El 26 de mayo serán dos semanas de que fue lanzado el tan esperado The Legend of Zelda Tears of the Kingdom. El juego en sí me ha dado muchísimo en qué pensar, tras unas pocas horas (30 o 40) he querido hacer esta reseña. Primero, no se dirá nada sobre la historia en sí, pero quizá algunas de las imágenes que se muestren puedan revelar localizaciones importantes. Procedan con cuidado.
Un inicio… muy lento
Justo al iniciar por primera vez el juego nos pondrá una cinemática en donde veremos a Zelda y Link bajando por unas ruinas debajo del Castillo de Hyrule (esto lo vemos desde el trailer así que no cuenta como spoilers). Cuando logremos tomar el control de Link tendremos que avanzar tranquilamente por las mismas, podemos apresurar el paso, pero eso implicaría perder ciertos diálogos con la princesa. Así que por lo pronto se siente muy lenta esta parte y en lo personal me daba la sensación de todavía estar jugando la precuela Breath of the Wild.
Tras ciertos acontecimientos despertaremos en un conjunto de islas en el cielo y empezará lo que podemos llamar como el tutorial del juego; todo esto será un paralelismo de la entrega anterior. La finalidad de estas islas será de mostrarnos el uso de las habilidades que irá adquiriendo Link en las mismas, además de darnos detalles que abundarán en el juego, como los guardianes y los artefactos Zonnan.
Las nuevas habilidades serán:
Ultramano
Combinación
Infiltración
Sin dar mayores detalles se conseguirá una más tras dialogar con cierto personaje. Cuando completemos todo esto podremos por fin regresar al Reino de Hyrule.
No solo es el cielo, también es el…
El subsuelo será el tercer mapa que tendremos que explorar y accederemos a este tras arrojarnos a unos agujeros enormes en la superficie. Aquí encontraremos nuevos enemigos, unos ya conocidos y trataremos de descifrar un misterio. Además, podremos adentrarnos a enormes minas abandonadas para conseguir Zonnanio y así aumentar las células energéticas que poseemos, logrando mayor tiempo en el uso de los artefactos que hagamos.
Una peculiaridad de esta área será que al recibir daño por parte de los enemigos que brillan en lo que parece ser malicia perderemos ese corazón, se verá ahora roto, y no podremos curarnos hasta que vayamos a una de las raíces que se encuentran aquí o nos de la luz del sol.
Nuevos santuarios
Estos ahora corresponderán a la tan ya mencionada raza de los Zonnan y serán los sustitutos de los santuarios Sheikah que en esencia tienen la misma funcionalidad de antes, completarlo y obtener un orbe que al juntar cuatro podremos ofrecerlos a la Diosa para recibir un recipiente de corazón o de resistencia. En mi opinión, estos nuevos santuarios se sienten ligeramente más complicados y algunos sí me entretuvieron bastante.
¿Y las mazmorras?
Son contados los juegos de The Legend of Zelda que he jugado, el primero fue precisamente Breath of the Wild así que para mí las mazmorras que pusieron a través de las bestias divinas no supusieron algún inconveniente, pero tras jugar Ocarina of time y Skyward Sword me di cuenta de qué me perdí. Pues bueno, ahora sí han regresado nota, la siguiente imagen representa potencial spoiler.
La libertad de jugar y crear
Las habilidades nuevas representan una forma totalmente nueva de jugar Zelda, ya que podemos hacer infinidades de combinaciones en cuanto armas, flechas, escudos con sus respectivas características especiales, sumado a eso las posibilidades de vehículos apoyados en las baterías y uniéndoles con la ultramano son impresionantes. Me encanta fabricar automóviles para avanzar más rápido, sí, ya sé que hay caballos, pero quiero aprovechar estas nuevas mecánicas.
Esta libertad para algunos también puede proponer serias dificultades, jugar este juego es raro… Sí tenemos, en lo personal, dos misiones principales que hay que hacer para avanzar en la historia; la primera involucra ir a las diferentes regiones, encontrarse con un personaje que ayudará, pasar la mazmorra y listo, liberar de un problema a la raza en turno. La segunda es recolectar las lágrimas de dragón visitando los geoglifos; imágenes que surgieron en la superficie y de las cuales no se sabe nada. En estos lugares obtendremos un recuerdo que irá relatando cierta perspectiva de la historia, muy a lo Breath of the Wild si me lo preguntan.
Ahora, ¿Cuál es el problema que comento? La respuesta es sencilla, hay tantas cosas por hacer, tantos lugares por visitar, explorar, tantos personajes con los que hablar que fijarse un pequeño objetivo como ir a un santuario que vimos a lo lejos puede desembocar en terminar explorando por horas el subsuelo o descubrir una nueva isla del cielo, encontrar cuevas o nuevos enemigos o tal vez solo estamos construyendo artefactos para ver qué sale de nuestra mente y todo esto nos hace perder el rumbo que teníamos fijado para finalmente darnos cuenta de que nuestra tarea de una hora se volvió una partida de seis o siete horas donde no logramos avanzar en lo absoluto.
Esta libertad, que no se me malentienda, es excelente y es lo más característico de un mundo abierto, pero sí es abrumadora.
Un problema que considerar
El juego está sumamente pulido, se nota que el retraso que sufrió la fecha de lanzamiento se decidió para pulir los apartados técnicos y esto es perceptible en las físicas que posee, las cuales son impresionantes, pero a pesar de esto el juego sí presenta bajones de FPS que no son tan densos aunque sí apreciables. Estas caídas las suelo ver cuando hago uso de la ultramano y hay muchos elementos en pantalla.
El juego en términos generales es increíble, no puedo decir que de principio a fin, ya que no lo he terminado, pero cada vez que lo juego logro encontrar algo nuevo que hacer, un nuevo espacio. La inmersión que propone es asombrosa y ciertamente dará muchísimas horas de juego. Para mí, totalmente mi opinión personal, se llevará el GotY de este año y aunque haya aún muchísimas cosas que decir y tal vez no baste una sola nota, se motiva al lector a que pruebe esta maravilla incluso si no sabe nada de la saga, es un viaje espectacular.