Artista por herencia familiar, educadora fiel de los valores y poeta de la bondad humana; Fiorella Linda Gutiérrez Lupinta es una mujer alegre y cariñosa con todos a su alrededor. Sus estudios abarcan diversas ramas del conocimiento en pro de la sociedad. Sus trabajos son su compromiso para mejorar la vida. Ella ejemplifica el esfuerzo y voluntad de seguir sus sueños a través de la palabra en poemas, obras de teatro, columnas y canciones.
Publicó su primer libro en homenaje a su abuela, una promesa que cumplió en julio de 2018 con “Los caminos de Florencia”. Le fue otorgado el Premio Mundial a la Excelencia Literaria en febrero de 2020, un logro que reconoce su aporte a la literatura de Perú y el mundo. Su próxima novela está en curso para 2021. El arte es su pasión, y su pasión es su trabajo.
Fiorella nació en Lima, Perú. Orgullosa de sus raíces en la provincia de Huancayo y la relación de su familia con el arte. Desde niña sus padres y abuelos la invitaron a participar en la música. Fuera cantando o actuando en obras de teatro, tuvo una infancia divertida que la dirigió hacia las artes. Vio tras bambalinas todo lo que se necesita para desarrollar cualquier arte.
Siempre viendo con claridad, aprovecha su influencia para transmitir mensajes de amor, respeto y responsabilidad, ya que los jóvenes son el futuro. Por eso también los aconseja a seguir sus sueños, prepararse y ensayar para lograr lo que uno se propone. Así como destaca la variedad de colores y el papel que interpretan, Fiorella toma en cuenta las pinturas clásicas de Leonardo da Vinci como meta. Se cautiva e inspira con las grandes obras, que luego replica con su propia personalidad.
Estudios variados
Fiorella admite que se retiró al tercer año de la carrera de Ingeniería en Acuicultura (estudio de las especies hidrobiológicas) por no poder hacer los dibujos técnicos, “engorroso” e irónico, pues ella disfruta el dibujo y la pintura, sin usar una regla T. En ese momento, Fiorella decide estudiar Terapia de Lenguaje.
Sin embargo, cuando su abuela enfermó de diabetes, dos años de estudio en Enfermería Técnica para cuidar de ella son otra prueba del amor que le tenía. Recuerda la atención que le daba para moverla, los medicamentos que le administraba para mitigar los dolores y las noches en que no podía dormir. Mamá Pencha —como le decía a su abuela— se rio cuando Fiorella comentó que le dedicaría un libro con su nombre, pero le respondió: “cúmplelo”. Esa fue una promesa que ha sido el impulso para hacer realidad todos sus sueños.
El dilema
Ya con un trabajo bien remunerado, sin carencias materiales y sin hambre, no le faltaba nada, pero se sentía vacía. Cantar, escribir, pintar y actuar fueron las actividades que ignoró por un año en el trabajo, hasta que se dio cuenta que eso le faltaba: el arte.
Para solventarse, comenzó a dar terapias de lenguaje a domicilio. Así financió la publicación de su libro “Los caminos de Florencia”.
Sin pensárselo dos veces, renunciaría a las comodidades de un trabajo formal —buen sueldo, ropa, zapatos, collares—, sin arrepentimientos, e incluso “lo habría hecho mucho antes”. Cuenta que se sentía incompleta sin practicar las artes. Concluye en que no podía reemplazar lo artístico con lo material.
La vida de artista
Su música
Confiesa que tenía una especie de pánico escénico, una timidez repentina que le impedía cantar pese a bastantes años sobre los escenarios. A los 16 años, comienza a enfrentar ese miedo y a conformar bandas en inglés y español de rock. Cuando entró a la Universidad Nacional Federico Villareal a estudiar Terapia de Lenguaje se tomó un descanso de la música. Hasta que concluyó su carrera, reintegró su banda 12 Universos, en la que es la vocalista e interpreta covers y tributos de rock de las décadas de 1980 y 1990. También tiene algunas composiciones que espera lanzar próximamente.
La magia de la literatura
Tras investigar la biografía del escritor peruano Abraham Valdelomar, su poema El hermano ausente en la cena pascual le fascinó por la nostalgia y melancolía que evoca. “Escribir es hacer magia”, porque a través de las letras se experimenta una magia increíble.
Desde ese entonces, empezó a escribir frases en pequeños papeles que atiborraban su mochila, sin hacer promoción de ellas. Luego escribía “consejos amorosos” para sus amigas enamoradas y después comenzó a escribir poemas.
Aunque la literatura en casa consistía de libros sobre ciencia —como psicología, medicina, anatomía, geometría y filosofía—, usó algunos de esos conceptos en sus poemas para enriquecerlos.
“Realzar a otras personas”
Ayudar y aconsejar a los demás los anima para que salgan adelante de las difíciles situaciones que viven, y ver que superaron esos obstáculos pasado algún tiempo es reconfortante, dice. La terapia de lenguaje con que Fiorella asiste a niños y adolescentes les brinda el toque humano y motiva a sus pacientes a desarrollar una comunicación efectiva.
El arte siempre le había llamado la atención. Su padre es bien conocido en Perú por los medios y viajaba a otros países constantemente. Con la mentalidad de hacer las cosas por sí misma, pese a que estaba oculta, Fiorella prefirió darse a conocer con su propio esfuerzo. Quiso independizarse del reconocimiento que su padre tenía y publicitarse en medios de diferentes países —razón por la que El Humanista realizó esta entrevista.
Una promesa cumplida
“Los caminos de Florencia”, libro que homenajea y cumple la promesa hecha a su abuela, tiene 39 poemas con temas muy variados: el maltrato a la mujer, sobre la vida y la muerte, sobre “no sentirnos muertos”, sobre “perseguir tus sueños”. Su lectura recordará a autores como Saúl Ibargoyen, Julio Cortázar, Gustavo Adolfo Bécquer, Virginia Woolf, Rubén Darío, a quienes Fiorella tiene como maestros, pero desea escribir algo propio, real y sincero; “quiero ser yo, cuidando mi identidad y esencia”.
Es un llamado a conocer los caminos que recorremos en la vida. No todo es alegría y felicidad, también hay melancolía y tristeza. Trata temas sociales —como el maltrato a la mujer en “Piedad”—, la reflexión sobre el concepto de la muerte y el valor de la vida. Es poesía que invita a la filosofía y estrecha los lazos familiares.
No sólo es un libro, es un poemario interesante para todas las edades. “Te lleva por los caminos de la vida”.
¿Cómo conseguirlo?
“Los caminos de Florencia” está disponible como libro digital, una versión en PDF con una portada nueva firmado por Fiorella. Puedes solicitarlo por WhatsApp al número +51 936 549 171 o correo electrónico a la dirección fiorella2428@gmail.com.
Actualmente, Fiorella está escribiendo una novela —que espera publicar el próximo año— que trata sobre “la vida en el mundo de la muerte”, la cual está basada única y exclusivamente en sus sueños. Asegura es una novela que no tiene semejantes por su originalidad.
Su legado
Considera el “Premio Mundial a la Excelencia Literaria” —que recibió en febrero de este año— tanto como un logro y un ejemplo de inspiración para otros artistas. Este triunfo y cualquier premio, por más pequeño que sea, es un logro al esfuerzo, tomando en cuenta los retos que supone el machismo y el trabajo de hacer todo con sus propios medios.
A pesar de tener un padre artista, nunca se presentó a sí misma como su hija para aprovecharse de su reconocimiento. Siempre buscó su independencia artística, abriéndose su camino. Eso le costó mucho en sus inicios. Todos los rechazos los convirtió en filtros que la dirigieron a donde está ahora. Un viaje “difícil, pero bonito” que le permitió visitar colegios y auditorios en distintas provincias de Perú.
“Si te esfuerzas, lo puedes conseguir”
Espera que su obra se divulgue con el tiempo y, cuando tenga más seguidores, recordar que tiene una voz influyente; no para ser idolatrada y famosa, sino aportar al mundo su arte y transmitir buenos mensajes. Usar la fama como plataforma para ayudar. Dejar un legado que beneficie cultural e intelectualmente a la sociedad.
El valor de la educación
“Hay que saber utilizar las redes sociales (como Zoom, Facebook, Instagram) para poder mejorar la humanidad”. Reconoce que no todo el tiempo es para educar y la gente quiere algo de diversión, pero hay que promocionar la buena información. Los niños son altamente influenciables y depende de los adultos dar el ejemplo. Por eso se debe “contribuir a difundir lo bueno”.
Tanto acceso a las redes sociales y a la información que presentan los medios facilita que casi todas las personas puedan comunicar ideas erróneas —como el racismo, la homofobia— y en lugar de respetar y discutir la forma de pensar de otros, insultan y condicionan al ambiente social a replicar ese tipo de conceptos.
La gente de Huancayo inculca el amor y el respeto a las niñas y niños para “jamás ofender a otra persona sin importar las circunstancias, porque eso dice mucho de ti. Lo que tú eres como persona está ligado con lo que haces”. El compromiso (de un matrimonio, por ejemplo) también se aprecia junto a la solidaridad que se tiene con los demás; todos esos valores conforman la disciplina que calibra y afianza la brújula moral con que Fiorella se guía en la vida.
En medio de la pandemia
Con una vida social movida gracias a las terapias de lenguaje que imparte, las actividades culturales en que participa y visitas a sus amigos, Fiorella vio frustrada su vida por la pandemia de la COVID-19 —el Ministerio de Salud de Perú reporta 333 867 casos confirmados, 223 261 pacientes dados de alta y 12 229 fallecidos al 14 de julio.
Sin embargo, supo adecuarse y adaptarse a la situación. Evaluó su forma de manejarse para actuar de manera coherente e inteligente respecto a lo que está sucediendo. Entonces contactó a sus amigos y allegados para ayudar a promocionar el libro.
Además, con la intención de contribuir con su granito de arena, Fiorella empezó a involucrarse en distintos medios periodísticos, escribiendo columnas de opinión sobre temas sociales, el virus, el Ministerio de Cultura, otros artistas. “La voz del pueblo” es un espacio que dedica para expresar y exigir al gobierno. Opina que todos los hospitales deben ser gratuitos, dar apoyos económicos y reformar las leyes que perjudican al pueblo, pues “uno puede resolver los problemas con inteligencia”.
El gobierno debe ayudar a las personas vulnerables a conseguir empleos dignos y calidad de vida, integrarlas a la sociedad para que haya un verdadero cambio.
Quiere construir una mejor comunidad, pero su costo es la deshumanización: se nos olvidan el amor, los modales, el respeto, el compromiso, la fidelidad. Se está construyendo un mundo superficial e hipócrita con bases sucias y rotas. Preocupa que la juventud herede todo eso, sin haber hecho un cambio sustancial en la sociedad.
De Fiorella para el público:
Agradece el espacio que El Humanista hizo para platicar, saluda a sus amigos en Chihuahua y México y, cuando pase la pandemia, pueda visitar a este medio. A las y los lectores: “crean y cumplan sus sueños” e invita a conseguir una copia de “Los caminos de Florencia”.