José Ortega y Gasset, uno de los filósofos españoles más importante e influyentes del siglo pasado, en su curso ¿Qué es filosofía?, nos da una explicación de por qué la historia y la filosofía están más unidas de lo que el común de la gente cree, ya que se puede observar que la filosofía va por su camino, sin mirar a otro lado, sin más a lo que a ella le interesa. La historia, por otro lado, sí mira y hasta está en la filosofía, puesto que hay historia de la filosofía, y filosofía de la historia; más allá de esto, podemos decir que no existe conexión alguna, pero, en la visión de Ortega y Gasset son la misma cosa y van unidas, solo con la separación del grado en el que tratan las cosas.

Para Ortega y Gasset la historia, como dijimos, no tiene una distinción de la filosofía, la historia es hacer filosofía, ya que la filosofía trata de entender al hombre. Para Ortega esto es lo que intenta hacer la historia, solo que con hombres del pasado, pero aquí es donde Ortega nos menciona y da su punto de vista en cuanto a la historia, en el cual nos dice que si algún día la historia quiere llegar a ser considerada una ciencia debe “mostrar como tal filosofía o tal sistema político solo pudieron ser descubiertos, desarrollados y, en suma, vividos por tal tipo de hombres que en tal fecha existieron”[1], desde aquí tendremos que ir hacia abajo en esta explicación, viendo desde el punto de vista filosófico, ya que con esta explicación nos une también a la noción de verdad, y en este campo iríamos a lo más filosófico, metafísico, a lo más abstracto y se podría decir que iríamos hacia arriba en la disertación, dando lo abstracto como lo alto y lo concreto como lo más bajo, no en importancia, pero sí en estar en lo más filosófico, ya que para Ortega las verdades, matemáticas o cualquier verdad, existieron y existen siempre, solo da la casualidad que cierto hombre se topa con ella en algún momento de la historia, así de esto debe de tratar la historia, y al hacer historia e intentar explicar o comprender cómo aquel hombre concreto descubrió esa verdad, estamos haciendo historia, pero desde el punto de vista de la razón y comprensión, que es también hacer filosofía.

Ahora Ortega nos explica que las verdades no son las mismas en cada época y esto nos lleva al relativismo, o al menos lo que cada hombre y época capta de estas verdades no es la misma, así también nos continúa explicando que este relativismo pone en tela de juicio la “fe en un destino trasrelativo y como eterno en el hombre”[2] así concluye que espera que “nuestra edad la curiosidad por lo eterno e invariable que es la filosofía, (esto es lo abstracto) y la curiosidad por lo voluble y cambiante que es la historia (lo concreto) por primera vez se articule”[3], nos termina hablando de un ejemplo concreto, como el caso de Descartes, el cual toma al hombre como un ser racional, desde esta perspectiva, para Descartes la historia es la historia de lo inhumano, y la atribuye a la voluntad pecadora que nos hace ser seres irracionales, de este modo, para todo el siglo XVIII la historia no tiene un contenido positivo, pero para el siglo XX nos menciona Ortega que con el historicismo y el positivismo la historia se desentiende de todo valor eterno para salvar el valor relativo de cada época.

Con esto podemos ensayar lo que podríamos suponer que es lo que pretendía Ortega con la historia, ya que la historia ha ido cambiando sus pretensiones y su punto de vista, desde donde observa al pasado y con esto como ve al hombre, así como también el historiador y su época hacen historia desde su perspectiva, desde sus valores y su idiosincrasia y, de este modo ven el pasado, porque están condenados a verlo desde su perspectiva, así, tenemos dos puntos importantes, la forma en que el historiador observará el pasado y cómo la época histórica vio la verdad que ahora el historiador quiere desentrañar y hacer racional, y nos parece que esto es lo que quería Ortega con esta explicación, que el historiador haga este ejercicio de quitarse sus idiosincrasias, sus valores, y tomarlos desde lo filosófico, esto es, no desde sus valores que vive día a día, sino desde lo abstracto desde los valores universales, ya que lo que va a estudiar ya no se puede cambiar, no puede tergiversar lo que dijo cualquier figura de la historia, pero tiene el deber de intentar hacer un ejercicio de reconciliar, lo dicho en este ejemplo de Descartes, por el hecho de que para él esto fue su verdad y ahora nosotros lo vemos que es una mentira, porque nuestra forma de ver y valores no son los mismos (a esto se refería Ortega con el relativismo histórico), ya que es bastante obvio que su verdad no es la misma que la de nosotros, pero la labor del historiador sería tomar lo más abstracto posible esta verdad de Descartes y hacerla congeniar con la verdad universal, y en esto es donde entra el historiador y su idiosincrasia contemporánea, sus valores, que los debe de dejar de lado, debe de dejar lo concreto para enfocarse en lo abstracto y realizar lo que Ortega llama una historia verdaderamente científica.

Por último y como conclusión, esto nos lleva a la eterna pregunta de dónde comenzar, el filósofo debe de hacer historia o el historiador debe estudiar y enfocarse más a la filosofía, los dos caminos nos parecen igual de largos, tanto de ida como de regreso y viceversa, o como dijo el poeta, o todo lo contrario, depende del horario y la ocasión, ya que sabemos que el filósofo es un ser que no quiere y no puede hacer nada que no sea filosofía, esto hablando de filósofos que, en algún contexto ya son personas de respeto en el ámbito académico, y el historiador, no creo que tenga las ganas y el interés de estudiar algo que supondría no le ayudaría mucho en su oficio, ya que ellos están enfocados en cosas concretas y variables, como lo menciona Ortega, pero es interesante este planteamiento, aunque se vea como utópico, ya que la historia tendría otro sentido y otro significado para todos nosotros, no sería un mar de contradicciones y refutaciones como se ve por ejemplo en la historia de la filosofía, ya que, es este el relato de teorías expuestas, teorías estudiadas y teorías superadas y refutadas por otras teorías, lo cual nos lleva a que pasará lo mismo con esta nueva teoría, pasará por el mismo ciclo, y esto es, hasta llegar a nuestros días, en el cual ya no se tiene nada que decir, porque todas las teorías están superadas o en su caso intentando ser superadas y refutadas. Nos surge otra pregunta de último minuto, ¿esta forma de hacer historia nos llevaría a cambiar nuestra forma de ver nuestra historia, y nuestra forma de afrontar el futuro?, ya que tenemos en mente realizar la gran obra de la vida (como generación), alcanzar la verdad, para que nunca sea refutada, en todas las áreas del conocimiento, y nos olvidamos que solo somos un escalón más, un adoquín más en este mosaico de verdades que han existido, y concentrarnos más en dejar un pensamiento que sirva de puente y de referencia a otros hombres en el futuro, y no el concentrarnos en hacer nuestra verdad tan dura y resistente que nadie la pueda romper como ahora se realiza, esto ayudaría de formas que no podemos imaginar a nosotros del futuro, ya que estaríamos iniciando un nuevo modo de ver la vida, no ya una lucha, pelea, un intento por ser la generación que logre la verdad eterna e inamovible, que todos los hombres quieren alcanzar, y si un puente, un granito de arena, para alcanzar el kilo que se necesita para lograr ese tan ansiado y eludible ente, eterno, que llamamos verdad.

Bibliografía:

Ortega y Gasset, J. (2004). ¿Qué es filosofía? Unas lecciones de Metafísica. México. Sepan Cuentos. Porrúa.

[1] Ortega y Gasset. 2004, 13

[2] Ortega y Gasset 2004, 14.

[3] Ibid.