Nos remontamos al ya lejano 1975, con la entrevista realizada a Octavio Paz y publicada en la revista Plural, por parte de Claude Fell con motivo del 25 aniversario de la publicación de EL laberinto de la soledad, en el cual analizan este ensayo, se utiliza una versión del FCE, en donde se encuentran los tres escritos, El laberinto de la soledad, Postdata y De vuelta al Laberinto de la Soledad, nos centraremos como se ve en el título en cómo ve la historia Octavio Paz, ya que es muy interesante su concepción y la visión que tiene con respecto del mexicano y la historia, en esta línea nos permitiremos unas palabras e intentaremos un pequeño análisis de las consecuencias de esta visión de la historia y nosotros como mexicanos.
Lo primero que nos gustaría analizar, es lo que menciona, Octavio Paz, que la historia está íntimamente relacionada con la poesía, así nos menciona en la entrevista, que, la historia es conocimiento que se sitúa entre la ciencia propiamente dicha y la poesía. El saber histórico no es cuantitativo ni el historiador puede descubrir leyes históricas. El historiador describe como el hombre ciencia y tiene visiones como el poeta[1], de este modo como conclusión nos refiere que su, tentativa fue la de ver el carácter del mexicano a través de la historia de México[2], así mismo, podemos entre ver que realizo las dos cosas al mismo tiempo, realizo una crítica utilizando la historia como herramienta principal, o realizo historia utilizando la crítica como herramienta.
Esto nos lleva a otros aspectos importantes que nos interesan, esta suerte de trabajo, de ensayos, nos preguntaríamos, ¿son los que deberíamos de procurar? Ya que es pasmoso como todavía estamos perdidos en el laberinto, todavía, no sabemos quiénes somos, todavía estamos con los odios a los Cortes, a los Alvarado, en este gobierno se inaugura un parque de diversiones llamado Aztlán, todavía se oyen voces que lanzan quejidos al cielo clamando, lo que nos quitaron, lo que nos impusieron, no sabiendo quiénes somos, a lo mejor nadie lo sabe, pero lo que si debemos de dejar de lado es este odio, a algo que ya paso, que no podemos remediar, esto es lo que nos hace no solo estar en el laberinto, sino que también, estamos tapándonos los ojos nosotros mismos, con nuestras manos, y decimos es que no solo no encuentro la salida, sino que tampoco veo.
Esta suerte de trabajos, deberían de ser más frecuentes entre los historiadores, y que no solo sea publicado, sino que llegara a las aulas de las escuelas, este peligro de estar anclado al pasado es mayúsculo, ya que nos ciega y no podemos ver el futuro, puesto que seguimos rumiando el pasado, seguimos rumiando y llorando lo que ni siquiera perdimos, y esto se repite a través de toda nuestra historia, como bien lo ve Octavio Paz, siempre copiando sistemas económicos, filosóficos, y que nunca se adaptan a nuestra realidad histórica, ya que pensamos que debemos estar a la vanguardia del mundo.
El siguiente punto que queremos tocar de la historia que entre ve Paz, es el que nos dice que el mexicano no está en la historia, el mexicano es la historia, él es los cambios, así nos menciona, yo creo que la historia auténtica de una sociedad tiene que ver no solo con las ideas explícitas, sino sobre todo con las creencias implícitas[3], aquí también nos podríamos hacer varias preguntas que implicarían esta postura, así de este modo ¿Qué tanto crecería en importancia la historia? Ya que si bien la historia tiene su importancia a nivel sociocultural, que tanto más debería de preocuparnos la historia sabiendo que de esto dependería nuestro propio ser, y si es así se comprendería también por qué el mexicano está en la situación de situarse en un laberinto sin saber cuál es su verdadero ser y seguir con odios y rencores, ya que nuestra historia está primero escrita y recogida por los vencedores, como fueron llamados tiempo después los españoles, y después se fueron recogiendo historias de los vencidos, como fueron llamadas las culturas mesoamericanas, de este modo nuestra historia se bifurca en lo que se conocen como leyenda negra y leyenda rosa, esta situación hace que nosotros como mexicanos, o como hispanoamericanos, tengamos dos realidades históricas, que no se compaginan con lo que realmente somos como hispanos, ya que son dos historias que cuentan y dan una versión opuesta una a la otra y que realmente nuestro ser es otra cosa muy diferente a lo que cuentan, si tomamos lo que menciona Octavio Paz, que somos historia, ninguna de las dos refleja lo que nuestro ser es en realidad, por esta razón es que nos encontramos en nuestro laberinto personal, ya que nuestra historia que está escrita y nuestro ser no concuerdan, ya sea que estés de acuerdo con cualquiera de las dos, por esto es que nos pronunciamos por una historia crítica, o una crítica histórica, al estilo de Octavio Paz, ya sería una suerte de síntesis o sincretismo de todo esto que hasta ahora llamamos nuestra historia, y algo que se acerque más a lo psicológicamente somos como mexicanos.
Como nos lo hace ver en la entrevista, que somos historia, tenemos creencias, mitos, muy arraigados en nuestro ser, y que la historia escrita nos lo quieren quitar, lo quieren borrar, como si de un pizarrón blanco se tratara, de esos que no dejan nada de huella al borrar, y más que una pizarra blanca somos un pizarrón verde, de esos antiguos que pintabas una raya con la suficiente fuerza y aunque borraras se quedaba la marca de la raya, y no la quitabas ni echando agua, así es nuestro carácter, nuestra idiosincrasia, Octavio Paz, nos da varios ejemplos, uno de ellos el más característico es el de la Virgen de Guadalupe, una mezcla entre nuestra madre precolombina, y la Virgen española traída por estos, pero que la historia trata de negar la tradición precolombina, y es ahí donde se da el conflicto, ya que, por un lado, se sabe que se construyó el templo de esta Virgen, en el mismo lugar donde tenían la antigua construcción los mesoamericanos a la diosa Tonantzin, así, por un lado, esta creencia traída por los españoles, que se fusionó con tradiciones precolombinas, y que causa un gran conflicto psicológico, ya que adoramos algo español, pero a la vez también maldecimos y odiamos a los que lo trajeron y que en gran medida somos nosotros mismos.
Para concluir este ejercicio de historia y de concepción histórica que tiene Octavio Paz, podríamos preguntar, ¿debería de ser el tipo de historia, que deberíamos procurar como mexicanos?, ¿desde este punto de vista, que somos historia viva, deberíamos escribir nuestra historia? ¿Sería el camino que deberíamos seguir para intentar salir del laberinto en el que todavía continuamos? Son preguntas que no podemos responder, pero el plantearlas, es ya un gran avance, ya que no se podrá saber si es el camino correcto, sino que lo recorremos, y como se mencionó no solo realizar el ejercicio crítico histórico, sino que llegue a las aulas, a los jóvenes, que puedan analizar ellos mismos el camino que recorrió su sangre, sus creencias, sus ideas, hasta el día de hoy, lo más objetivo, y fuera de fanatismos, que se pueda, la historia escolar, está plagada de fechas, nombres, acontecimientos, pero que no dicen nada de nuestro ser, de nuestra vida, esto en el mejor de los casos, en el peor nos hablan de odios, rencores, de comparación de culturas.
[1] Vasconcelos J. El laberinto de la soledad. Pág. 326
[2]Ibíd. Pág. 326.
[3]Ibíd. Pág. 327.