Arthur Schopenhauer fue un filósofo del siglo XIX, nacido el 22 de febrero de 1788 en Polonia. Desde una edad temprana, demostró una gran fascinación por el estudio y la reflexión, lo que eventualmente lo llevó a establecerse como una de las figuras más conocidas en la filosofía europea.
Fue educado en universidades como Gotinga y Berlín, donde se inclinó por la filosofía kantiana hasta las tradiciones orientales como el budismo y el hinduismo. Todo este conocimiento se reflejaría más tarde en su propia obra, que fusionaba elementos de la filosofía occidental y oriental en un sistema de pensamiento único, auténtico y retador para otros pensadores.
El concepto central de Schopenhauer, la “voluntad”, es un tema muy recurrente en su obra. Para él, la voluntad era la fuerza impulsora detrás de todas nuestras acciones y deseos, él la definió como; “la esencia misma de la existencia humana”.
Este planteamiento, junto con una visión pesimista de la vida, sugiere que el deseo es la causa del sufrimiento humano y que la liberación de los deseos puede llevar a una forma de redención o alivio del sufrimiento. Lo que nos remonta a la filosofía estoica y sus bases que se fundamentan en liberarse de las pasiones para no depender de nada ni de nadie y así alcanzar la felicidad y la libertad.
Las contribuciones de Schopenhauer a la filosofía influyeron en generaciones posteriores de pensadores, incluidos Friedrich Nietzsche y Sigmund Freud, quienes tomaron conceptos y temas de su obra para desarrollar sus propias teorías.
El legado de Schopenhauer sigue siendo objeto de estudio y debate en la filosofía contemporánea, recordándonos la importancia de la reflexión y la búsqueda incansable de la verdad por medio del conocimiento humano.