El General Fidel Ávila nació en el municipio de Satevó, Chihuahua, probablemente en la cabecera, la cual recibe el nombre de San Francisco Javier de Satevó. Fue uno de los personajes satevenses más importantes dentro de toda la Revolución Mexicana, su labor quizá solo pueda ser comparada con la del joven General José E. Rodríguez (aunque no fueron pocos los villistas originarios de esta tierra, como el propio José Camilo Ruíz, o Tomás Hernández Peña). Fidel Ávila militó en las filas maderistas desde el llamado a levantarse en armas de esta marcado por el Plan de San Luis Potosí promulgado por Francisco I. Madero desde San Antonio, Texas. Su participación en la Revolución no dejaría demasiadas marcas palpables hasta que, por órdenes de Francisco Villa, fue nombrado gobernador del estado de Chihuahua, para sustituir a Manuel Chao, el profesor veracruzano-chihuahuense que Carranza había impuesto con la autoridad que le proporcionaba la Primera Jefatura de la Revolución.
El conflicto entre Chao y Villa se agravó cuando el primero, por órdenes de Carranza, elevó el costo de la carne, el cual Villa había reducido con la intención de que las clases más menesterosas de Chihuahua pudiesen costarlo. Esto no cayó en gracia ante los ojos de Carranza, quien, a diferencia de Villa, jamás había sufrido los embates del hambre y la carencia de alimento a causa de la pobreza, y quien al contrario, había nacido y crecido en una Hacienda en Cuatro Ciénegas, Coahuila. La ira de Villa por la administración elitista, capitalista y sin reformas inmediatas de Chao, que actuaba más bien por obedecer a Carranza que por cuestiones ideológicas o por falta de empatía por el pueblo chihuahuense, como consecuencia, Fidel Ávila quedó al frente del estado de Chihuahua, como principal representante del gobierno villista.
Si Ávila puede compararse a Rodríguez por ser los satevenses más importantes de la Revolución, solamente Silvestre Terrazas podría comparársele en cuanto a gobernadores villistas se refiere. Fidel Ávila era compadre de Villa, y contaba con su absoluta confianza, pues había combatido bajo sus órdenes contra las fuerzas orozquistas. Aunado a esto, el saltillense Licenciado Federico González Garza, hermano de Roque González Garza, fungiría como secretario particular de Ávila, que en palabras de Pedro Salmerón, representaría una influencia solo comparable a la del ya mencionado Silvestre Terrazas cuando este fue secretario particular del mismo Francisco Villa en el corto período en que este fungió como gobernador del estado de Chihuahua.
Ávila representó la figura fuerte de autoridad y cara del villismo, mientras que la administración de los bienes expropiados de la oligarquía chihuahuense que había huido del país al estallar la Revolución (por ejemplo, los Terrazas, Creel, Gameros, Cuilty, Müller, Ketelsen, Zuloaga, Hearst, entre muchos más) siguió en manos de Silvestre Terrazas y Federico González Garza. Por desgracia, la entrevista más importante realizada a propósito de Ávila, la que se le hizo a su secretario y jefe de estado mayor de la guarnición de Chihuahua, Carlos Cervantes, fue fastidiada cuando el entrevistador interrumpe a Cervantes cuando está a punto de contar más acerca del período más importante de la administración villista.
Al gobierno de Ávila le tocó la etapa más dura de este, las derrotas de 1915, puesto que cuando Villa regresa derrotado de Aguaprieta y Naco, Sonora, y disuelve oficialmente la División del Norte en el Centro Histórico de la Ciudad de Chihuahua, Ávila aún era gobernador. Lo fue hasta que el mismo Carranza, quien causó indirectamente su ascenso como gobernador, sería quien lo destituiría para poner en su lugar a un nuevo subordinado: al implacable Enrique C. Enríquez, quien apoyaría a la Expedición Punitiva durante su persecución a Villa. Asimismo, fue el responsable de que tras la muerte de Villa en 1923, no se le permitiera a su familia llevar sus restos a descansar donde él lo había solicitado en su testamento. En el Panteón de la Regla, en lo que aquel entonces era el sur de la Ciudad de Chihuahua, en su Mausoleo junto al Partenón que había mandado edificar para sus Dorados. Pero esto es historia para otra ocasión.