Por: Érika Cano, Érick De La O y Carolina Ruiz.
Inmerso en la ciudad de Chihuahua, entre las calles 27 y 25 de la Colonia Obrera, antaño llamada Barrio de San Nicolás, se encuentra el Parque Urueta, uno de los espacios recreativos más conocidos en la comunidad capitalina. En torno a este lugar se escribieron toda una serie de acontecimientos históricos que ciñen no solo la identidad de los colonos, sino también la de todos los habitantes de nuestro estado.
Antes de convertirse en Parque, fue constituido como cementerio en 1849, cuando una epidemia de cólera azotó la ciudad y cobró la vida de numerosos habitantes. Funcionó como cementerio hasta el año 1909, empero, se convirtió en parque hasta el 1926. Su nombre lo debe al poeta chihuahuense Jesús Urueta Siqueiros, conocido como “el príncipe de la palabra”.
De igual forma, justo enfrente de éste parque se encuentra el templo de Nuestra Señora del Refugio, construido por iniciativa del sacerdote católico Francisco Porras, quien recibió el apoyo de los colonos y las familias de abolengo de la ciudad. Durante la década de los 50’s el domo del templo se desplomó y cobró la vida de al menos dos personas.
En el subterráneo del templo se encuentra una capilla dedicada a San Pedro de Jesús Maldonado, quien nació justo en la esquina de la calle Coronado y 25, donde vino a este mundo el 15 de junio de 1892, recordemos que se trata del único santo canonizado del estado de Chihuahua; quienes le conocieron aseguran que su martirio, acaecido el 11 de febrero de 1937, fue la corona de toda una vida entregada al servicio de la Iglesia y del pueblo.