Es inmensa la cantidad de textos que inician citando a Joseph Campbell y su “héroe de las mil caras” cuando buscan analizar una obra literaria, incluso yo lo hice cuando hablé de Stannis Baratheon como un héroe atípico. Sin embargo, considero que lo mismo se puede aplicar con Griffith de Berserk, como un villano poco frecuente y uno que rompe el arquetipo de este.

En primera instancia, Griffith es presentado como antagonista desde el inicio, pero en un arco que, cronológicamente, es posterior a la trama que la mayoría tiene en mente cuando se habla del universo de Berserk, tanto es así, que su versión en Anime más famosa enfatiza primordialmente esta parte legendaria de la historia.

En este arco, que es considerado el mejor por muchos, yo incluido, como el mejor segmento de una ficción proveniente del manga, Griffith es presentado como lo que podríamos categorizar muchas cosas, entre ellas incluso héroe.

Griffith es un líder carismático de una banda de mercenarios, un comandante que comparte similitudes con otros personajes de su tipo de la ficción, como Dutch Van Der Linde de Red Dead Redemption (aunque su camino hacia la villanía es más paulatino).

El principal antagonista de Berserk también tiene similitudes con personajes históricos, unos dirían que con Napoleón Bonaparte o Juana de Arco (como mencionó nuestro compañero de Filosofía, Francisco Montes, en su ponencia sobre la dualidad en esta obra) los paralelos se notan, especialmente tomando en consideración que es Griffith, junto a la banda del Halcón, quien da fin a la Guerra de los Cien Años en Berserk, y que su apariencia andrógina parece beneficiarse de la mezcla de una figura masculina como Napoleón, y una femenina como Juana de Arco. Aunque también podemos ver el arquetipo del bandido social que Eric Hobsbawm halló en la Historia Universal, al más puro estilo de Pancho Villa.

Después de todo, líderes como Villa o Griffith proviene de las masas populares empobrecidas, y se ganan el aprecio de la gente con su cercanía a esta y con su carisma. El objetivo de Griffith, sin embargo, dista mucho del de los revolucionarios o bandidos sociales, y es mucho más egoísta.

Y, sin embargo, Griffith es de hecho un bandido, o al menos el líder de una banda de mercenarios, su objetivo es hacerse de un propio reino y gobernar desde un castillo.

Pese a la naturaleza egoísta podría decirse, y materialista de su sueño, Griffith es admirado e idolatrado por su proeza en el combate, la simpatía que produce, y el lugar que ofrece a muchos individuos errantes que encontraron un hogar y un propósito en la Banda del Halcón.

Pero poco a poco, y de manera muy sutil, la naturaleza egoísta de Griffith se va mostrando de una manera muy grave, aunque tras una inspección más profunda, se puede notar desde el inicio del arco de la edad dorada la personalidad posesiva y controladora del halcón blanco.

Esto debido a que Griffith suele referirse a sus subordinados, incluso a sus más allegados: Guts, Casca, Judeau, Pippin, Rickert y Corkus, como sus pertenencias, haciendo particular énfasis en Guts.

Para el lector es claro que Griffith será un villano, es el punto del arco del Espadachín Negro, que actúa como premonición, flashforward o premonición de lo que ocurrirá después. No obstante, los personajes son incapaces de notar las sombras entre la luz enceguecedora que emite el halcón blanco.

Ni siquiera cuando Guts y Casca escuchan a hurtadillas a Griffith decirle a la princesa del reino que no considera a sus soldados como amigos, sino como herramientas para obtener un sueño, y que solo respetaría a un igual (nadie era su igual bajo ególatra perspectiva) les queda claro a estos que están lidiando con un psicópata, y esto es lo que lo vuelve tan atractivo.

Las señales de la maldad de Griffith estaban presentes, pero en la claroscura realidad de la guerra, el líder de la banda del halcón resultaba ser más bien una figura luminosa, y si bien la vanidad y la megalomanía de Griffith no se apoderaba de él, razón por la cual resultaba tan atractivo a las almas desamparadas del reino de Midland, estaba más que claro quién era el halcón y quién formaba parte de su banda. No obstante, la cercanía que este tenía con sus hombres, así como con su segunda al mando y con Guts, justificaban completamente la devoción de estos hacia él. En la imagen de la izquierda se puede apreciar la reacción que este tiene tras escuchar que, bajo sus órdenes, el hermano del rey había sido asesinado (todo esto antes de su descenso como villano en el conocido eclipse).

Y es que, además, era un hombre de orígenes humildes, alguien que se había hecho a sí mismo, un huérfano que llegó a formar el ejército más fuerte de entre dos reinos en guerra con nada más que su talento natural, así como su inquebrantable voluntad, pues como líder de la banda del halcón todo le había salido bien.

Es por este motivo que su sociopatía no era visible cuando todo marchaba según su deseo, más cuando Guts decide dejar la banda del halcón, después de que este último apoyara a Griffith en todo lo que pudo para ganar el trono, y solo por buscar su propio sueño para ser considerado un igual a Griffith, es que el último muestra su faceta más controladora.

Griffith reta en un duelo a Guts para ganar su libertad, pues lo había convencido de unirse a la banda si era derrotado. Griffith piensa que derrotará a Guts o lo matará, lo cual considera mejor a que se vaya. Para Griffith es un duelo a muerte de ser necesario, para Guts no, él desea partir en buenos términos. Guts gana y Griffith es derrotado por primera vez en su vida.

Tras esta percibida humillación, Griffith, en un ataque de despecho y con un profundo sentimiento de abandono por la persona que más cercana consideró en su vida, decide llenar su ego herido seduciendo a la princesa, lo cual desata la ira del rey, quien lo tortura por un año, hasta que el mismo Guts y la Banda del Halcón van en búsqueda de salvarlo.

Pese al gran genio militar y político que es Griffith, su mentalidad es inmadura emocionalmente, y en prisión, debido a la intensa tortura, culpa a Guts de su situación, y una vez que este lo salva junto con Casca, siente odio por ambos, pues, para añadir más sal a la herida del ego de Griffith, Casca siempre lo amó de manera no correspondida, y ahora ella se enamora de Guts, del amigo que desde la perspectiva enfermiza de Griffith, le abandonó y causó la caída de su sueño, pues la tortura sufrida lo dejó incapaz de hablar, blandir una espada o siquiera estar de pie.

Entonces Griffith decide acabar con su vida, pero cuando lo intenta se activa el elemento sobrenatural de la obra, y se le presenta la posibilidad de sacrificar a todos aquellos fieles seguidores que lo rescataron de su cautiverio.

Griffith accede, y todas las personas que lo amaban como amigo o adoraban como líder mesiánico son asesinados por los demonios. Todos menos dos, quienes tras sufrir un último ultraje completamente gratuito por parte del ahora ser divino conocido como Femto, son rescatados por una fuerza externa.

El acto es sumamente grotesco, al punto de ser considerado una de las mayores villanías de la historia del manga, y la mayor muestra de la inmadurez emocional y cruda violencia del antagonista, que hasta este momento se nos había mostrado como una figura aún más central y heroica que el propio Guts, el protagonista oficial. A esta dantesca escena, en la que Griffith sacrifica todo lo que lo ata a la humanidad (es decir, la Banda del Halcón, incluyendo a Guts), se le conoce como “El Eclipse.”

A diferencia de muchas otras historias donde la motivación del antagonista es el nihilismo, como en el caso de Joker fuera del manga, o de Johan Liebert dentro de este, la razón de la maldad de Griffith resulta sumamente clara, y es como producto de la envidia, la vanidad, el egocentrismo, la ambición, en suma, de las pasiones y vicios humanos que todos compartimos como colectividad.

Es así como el “Halcón Blanco,” quien siempre había sido representado de manera prístina, pulcra, inocente, angelical y andrógina, se convierte en uno de los villanos más odiados y aclamados de la historia de las historietas japonesas, como si con sus rasgos y apariencia delicada y “afeminada” nos quisiera transmitir simpatía y benevolencia.

Y es que no es hasta que Griffith renace como un ser demoniaco que sus atributos internos se vuelven visibles de manera externa, pues es revestido por un traje con apariencia de cuervo, oscuro, que tal como explica la obra, representa su verdadera naturaleza.

Incluso pasa a llevar dos epítetos distintos que reflejan la dicotomía de la luz y la oscuridad, uno de ellos es “el rey del anhelo,” y su contrario, “alas de oscuridad,” probando el punto de que la virtud llega a ser cruel, y la crueldad llega a ser considerada una virtud, como se ejemplifica en el caso del sueño de Griffith, de conseguir su propio reino.

Berserk es una obra que, tomando elementos bíblicos, gusta de hacer presente la relación de la belleza con la maldad, o la ambivalencia de los valores estéticos y morales, mejor ejemplificado con los ángeles, especialmente Lucifer, seres bellos desde una perspectiva, crueles y horribles desde otra. “Ángeles para unos, demonios para otros” como exclamó Pinhead en Hellraiser, una de las grandes inspiraciones de Kentaro Miura, autor de Berserk, para escribir su obra.

En este sentido, Griffith vuelve a encarnar a un humano en el futuro, con toda la simbología de un mesías celestial, tanto en el sentido de Berserk donde las deidades son demonios, como en el sentido judeocristiano de una luminosidad que solo puede ser comparada con Jesús de Nazaret. Todo esto, mientras que el protagonista, o “héroe,” es un hombre musculoso, de amplia quijada, de una fuerza sobrehumana, y es conocido como “el espadachín negro.”

Y aquí es donde llegamos a tres importantes peculiaridades de Griffith como antagonista, primero, tras cumplir su sueño de tener un reino, al que llama Fantasia, y un castillo, llamado Falconia, y es amado y venerado por su pueblo al traer fin a una edad oscura que él mismo provocó, por lo que estamos frente a un villano que genera simpatía sobre las masas dentro del universo de la obra.

Y segundo, al ser un rey y una figura divina, y el protagonista tan solo un hombre humano, la escala de poder está completamente invertida, y no hay ningún boost en la obra que le permita a Guts alcanzar a su rival (a quien no olvidemos que derrotó en su forma humana original y en el esplendor de esta).

Tercero, si bien es común ver a villanos que son malvados porque o todo les sale bien y son egoístas, o todo les sale mal y están resentidos, Griffith es un héroe cuando al principio todo le sale bien, luego desciende como villano cuando todo le sale mal justo antes del eclipse y tras la tortura que sufrió, y continúa como villano cuando se vuelve una figura divina cuasi perfecta. Esto no solo es infrecuente en la ficción en general, sino que es prácticamente inexistente en los cómics japoneses, lo cual se vuelve aún más particular si consideramos que la obra ha estado en publicación desde 1989, que el autor falleció en 2021, y que aunque sigue en emisión, hasta la fecha, Berserk no nos ha entregado ni un solo momento de catarsis en el que el protagonista o héroe, derrote al antagonista o villano, pues la única ocasión en que esto ocurrió así, los roles no se habían repartido aún.

En conclusión, en Berserk el antagonista es presentado desde el inicio, como flashback o flashforward según se interprete, pero es establecido tras la culminación de su arco más importante. El villano es una figura celestial, aparentemente prístina y muy bella, incluso afeminada, mientras que el héroe en contraste es tosco, oscuro y sumamente masculino. El héroe derrota al villano antes de que el héroe fuera héroe y el villano fuera villano, y no es hasta que el “villano” traiciona al “héroe” que estos roles se reparten. Finalmente, en Berserk el villano siempre gana, sin importar cuanto más fuerte el dibujo de Guts luzca ante el de Griffith, el destino y el guion siempre estará de su lado, caso contrario a la mayoría de las historias de la ficción existentes.

Por último, solo queda mencionar que, debido a la naturaleza inconclusa de Berserk, la cual es ahora continuada por Koji Mori, el mejor amigo de Kentaro Miura (quienes afortunadamente gozaron de una amistad muy distinta a la de Guts y Griffith), aún faltan cosas por decir, como que, a pesar de ser Griffith un personaje que jamás había mostrado remordimiento tras sus actos del eclipse, llora en el último capítulo publicado de Berserk, ¿estaremos entonces ante un arco, no de redención vaya, pero sí de arrepentimiento? ¿Tendremos ahora el arquetipo del villano en conflicto que tanto se ha popularizado recientemente con obras como Canción de Hielo y Fuego? Solo el tiempo lo dirá, pues tras la culminación del eclipse, el personaje de Griffith no ha mostrado arrepentimiento alguno, y ni siquiera su reino paradisiaco, donde prevalece la paz y la abundancia solo por motivos egoístas, bastan para perdonar al famoso Halcón Blanco.