El folclore japonés está lleno de relatos fantásticos que mezclan lo místico y lo divino con los fenómenos de la naturaleza. No es para menos, pues todavía en la actualidad, podemos ver cómo la vida en Japón sigue desenvolviéndose alrededor de los más bellos paisajes naturales. Este contacto entre sus habitantes y su entorno rural se ve reflejado en sus leyendas y fábulas populares. El relato de “El cortador de bambú y la princesa de la luna” es un ejemplo de estas narraciones milenarias que dan cuenta de la comunión entre la naturaleza y los habitantes de Japón.
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Cuenta la leyenda que un pobre y anciano cortador de bambú se dedicaba diligentemente a su trabajo, cuando de pronto, en medio de un tallo de bambú, surgió repentinamente un resplandor incandescente. Asombrado ante tal fenómeno, el viejo cortador de bambú se acercó a ese tallo luminoso en el que, para la mayor de sus sorpresas, encontró una pequeña bebé que no medía más de 5 cm. Tomó cuidadosamente a este pequeño ser resplandeciente entre sus manos, pensando que era una bendición de los dioses. Al instante, comienzan a brotar oro y piedras preciosas del mismo tallo en el que se encontraba la pequeña. Decidido, se dispone a cuidar de ella como si se tratara de una encomienda divina.
Al llevarla con su esposa, observando cómo la niña crecía rápidamente, el cortador de bambú comienza a cambiar sus antiguos hábitos y con el oro encontrado decide construir una mansión para él, su esposa y su nueva hija. Pasado el tiempo, la niña va creciendo cada vez más y más, revelando una belleza sin igual. El cortador de bambú hace traer a un honorable monje para que bautice a su apreciada hija, a la cual nombran, Kaguya-hime, la princesa Luz de luna.
Llegada a la edad casadera, la princesa Kaguya es pretendida por un sinfín de hombres que quedan atónitos ante los relatos de su belleza. Su padre, el cortador de bambú, ya muy viejo y decidido a no dejar desamparada a su querida hija tras su ineludible muerte, arma un banquete de tres días para presentarla a la sociedad y asegurarla en matrimonio. Pero la princesa, desconsolada porque ninguno de los pretendientes tienen la mínima intención de realmente conocerla, los desafía a todos por medio de pruebas para demostrar el interés que tienen de unirse verdaderamente a ella. La historia narra el particular emprendimiento de cinco jóvenes que harán todo lo posible por demostrar el amor que le profesan a Kaguya-hime. Pero en sus infructuosos esfuerzos, cada uno de ellos terminará arruinando su propia vida y decepcionando aún más a la princesa, dejándola con un mayor desconsuelo al ver como ninguno de los hombres que la pretenden la aman genuinamente.
Ante tal desconsuelo, los lamentos de Kaguya llegan a oídos del emperador, así como los relatos de su incomparable belleza. Ante la noticia, con el fin de aliviar su tristeza, manda un mensaje con sus concubinas a la casa de la princesa proponiéndole formar parte de sus damas de honor. En su incredulidad, a causa de las constantes decepciones, la princesa Kaguya se niega ante tal proposición, lo cual provoca el asombro de todos, hasta el del propio emperador, ante dicha determinación. En un arreglo con el padre de la princesa, el emperador decide ir a visitarla para consolarla y aprovechar ver su belleza. Al estar delante de ella, la toma y la rodea entre sus brazos como gesto de amor, pero en un acto de rechazo, la princesa se desvanece y adopta una forma espectral para apartarse de él. Desilusionado, el emperador dispone el regreso a su palacio, no sin antes guardar dentro de su corazón el recuerdo del encuentro.
Después de toda esta serie de eventos decepcionantes, la princesa se sume en una melancolía que la lleva a llorar constantemente todas las noches. Al ver su descontrolado llanto, su padre, con la intención de consolarla y mostrarle tierno afecto, se acerca a preguntar qué le constriñe. Es entonces ahí cuando la princesa Kaguya se sincera con él y su madre, y les cuenta quien verdaderamente es: una princesa proveniente del resplandor de la luna que fue dejada aquí en la Tierra sin razón aparente, y que su actual pesar se debía a que sus sollozos, causados por su decepcionante experiencia mundana, fueron escuchados hasta la luna misma; en consecuencia, tendría hasta el 15 de agosto de ese año para seguir vagando por la Tierra. La tristeza de la princesa contagió a sus padres, quienes no querían que partiera de regreso a la luna.
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Llegado el día 15 del mes de agosto, el cortador de bambú, junto al emperador, el cual aún le profesaba un infinito amor a la princesa, se armaron con unos miles de hombres para resguardar la mansión en que aquella se encontraba. Con este plan trataron de impedir que la princesa Kaguya fuera tomada de regreso a la luna. Pero llegado el momento, de entre una nube que salía de la luna, bajaron unos seres celestiales a los cuales las flechas lanzadas por los miles de arqueros les atravesaban como si fueran neblina. Una vez que se posó la nube en tierra, los seres provenientes del cielo explicaron que la princesa había sido desterrada como penitencia de un crimen grave que había cometido, y que ya era momento de llevarla de vuelta al reino celestial. El cortador de bambú, con ánimo decidido, se opone tajantemente. Viendo su negativa, los seres del cielo tratan de disuadirlo ofreciéndole un elixir de vida, y ante la insistencia de los últimos, este termina por resignarse. No pudiendo resistirse, llenos de lágrimas, los padres de Kaguya se despidieron de la princesa. Pero antes de su partida, esta decidió escribirle una carta al emperador, quien le había mostrado un gran amor hasta el último momento de su estancia en la Tierra. La carta es recibida por su padre para que esta la entregara junto a una botella del elíxir. Después de esta larga despedida, la princesa Kaguya parte de vuelta a su reino junto a los seres divinos en dirección a la luna. Aquí es cuando la leyenda cuenta que el emperador, compungido, decide mandar, quemar la carta y el elixir en la que sería la montaña más alta de todo Japón, el monte Fuji. Se dice que la cima de tal monte, aún humeante, muestra el amor que una vez le profesó el emperador a Kaguya-hime.
Esta antigua leyenda japonesa ha sido adaptada por el famoso estudio cinematográfico Gibhil. En esta bella adaptación veremos el particular desarrollo de la vida de la princesa Kaguya y su experiencia en la Tierra.
Libro recomendado: Fábulas y leyendas de Japón de Yhei Theodora Ozaki.