Comenzamos este escrito con un autor que es de gran valor, no solo para la filosofía sino para la historia en general. Karl Löwith, judío, en una época de persecución (como muchas veces a lo largo de la historia) en un país que es cuna de grandes pensadores, alumno de Heidegger y de Husserl y, por si fuera poco, de pensamiento nihilista, de esta manera, suena interesante conocer el pensamiento de un judío alemán nihilista.
Lo primero que quiero resaltar es, la condición espiritual de Europa justo antes de la guerra, la cual Löwith parece establecer que es precaria, o en su defecto nula; el europeo estaba deslumbrado por el supuesto progreso de la ciencia y eso lo aleja de la espiritualidad “La crítica se dirige, en consecuencia, a la falta de fundamento espiritual del mundo civilizado.” (Alcoriza, p. 4). De esta manera resulta impactante cuestionarse: ¿Acaso influyó la falta de espiritualidad en Europa para provocar una guerra de ese calibre? Y al decir espiritualidad, no me refiero a religión, puesto que la religión en Europa se ha mantenido estable y aun esta ha sido la causante de peores atrocidades a lo largo de la historia, pero parece que existe una diferencia en religiosidad y espiritualidad.
Por otro lado, se puede notar un “vacío”, o al menos es algo que Löwith puede destacar, este vacío en el ser humano no es posible llenarlo con el progreso ni con la secularización, ni con la ciencia “Para Löwith, la fe en el progreso ha de ser un concepto vacío de contenido para el espíritu humano en un mundo secularizado y, en algún caso, de consecuencias contrarias a las previstas” (Alcoriza, p. 5) ¿será acaso esta fe al progreso lo que llevó a Europa a la decadencia moral y será esta misma fe lo que impulsó los estatutos del gobierno nacionalsocialista?

Continuando con el tema del cristianismo, este ha recibido una fuerte reprensión, no solo por parte de Nietzsche sino desde Celso, aunque en lo personal estoy un tanto más de acuerdo con Nietzsche que con Celso, me parece que este último no tiene los argumentos necesarios para justificar su ataque, pero, por otro lado, Nietzsche, justifica la gran mayoría de sus embestidas, puesto que la decadencia moral en el cuerpo sacerdotal y los cánones “anticristianos” de la Iglesia son sumamente claros e indiscutibles, así que las evidencias nos muestran una falta de espiritualidad, por lo tanto, el pensamiento anticristiano y el mal utilizado concepto “antisemita” forjado por los años fue decisivo para moldear la mente de pensadores, quien hastiados del control de las masas optaban por depositar su fe en el progreso y en la ciencia, de esa manera se promovió una visión científica y humana por sobre la religión. Ahora bien, por un lado, vemos que en Europa mantenían su religión universal y que ésta, aun cuando es llevada de manera correcta cae en irregularidades y solo se muestra que muchas veces el religioso actúa como “ateo” o pagano y, por otro lado, existe la falta de espiritualidad, la cual lleva al hombre a un vacío y depositar su fe en el progreso, la ciencia, el humanismo y el individualismo, pero al final el ser humano también se pierde, entonces tanto el ateo como el religioso caen en los mismos hechos de los cuales se acusan unos a otros, por tanto, ¿de qué manera puede el hombre acercarse a Dios sin caer en religiosidad y que tanto se puede alejar de la religión sin perder su espiritualidad?
El hombre como el centro de su propia historia, hace a un lado a la teología y la dependencia a Dios la cual tuvo por varios siglos, se aparta también de la escatología redentora, aunado a esto, la historia deja de tener el fin deseado, ahora es el hombre quien busca ser lo más importante dentro de su propia historia, se busca introducir a la historia dentro de la filosofía con el mismo nivel que cualquier ciencia. Ahora es posible esta unión de la historia a la filosofía y esto es por “la razón”
¿Cómo es que la fe al progreso tenga como consecuencia el vacío del ser humano, será acaso que para que el hombre esté completo necesita saciar más su parte espiritual que el material?
¿De qué manera logró influir la obra redentora de Jesús, no solo en San Agustín sino también en Hegel? Ambos centralizaron sus filosofías en la obra de del hijo del hombre. En ambos personajes se establece el centralizar el cristianismo dentro de la filosofía y no solo eso, también establecen a Jesús como el centro de la historia.
Ahora bien, no solo para estos dos filósofos es importante la teología dentro de la filosofía, sino también para Walter Benjamin; de hecho, para este último la teología juega un papel importante dentro de su filosofía, pero algo que resalta es la felicidad, así que. ¿De qué manera, Walter mira la redención de Jesús que es capaz de decir que esta es la base para la felicidad, sobre qué argumentos filosóficos puede basarse este razonamiento?
¿Será tal vez que el hecho radica en convertir a la teología en una historia laica? Esto me lleva a pensar en lo que Nietzsche pensaba sobre Jesús en la cruz: “Esta muerte no era en sí la causa principal… fue solo un signo más de cómo hay que conducirse frente a la superioridad y a las leyes del mundo: no defenderse… En eso estaba el ejemplo.” (Nietzsche, p. 71) ¿Será acaso que para estos dos pensadores la crucifixión es más un acto humano que refleja a un hombre (Jesús) muriendo no por los pecados, sino para dar un ejemplo de cómo hay que vivir en amor por el ser humano? El hecho de que Nietzsche pueda observar en Jesús a un revolucionario, que se enfrentó al sistema religioso y político de su época, sin buscar su salvación propia, sino morir, me lleva a pensar en la teología laica de Benjamín, que al menos yo, así la entiendo, pero no comparto.
En definitiva, el análisis de Karl Löwith sobre la espiritualidad en Europa antes de la guerra, sumado a la influencia del progreso y la secularización, nos lleva a una profunda reflexión sobre el papel de la religión y la filosofía en la construcción del pensamiento humano. La aparente contradicción entre la religión establecida y la falta de una verdadera espiritualidad refleja un vacío que ni la ciencia ni el humanismo lograron llenar completamente.
A lo largo de la historia, filósofos como San Agustín, Hegel y Walter Benjamin han intentado articular una relación entre la teología y la filosofía, viendo en la figura de Jesús un eje central de redención y sentido. Sin embargo, perspectivas como la de Nietzsche invitan a cuestionar si esta centralidad responde a una verdad trascendental o a una reinterpretación histórica y humanista del sacrificio de Cristo.
Así, nos enfrentamos a una cuestión fundamental: ¿es posible para el ser humano alcanzar una espiritualidad genuina sin caer en la religiosidad institucionalizada? Y, si la historia y la filosofía han intentado dar respuestas a la condición humana, ¿hasta qué punto la teología puede ser desligada de su dimensión trascendental sin perder su esencia? Estas preguntas siguen abiertas, y su exploración sigue siendo esencial para comprender el sentido último de nuestra existencia.
Bibliografía
Alcoriza, Javier. Karl Löwith: filosofía e historia. Res Pública, 1999. https://virtual4.uach.mx/mod/resource/view.php?id=10282.
Castilla, Francisco. «Walter Benjamin: Una filosofía de la historia entre la política y la religión.» ANUARIO DE FILOSOFIA DEL DERECHO VIII (1991): 453-471. https://virtual4.uach.mx/pluginfile.php/14316/mod_resource/content/2/1.5.1%20Walter%20Benjamin%20Una%20filosof%C3%ADa%20de%20la%20historia.pdf.
Nietzsche, Friedrich. La Voluntad de poder. Madrid, España: Editorial EDAF, S.A., 2006.