En septiembre de 2020 subí una publicación a propósito de Alexandra Elbakyan, conocida por ser la creadora del sitio web Sci-Hub. Ahí afirmé que era poco lo que se sabía de la vida de esta importante científica kazaja, quizá porque, fuera de un artículo en Wikipedia y pequeñas referencias al margen de artículos académicos publicados respecto al mismo proyecto de Sci-Hub, su vida y sus otros intereses y obras, no han sido muy discutidas.
En cualquier caso, sírvase de disculpa por no haber indagado más profundamente en su vida al momento de realizar la anterior publicación, ya que la información más interesante, a mi parecer, respecto a su persona, la hallamos en el mismo portal de Sci-Hub.
Alexandra ha sido reconocida como una de las figuras más importantes en el mundo de la ciencia del siglo XXI, desde luego, alabada por miles, si no es que millones, de estudiantes, investigadores y activistas en todo el mundo, y vilipendiada por varias de las más poderosas editoriales académicas del planeta, principalmente Elsevier, especializada en literatura médica (una información que uno pensaría habría de ser lo más prácticamente accesible de antemano), que tuvo a bien demandar a Elbakyan en 2015 por 15 millones de dólares en una corte de Nueva York, juicio al que Elbakyan no asistió, al residir en Rusia, desde donde no puede ser legalmente extraditada.
No obstante, si bien la revista Nature la consideró una de las 10 personas más importantes de la ciencia en el año 2016, justo un año después de la demanda de Elsevier, considero que el ojo público no ha dimensionado aún el impacto sin precedentes de la mujer kazaja en el mundo de la ciencia del siglo XXI.
Las ideas de Elbakyan, expresadas en su portal web de Sci-Hub que está en constante cambio de dominio debido a las querellas legales, ella expresa la filosofía que subyace tras la creación de un coloso sin ánimos de lucro como lo es Sci-Hub; y es que, a pesar de que el gobierno estadounidense ha acusado a la científica kazaja de trabajar secretamente para el Kremlin (el equivalente a la Casa Blanca en Rusia y la otrora Unión Soviética) con funciones de ciberespionaje, lo cual ella ha negado categóricamente, su afinidad por la ideología marxista-leninista queda expuesta en el portal de Sci-Hub con tan solo acceder a la pestaña de: “About” (“sobre” en español), donde, junto a una imagen de Vladimir Lenin, tiene colgada la leyenda: “Sci-Hub es el proyecto más controversial en la ciencia moderna. La meta de Sci-Hub es proveer acceso gratuito y sin restricciones a todo el conocimiento científico.”
Quizá sea una coincidencia, o tal vez en el espíritu eslavo, el ideario comunista persiste, ya que es bien sabido entre los internautas, que Rusia es una suerte de edén de la piratería, donde la idea de que la información debe de ser gratuita y accesible para todo el mundo en internet parece imperar, y que la ofrecen al resto del mundo sin ningún ánimo de lucro.
Pero el pensamiento de Alexandra Elbakyan es mucho más complejo y profundo, y su vida no se reduce únicamente a su activismo político y social a través de Sci-Hub (lo que algunos medios han llamado hacktivism). Para notar esto, solo basta preguntarse, ¿cómo es que Elbakyan tuvo la idea de crear la controversial y, para muchos, imprescindible herramienta?
La historia la ha contado ella en numerosas entrevistas, que son de una naturaleza independiente, desde Zoom, por medios casi que caseros, como el mismo proyecto de Historia de la Ciencia, dado que la cobertura por parte de los grandes canales no ha sido amplia, ya podrán ustedes suponer por qué esto es así.
En resumidas cuentas, Alexandra era una estudiante de 22 años, que para titularse de sus estudios en Ciencias Computacionales en la Universidad de San Petersburgo, Rusia, necesitaba revisar bibliografía que no estaba disponible ni en físico en su alma máter, ni en repositorios digitales gratuitos, debía de pagar un promedio de 20-40 dólares nortamericanos para acceder a cada uno de las decenas de documentos que debía de revisar.
A sus 23 años desarrolló la solución, claro, no solo por ella, sino por, verdaderamente, la humanidad entera. No obstante, ¿cómo influyó esta creación en su pensamiento? Elbakyan ha referido en varias ocasiones que su interés respecto a las ciencias de la computación, se relaciona con la neurociencia y la filosofía, puesto que sus investigaciones son en neurociencias, y se encuentra actualmente estudiando filosofía. Claro está que sus conocimientos en informática fueron los que le proporcionaron las herramientas para crear Sci-Hub. No obstante, esto va mucho más allá, puesto que para ella, los seres humanos somos como una neurona, y la comunicación entre nosotros es la sinapsis, al momento de poner trabas en la comunicación, es como si se inutilizase la conexión entre dos neuronas, nublando la inteligencia de la especie humana.
Al contrario de otras mentes brillantes y activistas de los últimos tiempos, como el brillante matemático y terrorista, Ted Kaczynski, quien es un neoludista extremista (opositor de la tecnología de punta como redes sociales), Elbakyan considera que, el mundo debe de valerse más y más de las máquinas, los robots y, claro, los repositorios digitales. Recordemos que Alexandra, ante todo, es una científica, y más allá de su activismo social, su principal interés es la interface entre mente y máquina. En su texto principalmente infográfico, llamado “Consciencia en sistemas mixtos: Fundiendo mentes biológicas y artificiales a través de una interface cerebro-máquina” explica cómo, lo que podría ser considerado una suerte de tecnología “cyborg,” podría ser posible, y cómo esta tecnología, a su vez, podría no estar demasiado lejos de la realidad de nuestros días. Pero, ¿tú qué piensas? ¿Cuál crees que sea el impacto de Elbakyan en el mundo de la ciencia del siglo XXI? ¿Crees que la mente humana y la artificial puedan fundirse como ella lo propone? ¿Sería algo conveniente? ¡Déjalo en la caja de comentarios!