En 1910 fue Inaugurado un obelisco al General Manuel Ojinaga en su honor con motivo del Centenario de la Independencia de México, el cual está ubicado entre las calles Ocampo, Bolívar y calle 12a de la cuidad de Chihuahua.
Manuel Ojinaga Castañeda ( 1833- 1865) nació en la Hacienda de las Garzas, municipio de La Cruz, Chihuahua, el 8 de abril de 1833. Se graduó de Ingeniero en minas y ensayador en la ciudad de de México. De niño quedó huérfano de padre, quién murió a manos de los apaches habiendo quedado al cuidado de su madre que fue una mujer abnegada y virtuosa, la que con todos sus hijos volvió a radicarse en la Hacienda de Río Florido (Villa Coronado) de donde procedía la familia Ojinaga.
Desde sus primeros años fue muy buen hijo, de índole dócil y amable al ejemplo de su madre y el apoyo de su cuñado el Lic. Juan N. de Urquidi. Cursó su educación primaria en el Valle de Allende y después se traslado a la cuidad de Chihuahua, en donde obtuvo una plaza de escribiente en la Contaduría de Hacienda a fines de 1850, a la vez que trabajaba en labores indicadas, se dedicó a estudiar en el Instituto Científico y Literario, donde más tarde hizo viajes a la capital de la república y se inscribió como alumno en la Escuela de Minería.
En su honor una cuidad lleva su nombre al igual que un monumento adorna en el Paseo de la Reforma en la cuidad de México, por la férrea defensa de la patria que hizo durante la invasión francesa ocurrida en la segunda mitad del siglo XIX. De regreso a Chihuahua, se asentó en Hidalgo del Parral, donde formó la Sociedad Filantrópica y la Junta Patriótica de Parral, cuya finalidad era levantar el ánimo nacionalista ante la invasión francesa. “A las armas, hijos de Chihuahua, que nuestro último aliento sea para aclamar ¡viva la independencia nacional!, exclamó Ojinaga.
Cuando las tropas invasoras se acercaban a Chihuahua, Ojinaga se enlistó en el ejército y poco después fue nombrado jefe del Batallón Primero de Chihuahua y a él correspondió dirigir la primera batalla contra los franceses verificada en territorio chihuahuense. Una vez que se instaló en Chihuahua, el presidente Benito Juárez lo ascendió a General de Brigada y lo nombró gobernado del Estado. Estando en ese cargo, Ojinaga se desplazó a cuidad Guerrero para enfrentar a los franceses, pero la mayor parte de su tropa desertó.
En la madrugada del 2 de septiembre de 1865, tres soldados imperiales le salieron al paso y le pidieron que se rindiera. Lejos de aceptar, sacó su arma y dio muerte a tres de sus captores, pero pronto fue herido de bala y dos horas después, falleció. Sus últimas palabras fueron: “Todo se ha perdido; con mi muerte, la causa nacional va a sufrir bastante.”
El 21 de octubre de aquel año, Benito Juárez decretó que la villa de Presidio del Norte cambiase su nombre por el de Ojinaga, en honor aquel valiente general.