Lamentablemente, no contamos con mucha información sobre Ptolomeo en fuentes externas; la principal fuente sobre su vida y obra es El Tetrabiblos, texto que ha influido profundamente en la astrología hasta nuestros días. Ptolomeo destacó en la teoría matemática de la música griega, en las estructuras musicales y en el estudio de los cuerpos celestes, aunque su obra más influyente es el tratado sistemático matemático conocido como Almagesto. Este trabajo ha sido crucial para la humanidad, al representar una convergencia entre la astronomía matemática griega y la ciencia moderna.
Gracias a su labor, Ptolomeo es considerado uno de los científicos más influyentes. Aunque, con el tiempo, la ciencia y la filosofía tomaron caminos divergentes —el humanismo y el método científico—, su obra ayudó a consolidar las bases de la ciencia moderna. Para este desarrollo, fueron esenciales algunos principios:
- La independencia de la ciencia respecto a la filosofía.
- La importancia de la observación por encima de la razón abstracta.
- La formulación de leyes científicas.
- La búsqueda de la objetividad.
Ptolomeo fue fuertemente influenciado por Aristóteles, como se observa en su física, matemáticas y astronomía, especialmente en El Almagesto, donde defiende, entre otros conceptos, la inmovilidad de la Tierra. Sin embargo, también existen estudios que sugieren la influencia del estoicismo en su obra cosmológica. Esta discusión sobre las influencias en Ptolomeo ha sido objeto de debate, pues algunos ven en su obra ecos del pensamiento de Pitágoras y Platón, como en la “hipótesis sobre el alma como impulsora de los planetas” y el “movimiento circular y uniforme”. También hay quienes afirman que no fue influido por ningún filósofo en particular, sino por la escuela alejandrina, o que desarrolló su enfoque de manera independiente como un científico práctico.
Lo que es indiscutible es la trascendencia de El Almagesto, un texto comparable en importancia a De revolutionibus de Copérnico o Principia de Newton. En él, Ptolomeo presenta de manera matemática fenómenos naturales y astronómicos, por lo que es un libro científico fundamental.
Ptolomeo divide la filosofía en dos áreas:
- La teoría, que se adquiere a través del estudio.
- La práctica, que requiere ensayo repetido hasta su perfección.
Los expertos en Aristóteles consideran que esta división recuerda a la clasificación de Aristóteles en teórica, práctica y poética. En cuanto a la teoría, Ptolomeo la divide en física, matemáticas y teología. Para Aristóteles, los seres vivos están compuestos de materia, estudiada por la física; forma, analizada a través de las matemáticas, y movimiento, otorgado por el Moviente Eterno, que todo lo mueve sin ser movido. Esta estructura permite a cada ciencia abordar un aspecto crucial de la realidad.
Muchos autores encuentran una influencia aristotélica innegable en Ptolomeo, hasta el punto de que algunos afirman que El Almagesto se basa en el Libro IV de la Metafísica de Aristóteles. Ptolomeo también menciona una “causa incausable” o “primer motor”, un concepto que se remonta al Libro VIII de la Física de Aristóteles y que Ptolomeo identifica con Dios.
Para cuestiones complejas como el movimiento, las figuras, las cantidades y el tiempo, Ptolomeo recurre a las matemáticas, ciencia que consideraba esencial para el conocimiento verdadero y base de las demás ciencias. Aunque esta visión se aleja del pensamiento aristotélico, compartía con los pitagóricos la creencia de que las matemáticas representaban una verdad absoluta.
Ptolomeo desarrolló un pensamiento propio basado en filósofos griegos, destacando Aristóteles, cuya influencia es notable en sus escritos. En resumen, Ptolomeo divide su filosofía en teoría y práctica; la teoría comprende teología, matemáticas y física, siendo las matemáticas el pilar del conocimiento exacto. Las matemáticas, según Ptolomeo, también impactan el comportamiento humano, promoviendo el orden que conduce a la bondad y la belleza, así como a la ética y la estética.
Aspectos de la influencia aristotélica en Ptolomeo
Un aspecto clave de la influencia de Aristóteles en Ptolomeo es la cosmología. Al igual que Aristóteles, Ptolomeo sostenía que la Tierra era inmóvil y que los planetas, el Sol y la Luna giraban a su alrededor, una idea sustentada en observación, central en la física aristotélica. También, Ptolomeo retoma la idea de “destino divino e irreversible” para los fenómenos celestes y de “destino natural y variable” para los sublunares.
La división de la filosofía en teoría y práctica también refleja el esquema aristotélico, que Aristóteles subdividió en teoría, práctica y poética. En el Libro VIII de la Física, Aristóteles describe al “Primer Motor” o “Moviente” como el causante del movimiento, un concepto que Ptolomeo también emplea, atribuyendo este rol a Dios.
En La Metafísica de Aristóteles, el concepto de movimiento es similar al de Ptolomeo en su propia física. La bondad, la belleza, la ética y la estética también podrían reflejar una influencia aristotélica, dado que Ptolomeo atribuye a las matemáticas un papel central en la búsqueda de la perfección humana, en relación con la astronomía y el orden del cosmos.
Finalmente, la obra de Ptolomeo representa una síntesis poderosa entre filosofía y ciencia, en la que convergen influencias de Aristóteles y otros filósofos griegos, así como su propia visión matemática y astronómica. A través de El Almagesto y otros escritos, Ptolomeo establece las matemáticas como la base fundamental del conocimiento exacto, aplicable tanto a la observación de los cuerpos celestes como a la comprensión de principios éticos y estéticos. Su legado perdura no solo como un puente entre la astronomía antigua y la moderna, sino como un ejemplo de cómo la observación, el rigor matemático y la filosofía pueden integrarse en una visión coherente del universo. Su filosofía y ciencia, al situar a las matemáticas en el centro de todas las ciencias, nos recuerda el valor de un enfoque sistemático para alcanzar una comprensión profunda y ordenada del cosmos y de la vida humana.
Referencia
Mínguez, Carlos. “El prefacio al Almagesto de Ptolomeo.” La filosofía de los científicos, 1995: pp. 17-35. http://hdl.handle.net/11441/27298