El Timeo es, sin duda, el “Génesis” de Platón, donde se describe cómo los elementos dieron forma al cosmos y a los seres vivos. En este diálogo, participan cuatro personajes: Sócrates, Critias, Timeo y Hermócrates. Sin embargo, la mayor parte de la conversación ocurre entre Sócrates y Timeo (quien, cabe destacar, era de la escuela pitagórica).
El diálogo comienza con un resumen de la organización del Estado, que Sócrates describe como el más perfecto posible, explicando cómo debe estar compuesto y cuáles son sus características. Se discuten temas como la educación, las familias, los hijos, y el papel de las mujeres en relación con los hombres. En esta sección, escuchamos a Critias narrar una historia que su bisabuelo Dropides le contaba, y que su abuelo repetía a Critias. La historia relata cómo Solón, uno de los siete sabios, visitó Egipto y, gracias a esta visita, adquirió un profundo entendimiento sobre muchas cosas.
Posteriormente, se menciona la famosa historia de la Atlántida, donde se relata que Atenas libró una batalla épica contra los atlantes, quienes invadieron Europa y Asia. El ejército de la Atlántida provenía de una isla en el océano Atlántico, descrita como más grande que Libia y Asia juntas. Este gran imperio tenía bajo su control a muchos países e islas. El encargado de dirigir al ejército ateniense en la batalla fue el propio Solón. Finalmente, se nos cuenta que un terremoto hundió la isla de la Atlántida, eliminando cualquier rastro de su existencia y cultura.
Todos estos diálogos preparan el terreno para que Timeo hable sobre la formación del universo y del hombre. Al abordar esta cuestión, Timeo plantea una pregunta clave: “¿Quién es el autor y padre de este universo?” (Timeo, p. 36). Esta pregunta requiere una respuesta extensa, ya que es compleja y debe sustentarse de manera lógica y razonada. Timeo también se pregunta bajo qué modelo fue creado el universo, considerando que, para Platón, existe un mundo de las ideas, que es perfecto, y luego el mundo físico, que es solo una copia imperfecta del primero.
Timeo se refiere al creador del universo como “El Ordenador”, a quien también describe como “bueno”. Según Timeo, todo lo que El Ordenador crea debe ser bueno, porque él mismo es bueno. Este planteamiento es similar al concepto judío que menciona Moisés en el Génesis bíblico, siglos antes de Platón (alrededor de los años 1446-1406 a.C.), donde se dice: “Y vio Dios todo lo que había hecho, y era bueno en gran manera” (Génesis 1:31). Timeo comparte esta idea, afirmando que “un ser bueno no puede hacer nada que no sea excelente” (Timeo, p. 38).
Para Timeo, el Supremo Ordenador formó el mundo utilizando cuatro elementos:
- Aire
- Agua
- Fuego
- Tierra
Con esta mezcla de elementos, según Timeo, se origina todo el mundo visible.
Timeo también describe a los habitantes del universo en cuatro razas:
- La raza celestial de los dioses
- La raza alada que vive en el aire
- La raza que vive en el agua
- La raza que vive en la tierra
Otro tema interesante es el del alma. Según Timeo, el alma debe gobernar el cuerpo, y no al revés. Esta extraña cosa llamada alma está compuesta por una esencia indivisible o eterna, que podría ser el intelecto divino e inmutable, y por una esencia divisible, que representa la materia de las ideas y el poder de los sentidos. El alma se mueve por sí misma y, al ser inmortal, deja el cuerpo cuando este muere, pues el cuerpo es solo una vestimenta del alma.
El concepto del alma es fundamental en la filosofía platónica, pues desempeña un papel crucial en el desarrollo del ser. Asimismo, Timeo aborda la creación del tiempo, que él describe como una imagen móvil de la eternidad. El tiempo fue creado para el universo, ya que El Ordenador, en su eternidad, no lo necesita. El Ser Eterno es presente, inmutable y no está sujeto al tiempo, por lo que no puede hablarse de pasado o futuro en relación con él.
Timeo, como buen pitagórico, también menciona la importancia del triángulo, que es la base de todas las formas y de los elementos. Según él, el triángulo equilátero, con sus ángulos de 60 grados y lados iguales, es la figura más perfecta, aunque no explica detalladamente por qué.
Finalmente, Timeo formula dos preguntas: “¿Qué es el movimiento y qué es el reposo? ¿Cómo y por qué medios se han producido?” (Timeo, p. 80). Responde que para que haya movimiento se necesita un motor y algo que sea movido; la uniformidad implica reposo, mientras que la diversidad implica movimiento.
El diálogo también aborda el tema de la muerte. Según Timeo, cuando una persona muere de vejez, su alma es liberada y experimenta gozo. Sin embargo, cuando la muerte es antinatural, trae consigo dolor y pena.
El Timeo concluye con una descripción del cuerpo humano y una reflexión sobre su propósito. Timeo también menciona la reencarnación, sugiriendo que el tipo de vida que una persona llevó influye en su próxima existencia.
En resumen, el Timeo es una obra fascinante que combina ciencia y teología, planteando preguntas fundamentales sobre el origen del universo y el ser humano.
Referencia:
Platón. Timeo. Tomo VI. Madrid, España: Edición. Patricio de Azcárate, 1872.
La Santa Biblia. Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.