El trastorno de déficit de atención e hiperactividad (TDAH) es conocida como una afección crónica, que mayormente afecta a millones de niños y niñas, a los cuales, al no ser detectado a tiempo, puede continuar y llegar a afectar en la edad adulta; es por ello, que es de gran importancia monitorear constantemente a nuestros niños, tanto en casa como en la escuela, para detectar a tiempo y de esta forma tratarlo de inmediato.
El TDAH es una combinación de problemas persistentes que afecta a la persona, de tal forma que le es difícil concentrarse, es decir, se le dificulta centrar su atención constantemente en una sola cosa o en alguna actividad que esté realizando en el momento. Otro de los síntomas es la hiperactividad, manifestando que la persona no puede quedarse en un solo lugar por mucho tiempo, un ejemplo de esto puede verse en las aulas escolares de las primaras, donde es más común detectar este trastorno. Y finalmente, tenemos al comportamiento compulsivo, los cuales, son comportamientos o actos mentales repetitivos, que una persona realiza con urgencia para reducir la ansiedad que le provocan.
Ocasionalmente puede llegar a confundirse este trastorno, con el exceso de energía en el niño, ya que naturalmente los niños pequeños son más activos, por ello, tienden a tener energía aun y cuando ya los padres están totalmente agotados. Además, existen pequeños que por naturaleza tienen un nivel de energía más alto que otros. Nunca se debe decir que un niño tiene TDAH solo porque es diferente a sus amigos o hermanos.
Lo más recomendable, y si existe preocupación por parte de los padres, es llevarlo con un pediatra del desarrollo y el comportamiento, un psicólogo, un psiquiatra o un neurólogo pediátrico, para conocer si el menor padece este trastorno y así evitar un mal diagnóstico.
Por mucho tiempo, se han logrado hacer grandes investigaciones sobre de que otra forma puede afectar este trastorno a los niños que lo padecen, lo que nos llevó a saber que, algunas de las dificultades son la baja autoestima, las relaciones problemáticas, es decir, pueden llegar a tener problemas para relacionarse con otras personas, al igual que el bajo rendimiento escolar.
Se ha probado que, en ciertos casos, los síntomas van disminuyendo conforme la edad. Sin embargo, hay personas que nunca logran superar por completo sus síntomas. Pero se puede tener una rutina, para facilitar y mejorar su estilo de vida.
A este padecimiento se le considera más que un trastorno, ya que tiene dimensiones enormes y, mejor dicho, es denominado como un síndrome que alcanza una gran cantidad de facetas, como las mencionadas anteriormente; se tenía presente que es cuadro, predominaba más ampliamente en los niños que en las niñas, pero conforme pasaban los años, la teoría fue cambiando, y perdió total fuerza al ver que el síndrome prevalecía de la misma forma en ambos sexos. Asimismo, se consideraba tradicionalmente que este trastorno era exclusivamente en la etapa de la niñez y la adolescencia, lo cual es totalmente erróneo. El cuadro puede persistir en la edad adulta y sus manifestaciones más grandes, pueden verse en el ámbito familiar al igual que en el social; Y las dificultades para controlarlas suelen ocurrir a esta edad.
Muchos adultos con TDAH no saben que lo tienen, ya que en su niñez no les fue detectado y simplemente pasó desapercibido; en varias ocasiones se han visto manifestados en esta edad, ya que se muestra que la persona se le dificulta hacer las tareas cotidianas, que para cualquiera puede ser sencillo, pero para ello, es todo un reto.
Otras es concentrarse y establecer prioridades, lo que suele ocasionar que no cumpla con fechas límite o no asista a eventos o reuniones sociales. La incapacidad de controlar sus impulsos, pueden ocasionar un grado alto de impaciencia, tanto que el esperar en una fila o conducir con mucho tránsito, le generan cambios de humor repentinos y ataques de ira.
Al igual que en la etapa de la niñez, este trastorno puede ser confundido, como por ejemplo la ansiedad o los trastornos de ánimo, los cuales tienen síntomas parecidos al TDAH. Pero solo se puede diagnosticar cuando los síntomas son suficientemente graves como para causar problemas continuos en varias áreas de la vida, como lo es en el ámbito familiar, laboral, escolar o social.
No obstante, hay que recordar que, si cualquiera de los síntomas ya mencionados anteriormente interrumpe continuamente la vida, es mejor hablar directamente con el médico acerca de la posibilidad de padecer trastorno por déficit de atención e hiperactividad.
Diferentes tipos de profesionales de la atención médica pueden diagnosticar y supervisar el tratamiento del trastorno por déficit de atención e hiperactividad. Busca un profesional que esté capacitado y tenga experiencia en atender a adultos con trastorno por déficit de atención e hiperactividad.
BIBLIOGRAFÍA:
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