En las calles Av. Ocampo y Melchor Guaspe, en la capital del estado de Chihuahua, Carlos Espino, creó la obra dedicada a honrar la memoria del líder mexicano, revolucionario y agrarista: Emiliano Zapata.
Antes de iniciar el movimiento revolucionario, el Gral. Zapata ya luchaba contra las injusticias en el campo y el reparto agrario. En 1910, con al grito de “Tierra y Libertad” se incorporó a la lucha encabezada por Francisco I. Madero.
Emiliano Zapata nació en Anenecuilco, Morelos, México el 8 de agosto de 1879. Era un mestizo, mezcla de indio náhuatl y español. Sus padres fueron los campesinos Gabriel Zapata y Cleofás Salazar. Sus primeros estudios, los realizó con el profesor Emilio Vera, un viejo soldado de Benito Juárez. En su juventud trabajó como labrador y arriero. En su pueblo destacó defendiendo a los campesinos frente a los diversos abusos de los hacendados.
El 11 de marzo de 1911, en Morelos, Emiliano Zapata se levanta en armas contra la dictadura de Porfirio Díaz, apoyando a Francisco Madero que había convocado a una rebelión nacional. Posteriormente, el 25 de mayo, lanzó el Plan de Ayala donde exigió distribuir las tierras de los grandes hacendados a los campesinos.
En 1914, en la Convención de Aguascalientes, Zapata se unió con Pancho Villa y poco después tomó la ciudad de México, pero las fuerzas de Venustiano Carranza lo obligaron a regresar a Morelos, donde instaló un gobierno que implantó algunas reformas agraristas.
En Morelos se mantuvo rebelde, hasta que en 1919 el coronel carrancista Jesús Guajardo, le hizo creer que se uniría a su causa, y lo invitó a reunirse en la hacienda de Chinameca. El 10 de abril de 1919 tras nueve años de lucha armada, Emiliano Zapata fue emboscado y asesinado por tropas del Ejército Mexicano.