerte del mundo por aquél entonces logró su cometido.
Sin embargo, la historiografía (la historia de la historia) considera tanto a las batallas de Puebla como la de Chihuahua, parte de una sola guerra, la cual se ha nombrado Segunda Intervención Francesa, e incluso algunos la incluyen dentro de las Guerras de Reforma.
Es por este motivo, que también podríamos decir que México, pese a ser conquistado por un breve período de tiempo (y eso “conquistado” con la connivencia del partido conservador), finalmente ganó la guerra pues México recuperó su soberanía.
Finalmente, la Batalla de Puebla del 5 de mayo ha trascendido la discusión historiográfica, y ha permeado profundamente en el acervo cultural del mexicano, sobre todo en el extranjero, pues si bien no es un día feriado oficial en nuestro país, los mexicano-americanos en particular, han retomado esta fecha para reafirmar sus raíces hispanas en los Estados Unidos.