La devoción es algo que genera en las personas sensaciones y efectos que en ocasiones parecen inexplicables e increíbles. Vale la pena divagar, como en ocasiones la fe lleva a personas a lugares en donde con la pura razón no se puede llegar. A través de la historia se ha formulado el debate de que los temas de fe son cosas que no tienen sentido y, a su vez, se ha argumentado que la fe y la razón se entrelazan entre sí. Aquí daremos un pequeño vistazo a opiniones que han dado personas profesas sobre el asunto, en donde tratan particularmente los textos bíblicos como base.
Agustín, por ejemplo, sostuvo que era suficiente la autoridad de las escrituras porque estas estaban inspiradas por Dios, pero añadiendo que esta autoridad y razón cooperaban entre sí para llevar a una persona a la fe. La autoridad exige creer y prepara al hombre para la razón, y la razón a su vez conduce a la comprensión y al conocimiento. Pero al mismo tiempo la razón no está completamente ausente de la autoridad, ya que uno tiene que considerar a quien creer, y la autoridad más alta pertenece a la verdad claramente conocida; es decir, la verdad, cuando se la conoce claramente, tiene el mayor derecho a la autoridad porque exige nuestro asentimiento.
Por otro lado, Tomás de Aquino intenta probar, en sus 3 primeros volúmenes de Summa Contra los Gentiles, las verdades de la razón como: la existencia y naturaleza de Dios, las órdenes de la creación, la naturaleza y el fin del hombre, y demás. Y cuando llega a su cuarto volumen, él maneja temas como: La Trinidad, la encarnación, los sacramentos y las últimas cosas. Es aquí donde cambia su método de acercamiento. Él declara que estas cosas deben ser aprobadas por la autoridad de la Sagrada Escritura, y no por la razón natural.
Más delante, en la época de la Ilustración, John Locke sostuvo que la creencia religiosa debería tener una base probatoria y que, cuando tal fundamento está ausente, la creencia religiosa es injustificada, así que trató de proporcionar una base de evidencia.
Henry Dodwell argumentaba que los asuntos de fe religiosa se encuentran fuera de la determinación de la razón y que la única manera de llegar a la fe era a través de la obra interna de Dios por medio del trabajo del Espíritu Santo.
En la época contemporánea, Karl Barth y Rudolf Bultmann sostuvieron que la fe llegaba por el autoritarismo, y no se podía llegar a esta por medio de la razón humana.
Wolfhart Pannenberg manifestó que la revelación debe ser entendida exclusivamente en términos de los actos de Dios en la historia, no como una palabra que se autentica a sí misma.
Y Alvin Plantinga sostiene que la creencia en Dios y en las doctrinas centrales del cristianismo es a la vez racional y garantizada por completo, aparte de cualquier fundamento probatorio para la creencia. Sostiene que la creencia en Dios es una creencia propiamente básica que se basa en la experiencia, como otras creencias que no son demostrables, pero que son racionales de aceptar.
Creo que existen paralelos en las visiones de Agustín, Tomás de Aquino y Alvin Plantinga con la mía. Por un lado, creo que la fe y la razón son compatibles y complementarias y que la fe te permite cruzar la línea para que la razón sea aún más clara y, a la vez, la razón te confirme y refuerce intelectualmente lo que con la mente y el corazón ha pensado.
A su vez, también veo la creencia en Dios en algo totalmente racional y normal, que cualquier persona, independientemente de los argumentos y pruebas, puede llegar a conocer la misma manera en que llegamos a experimentar y conocer otras creencias.
Referencias:
Craig, William Lane. Fe Razonable. Salem Oregón, Estados Unidos: Kerigma, 2018. Libro.