Dejando de lado los fanatismos y las descalificaciones sin sentido, ¿qué nos deja realmente Andrés Manuel como legado de su gobierno?, más allá de una polaridad evidente y encarnizada, personajes totalmente enojados, no ya por su mal gobierno, ya que se pudo ver que no les fue mal en sus negocios, sino por la pérdida de privilegios que por años sostuvieron y mantuvieron con los gobiernos de derecha, puesto que si México está bien, a todos nos irá bien, pero ellos piensan que solo a ellos les tiene que ir bien. Si les va bien a todos los demás, entonces ahí hay algo malo; pero sigamos con nuestro análisis. Nos han cuestionado que ¿cómo podemos calificar a su gobierno? Y la respuesta es: la historia lo dirá; es muy pronto para tratar de averiguar si sus políticas fueron acertadas o no, si sus reformas (unas en proceso todavía) serán benéficas para la nación. El tiempo, el tiempo, es el que dicen, que lo cura todo, y también pone a todos en el lugar que les corresponde, dentro de la historia de una noción, o eres el héroe adorado por todo mundo, o eres el villano que todo el mundo lo vitupera.
Pero, aparte de todo esto que no podemos diagnosticar por lo cercano de los eventos, ¿qué nos dejó este personaje, que aun en el día de su salida de funciones tiene un amplio y muy concurrido número de seguidores? Todavía con una alta tasa de aceptación y de cariño de la gente, algo que, a más de un comunicador y personaje de nuestra política, les ha causado un dolor de cabeza, pero se les pasará pronto, ya que saben que estará fuera de la política y de la vida pública. Estos mismos comunicadores, periodistas, personajes de nuestra cultura y nuestros intelectuales, se van de bruces descalificando y vituperando a este gobierno saliente. Calificado como el peor, cada paso y cada acción que con una y mil fallas, ¿refinerías para qué?, ya están los autos eléctricos, ¿trenes para qué?, son del siglo antepasado, ¿ayuda a ancianos y aumento de sueldo?, ¿para qué?, si los ancianos siempre vivieron pobres, para qué quieren dinero en su vejez; a los obreros los aumentos no les hacen falta, las empresas se van a ir y los inversionistas se van a asustar, en una palabra: todo mal.
Andrés Manuel, desde el inicio de su mandato, ya estaba vislumbrando su sucesión, no quien estaría en posición de sucederlo, sino allanando el camino para que, fuera quien fuera, llegara a competir por su partido, y lo hiciera con amplia ventaja hacia las elecciones del 2 de julio. Para esto, habría que destapar la investigación y publicación de todos y cada uno de los fraudes y las cantidades millonarias que sacaban de las arcas del estado los gobiernos de derecha, la consulta popular que realizó para saber si se quería que se sometiera a juicio a los expresidentes, todo esto y todo lo que la oposición realizó allanó el camino. Hasta ahora la oposición no puede hacer un diagnóstico veraz de lo que sucedió el 2 de julio, se oyen voces que dicen que la gente fue irresponsable al dar la mayoría en el congreso al partido oficialista, pero seamos honestos ¿Cuándo se realizaban reformas de esta envergadura como lo es la Reforma Judicial en el pasado?, la respuesta es: nunca, ya que solo por obstruir al presidente en turno se votaba en contra, sin ninguna reflexión, ahora se menciona esto, puesto que fue lo que dejó Andrés Manuel, un congreso con mayoría para poder realizar reformas que se necesitan en nuestro país, esto también es un riesgo muy grande, pero que, si se maneja con cautela y sin miras al beneficio de las élites y se vela por el bien de todo el país sería la gran oportunidad que necesita México para poder dar ese salto y dejar de ser un país que está a la zaga, para poder ser un país que pueda dar ese ejemplo, de empezar y velar por los intereses de todos y cada uno de los grupos sociales que conforman un país, y no solo los grupos que son económicamente fuertes.
Ahora esto se menciona porque es lo que nos deja este gobierno que salió y se quiere poner el acento en este aspecto, nos hereda una sociedad polarizada, dividida, pero además con muchas obras públicas, rescate a algunas empresas del Estado en las cuales el sector privado estaba presente pero con contratos lascivos para México. Para algunos, una deuda que se acrecentó, con pensiones a personas en edad avanzada, un aumento histórico al salario mínimo. Todo esto tiene sus pros y sus contras, no todo es bonito, pero esto benefició a los sectores que nunca fueron vistos por la derecha mexicana. Ahora, la polarización no es buena en ningún momento, pero en el México que hasta ahora conoció la democracia (otro aporte) me parece que es bastante buena, ya que se tienen otras voces, otros actores periodísticos, críticos más objetivos que con los que cuenta todo el aparato anticuado y derruido de la oposición.
Para terminar este análisis y lo que nos da Andrés Manuel, esperamos que haya más soluciones que problemas. El tiempo dirá si fue un error invertir en una energía antigua y caduca. La deuda ha aumentado y seguirá aumentando por contratos previos hechos por otros gobiernos, pero no llegaba a la nación. Así, lo más relevante que Andrés Manuel heredó a la posteridad fue saber que México tiene dinero y que siempre tuvo dinero. La excusa de más peso de los gobiernos de derecha para no trabajar y no enfocarse en las clases bajas fue que, dando a los de arriba, los de abajo también crecerían, y que si se les daba a los de abajo, esto causaría crisis económicas, y la ya mencionada que no existían recursos, no había dinero. Estos tres mitos que durante mucho tiempo estuvieron en el ideario del pueblo se derrumbaron con Andrés Manuel, así, ahora el pueblo tiene que hacer su labor y no aceptar menos de lo que Andrés Manuel realizó dentro de su administración, ya que, si bien puede que sus acciones nos lleven eventualmente a una crisis, pero esta crisis será consecuencia de un reparto de dinero a una gran mayoría de la población de México, y no solo a unos cuantos allegados del presidente, como en los gobiernos de derecha.