Fue un médico y pionero en la cibernética. Nació en ciudad Guerrero, Chihuahua, donde comenzó sus estudios. Posteriormente, continuó en la ciudad de Monterrey, combinándolos con su aprendizaje del piano.
A los 17 años se trasladó a la ciudad de México para estudiar medicina en la UNAM. Sin embargo, pronto se dirigió a Europa: primero a Alemania, luego a Francia, donde completó su carrera y obtuvo el grado de doctor en París.
De regreso a México, una beca Guggenheim lo llevó a Harvard, específicamente al Departamento de Fisiología bajo la dirección del profesor Walter B. Cannon. Inició su carrera como investigador y permaneció hasta 1944, año en que regresó a México, desempeñándose como jefe del Departamento de Fisiología del Instituto Nacional de Cardiología hasta 1960. Posteriormente, se convirtió en director del Centro de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional.
El destacado filósofo mexicano Fernando Salmerón lo consideró el hombre de ciencia más eminente de la historia de México. En su libro “Universo, la Historia Más Grande Jamás Contada”, el Doctor en física Gerardo Herrera Corral (originario de Delicias, Chihuahua) menciona a Arturo Rosenblueth junto con el matemático Norbert Wiener y el ingeniero Julian Bigelow, autores del artículo “Behavior, Purpose and Teleology” (Comportamiento, Propósito y Teleología), considerado como el texto fundacional de la cibernética. Según Gerardo Corral, su propósito principal es el control y la comunicación entre máquinas y animales.
Fernando Salmerón también destacó que cuando Robert Wiener publicó su libro “Cybernetics or Control and Communication in the Animal and the Machine” en 1948, afirmó en su introducción que esta obra era el resultado de años de trabajo con Rosenblueth por más de diez años. Es importante aclarar que al mencionar “animales”, se hace referencia también al ser humano.
El trabajo de Arturo no se limitó a las ciencias, también incursionó en la filosofía. De ahí surgieron obras como “Mente y Cerebro, una Filosofía de la Ciencia” y “El Método Científico”. El primero, publicado poco antes de su fallecimiento, condensa sus ideas y convicciones para estudiar la medicina. Wiener afirma que Rosenblueth estaba convencido de que era crucial para los investigadores de la época explorar estos campos científico-filosóficos, especialmente aquellos de naturaleza compleja. El misterio de la consciencia parecía ser su mayor preocupación.
“El Método Científico” fue publicado póstumamente. A diferencia de “Mente y Cerebro”, este fue compilado por un discípulo cercano basándose en las notas que Arturo usaba en sus cursos en El Colegio Nacional, siguiendo un estilo similar a “El Discurso del Método” de René Descartes.
Así como en el caso de Ada Lovelace, Arturo Rosenblueth es una figura pionera en la era digital y de la información masiva. En numerosas ocasiones pensamos en Google o Facebook como pilares del internet actual, pero olvidamos el trabajo científico que permitió su desarrollo. Recordemos que no existen límites de género, sexo, preferencia sexual, nacionalidad, raza o inclinaciones políticas para la creatividad humana; el único requisito es la estimulación, la pasión y, por supuesto, el apoyo económico.
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