Autonomía, La Ley y La Paz Perpetua: Tres conceptos claves de su moralidad
A 300 años del nacimiento de Immanuel Kant, su filosofía adquiere una relevancia renovada con la publicación de numerosos estudios que actualizan sus ideas y las conectan con temas contemporáneos. La autonomía es uno de estos conceptos centrales en la ética del filósofo alemán. Según Kant, los seres humanos deben actuar siguiendo principios que ellos mismos se imponen mediante la razón, sin ser influenciados por deseos, emociones o leyes externas. Este concepto se manifiesta a través del imperativo categórico, que Kant formuló como: “obra solo según aquella máxima que puedas querer que se convierta, al mismo tiempo, en ley universal”. En otras palabras, nuestras acciones deben ser tales que puedan aplicarse como regla para todos sin contradicciones.
En una reflexión realizada por Larisa Arancibia Betz, se analiza cómo este concepto de moralidad universal sigue siendo relevante hoy en día, especialmente en un mundo cada vez más interconectado, puesto que actualmente, muchos dilemas éticos trascienden las fronteras de los países, y las decisiones de una nación pueden tener repercusiones globales, por eso, adoptar principios éticos universales es fundamental para enfrentar problemas como el cambio climático, los derechos humanos y la justicia social.
En este sentido, Kant también distingue entre leyes civiles y leyes morales. Las primeras son las reglas impuestas por un Estado para garantizar la convivencia pacífica, mientras que las segundas surgen de la razón y la autonomía individual. Según Kant, las leyes morales tienen un valor superior, ya que son universales y no están sujetas a los intereses o limitaciones de un gobierno particular. Arancibia Betz destaca la importancia de esta distinción hoy en día, especialmente cuando algunas leyes estatales no protegen adecuadamente los derechos humanos o cuando se establecen políticas que van en contra de principios como la igualdad o la dignidad humana, en estos casos, la ética kantiana sugiere que el individuo debe seguir la ley moral por encima de la ley civil, subrayando la importancia de la justicia moral frente a la justicia legal.
Por último, Kant también reflexiona sobre la Paz, pero siendo esta un ideal y considerándola como una paz perpetua, que considera no solo como un ideal moral, sino como un deber político. Kant argumenta que los Estados tienen la obligación moral de trabajar hacia la paz, no por conveniencia, sino como un mandato que debe cumplirse en todas las circunstancias. En el análisis de Arancibia Betz conecta este concepto con el contexto actual, donde la paz global sigue siendo un objetivo lejano debido a conflictos geopolíticos, guerras y desigualdades. La autora sostiene que organizaciones internacionales, como las Naciones Unidas, y los acuerdos entre países, reflejan los esfuerzos por alcanzar esa paz perpetua descrita por Kant, aunque persisten muchos desafíos y al final sigue siendo ideal.
Relevancia del Pensamiento Kantiano Hoy
Hoy en día, los principios kantianos siguen siendo esenciales en las discusiones éticas contemporáneas. Su enfoque en la moralidad universal y el respeto a la dignidad humana ofrecen una guía clara para abordar los conflictos de intereses y las crisis globales que enfrentamos. El pensamiento de Kant, con su enfoque en la ética y la justicia, puede servir como una brújula moral tanto para los individuos como para los Estados, debiendo darle la prioridad que merece en su camino hacia la búsqueda de un futuro más justo y pacífico.
Fuente:
Arancibia Betz, L. (2024). Del imperativo categórico a la paz como deber político. Sobre la actualidad de la ética kantiana. Yachay, 41(79), 35-55.
Kant, I. (1785). Fundamentación de la metafísica de las costumbres. Traducido por Manuel García Morente.