La filosofía de la historia y la hermenéutica filosófica son disciplinas que tienen su origen a partir de la obra de un autor del siglo XVII. Giambattista Vico fue un filósofo e historiador de las culturas antiguas que delimitó los cánones de lo que hoy conoceríamos como la filosofía de la historia y de la hermenéutica filosófica. Fiel al espíritu desertor de la filosofía predominante de su tiempo, Vico consideró que los principios de estas “ciencias” (la filosofía de la historia y la hermenéutica filosófica) debían de estar alejados, cuanto más fuese posible, de la forma tradicional de hacer investigación científica. Consideró el cartesianismo como desacertado por el mero y simple hecho de que las leyes heurísticas hermanadas del método cartesiano no son suficientes para alcanzar un conocimiento verdadero del objeto de estudio que le interesaba: la historia; es decir, no solo la mera narración de sucesos, sino la interpretación de la supuesta narrativa detrás de dichos hechos. Con su Ciencia Nueva, Vico pretendía no solo establecer una nueva ciencia departamentalizada y particular, sino de determinar los nuevos criterios epistemológicos que deberían de regir la forma de hacer ciencia, cuando menos, para el área humana y social que trataba de abordar.
Autores de renombre como Marx o Weber se vieron influenciados por lo que Vico se anticipaba siglos antes. Donde Marx se atrevía a interpretar la historia desde una metafísica de la lucha de clases, Vico ya había buscado, siglos antes, establecer la forma correcta de interpretar la realidad antigua desde el criterio de lo que se denominó como el factum humano, el principio de que lo que puede ser conocido efectiva y verdaderamente por el hombre, es todo aquello que de él mismo procede. La realidad concreta e inmediata del hombre, su realidad civil, le hacen poder desprender de ella misma toda ley e interpretación certera. Nos dice Ulises Toledo que: “Para Vico, la historia es un factum humano y, por lo tanto, el libre albedrío -cualidad humana- es un elemento esencial en la construcción histórica”. La construcción de la historia para Vico cuenta con dos elementos importantes: la heterogeneidad de los fines y el papel providencial de Dios. Con todo este andamiaje conceptual y metodológico, Vico vislumbra el papel real que el hombre tiene a la hora de reconstruir y construir la historia. Efectivamente, el hombre solo puede conocer aquello que él creó, y por tal, solo puede conocer verdaderamente eso, de modo que, según el pensamiento de Vico, no vale la pena extraer de la física y la naturaleza -cosas creadas por Dios- los principios que para el hombre son imposibles de conocer. De este modo, la filosofía de la historia y la hermenéutica viqueana parten del principio de que el hombre pone mano en la construcción histórica en la heterogeneidad de fines, la cual no es otra cosa más que el libre albedrío que posee providencialmente, y gracias a lo cual contribuye en la construcción del significado y destino histórico-divino; el hombre, así, no solo es partícipe, sino que es co-creador de la historia.
Según Daniel Elío-Calvo, “El historiador sería capaz de reconstruir en su mente el proceso por el que las cosas del pasado fueron humanamente creadas; así, habría una especie de armonía preestablecida entre la mente del historiador y el objeto que estudiaría.” De esta manera, tanto Elío-Calvo como Ulises Toledo, coinciden en que para Vico, el conocimiento histórico, sus principios, debieran estar todos ya contenidos a priori dentro de la mente del hombre. De esta forma, se deja a un lado el prejuicio de “la supuesta incertidumbre del mundo social como campo de estudio riguroso”, como menciona Ulises Toledo respecto al “exclusivismo” epistemológico que regía la época de Vico gracias al auge del cartesianismo.
Se puede decir que Vico no solo fue un protosociólogo, sino que con su Ciencia nueva y sus principios, puede ser considerado un verdadero historiador y sociólogo, una especia de fundador de las corrientes comprensivas de la sociología -puesto que influyó en algunos de sus más renombrados exponentes como Marx, Weber y Schultz-. La filosofía viqueana es un intento por establecer, pues, no solo una ciencia nueva a partir de principios ya preestablecidos, sino que es toda una epistemología renovada que pretende fundar nuevos principios, nuevas ciencias y nuevas formas de hacer ciencia, nuevas metodologías.