La película “Akira”, dirigida por Katsuhiro Otomo y basada en el manga homónimo, es una obra seminal en el género del anime y del Cyberpunk. Una epopeya de ciencia ficción ultraviolenta salvaje, fascinante, con un inolvidable grupo de antihéroes y una estética que marcó tendencia. Estrenada en 1988, “Akira” se sitúa en un futuro distópico en Neo-Tokio, donde temas como el poder, la corrupción, la transformación tecnológica y la identidad están profundamente explorados. Este análisis explorará cómo “Akira” aborda la relación entre hombre, mujer y máquina, empleando conceptos del Cyberpunk tratado por Astrid Dzul, de cómo los cuerpos son invadidos, la fembot y el machobot, para desentrañar su complejidad filosófica y sociotécnica.

Se considera de culto, ya que es una película ambiciosa. Demostró al mundo que la animación no tenía que ser entretenimiento infantil, sino que podía ser un medio para tratar temas más complejos en este caso: lo mejor y lo peor de la naturaleza humana. Siendo lo mejor, nuestra capacidad de creación y lo peor, nuestra capacidad de destrucción y la destrucción de la humanidad es inminente, porque el poder está en manos de unos cuantos que no saben qué hacer con él.

Akira era un niño que fue reclutado por el gobierno para hacerle estudios de parapsicología: un estudio que se enfoca en fenómenos físicos como la telepatía, la premonición y la psicokinesis. Estos experimentos llevaron al pequeño Akira a desarrollar un gran poder de habilidades psíquicas que se salieron de control. Y el 16 de julio de 1988, Akira destruyó Tokio en una explosión cataclínica, el resto del mundo malinterpretó esa explosión y se desató la Tercera guerra mundial.

La película empieza 30 años después de ese evento en Neo Tokio, destruida sobre las ruinas de una ciudad que sufrió los estragos de la ciencia. Al igual que cualquier ciudad Cyberpunk, es una ciudad llena de movimiento y en constante avance llena de colores y majestuosidad; pero al igual que cualquier ciudad así, está una vida sin esperanza para los de abajo, los jóvenes han perdido el camino, no tienen ni dirección ni propósito, no hay oportunidades para ellos, están condenados.  Es una sociedad consumida por el individualismo, los policías militarizados llenan las calles y eliminan a los que estorban, llena también, de políticos corruptos a quienes solamente les importa el poder. Están corrompidos, y eso, al igual que en cualquier ciudad moderna, se expande poco a poco como un tumor maligno que infecta a la sociedad, haciendo de la vida un caos lleno de violencia que consume a sus habitantes. Aquellos que prometieron cuidarnos y ayudarnos se han convertido en nuestros peores enemigos, destruyendo nuestras vidas. 

Precisamente en medio de todo este caos, dentro de un bar, conocemos a nuestro protagonista Kaneda, el líder de una banda de adolescentes motociclistas cuyo territorio ha sido invadido por otra banda rival, obligándolos a enfrentarse en una pelea sangrienta que cambiará su destino para siempre.

Durante la pelea, Tetsuo, el mejor amigo de Kaneda, choca con Takashi, un niño pequeño con un aspecto curiosamente anciano. Este choque despierta los poderes psíquicos de Tetsuo, y el gobierno lo somete a experimentos, pero las cosas rápidamente se salen de control. El poder de Tetsuo crece, volviéndose inestable e incontrolable, transformándolo en un maníaco violento y hambriento de poder. Comienza a mutar, convirtiéndose en una criatura grotesca e imparable, una metáfora del Japón de la posguerra, creciendo fuera de control, alejándose de sus tradiciones y transformándose en algo amorfo. También es una analogía del Japón deformado por la radiación de las bombas atómicas. Es imposible ver las escenas iniciales de “Akira” y no pensar inmediatamente en lo que le ocurrió a Japón en la Segunda Guerra Mundial.

Años después, al igual que Neo-Tokio, el Japón de la posguerra creció superpoblado y occidentalizado. Existía un gran miedo a perder la identidad del país, un temor reflejado en muchas producciones japonesas, especialmente en el género del body horror. “Akira” es una película que abre la mente y hace reflexionar sobre hasta dónde puede llegar la ambición humana por tener el poder absoluto, empujándonos a un mundo visualmente sorprendente, pero sin mucha explicación ni instrucciones sobre hacia dónde va la trama. Es una película críptica, ambigua y que no da respuestas fáciles, una analogía de cómo ese nuevo poder económico y tecnológico del que Japón fue líder en los 80 y 90 puede destruir todo si se utiliza mal.

Esta obra cinematográfica es una historia que aborda la condición humana, el orden y el caos, una lucha entre las personas que aprovechan su posición de superioridad para abusar de ese poder y que podrían llevarnos a la destrucción de toda la humanidad. Esta es una película que nos plantea la pregunta: ¿Qué pasaría si tuvieras acceso a todo ese poder? ¿Qué pasaría si todo ese poder lo tuviera una persona egoísta, insegura, un perdedor enojado que quiere demostrar a todos que no es un simple don nadie? Hoy en día, en diferentes países, vemos reflejado en nuestros políticos que nuestros peores enemigos y la amenaza más terrible que nos destruirá son las organizaciones que debían protegernos. 

Tetsuo, de alguna manera, más que un villano, es un reflejo de lo que somos nosotros. No es un mal joven; solamente que constantemente los demás se aprovechan de él, la vida lo golpea una y otra vez, y las circunstancias lo llevan a elegir la violencia y la destrucción como única salida. Sin embargo, la nota final de la película es esperanzadora. La pregunta “¿Dónde estarás cuando todo se derrumbe?”, nos recuerda que está en cada uno de nosotros impedir que algo así suceda. “Akira”, a más de 30 años de su estreno, es considerada una de las películas de anime más importantes de la historia, con una factura impecable, visualmente densa y llena de detalles, y con una partitura musical en donde cada pieza luce. Es una película que rompió todas las reglas establecidas y se convirtió en el gran referente por excelencia. “Akira” marcó un antes y un después en la cultura del anime, una emocionante pieza que aborda la ciencia ficción.

El Cyberpunk: Definición y Filosofía

El cyberpunk es un subgénero de la ciencia ficción que se centra en futuros distópicos donde la tecnología avanzada coexiste con una degradación social, política y económica. Caracterizado por una estética oscura y sombría, el cyberpunk explora temas de alta tecnología y bajo nivel de vida. Este género se popularizó en la década de 1980 con obras literarias de autores como William Gibson y Bruce Sterling, quienes introdujeron narrativas donde la fusión entre el hombre y la máquina, y la explotación de los cuerpos, son elementos recurrentes.

En la filosofía del cyberpunk, la máquina no es solo un artefacto tecnológico, sino una extensión de la humanidad que redefine las fronteras del cuerpo y la identidad. La relación entre el hombre y la máquina en el cyberpunk es una metáfora de la alienación moderna, donde el ser humano es tanto creador como prisionero de sus invenciones. La tecnología, en su capacidad de transformar y controlar, se convierte en un reflejo de las ambiciones y los temores humanos.

Cuerpos Invadidos: Tecnología y Deshumanización

En “Akira”, la metáfora del cuerpo invadido es omnipresente. La tecnociencia ha infiltrado y transformado los cuerpos de los personajes, especialmente en el caso de Tetsuo Shima. Tetsuo, tras un accidente con un niño de aspecto anciano y con poderes telequinéticos, es capturado por el gobierno para experimentar con él. Estos experimentos desatan en Tetsuo habilidades psíquicas incontrolables, llevando su cuerpo y mente al límite de la deshumanización.

El cuerpo de Tetsuo se convierte en una manifestación física de su poder y su angustia, desintegrándose y mutando en formas grotescas y aterradoras. Esta transformación refleja el concepto de Georges Canguilhem sobre lo “monstruoso”, donde el cuerpo invadido deja de ser consistente con la especie humana, tanto fisiológica como psicológicamente. Tetsuo se convierte en un monstruo, no solo por su apariencia, sino por la pérdida de su humanidad y su creciente alienación.

La Fembot: Género y Cosificación Tecnológica

En “Akira”, aunque no se presenta una fembot en el sentido estricto del término, la película aborda la relación entre género y tecnología de manera sutil pero significativa. Neo-Tokio, como la madre tierra, puede ser vista como una entidad feminizada que ha sido explotada y corrompida por las fuerzas tecnocientíficas y políticas. La ciudad misma es un cuerpo invadido, reconstruido sobre las ruinas de la antigua Tokio, reflejando la cicatriz y el trauma de su historia.

Los personajes femeninos en la película, son escasos y generalmente marginalizados, lo que refleja una cosificación similar a la de la fembot en el cyberpunk mainstream. Kei, una de las pocas figuras femeninas relevantes, participa en la resistencia contra el gobierno, pero su papel es secundario y a menudo instrumentalizado por los personajes masculinos. La representación de mujeres en “Akira” destaca la falta de agencia femenina en un mundo dominado por la tecnología y el poder masculino.

Neo-Tokio, en su reconstrucción y transformación, puede ser vista como una figura de la Madre Tierra, invadida y explotada. Esta metáfora de la ciudad como una fembot refleja la explotación y el control ejercidos sobre lo femenino y lo natural en un mundo dominado por la tecnología. La ciudad, como la fembot, es manipulada para servir a los intereses de aquellos en el poder, mientras su verdadera naturaleza es suprimida y controlada. La representación de mujeres, también demuestra la falta de agencia femenina en un mundo dominado por la tecnología y el poder masculino. Esto se alinea con la crítica feminista del cyberpunk, donde las fembots son hipersexualizadas y cosificadas, creadas para satisfacer las demandas masculinas de cuidado, sexo y guerra. Aunque Kei no es una fembot, su tratamiento en la narrativa de “Akira” refleja estas dinámicas de poder y género. 

El Machobot: Poder y Masculinidad Hipertrófica

Los machobots en el cyberpunk son cuerpos masculinos hipermasculinizados, diseñados para la guerra y el control. En “Akira”, Tetsuo se transforma en una versión distorsionada de este arquetipo. Su cuerpo, potenciado y deformado por la tecnología, encarna la noción de poder absoluto y descontrolado. A diferencia de las fembots, los machobots como Tetsuo tienen agencia y son activos en la narrativa, pero su poder desmedido conduce a la destrucción y al caos.

El personaje de Kaneda, el protagonista, también refleja aspectos del machobot. Kaneda es el líder de una pandilla de motociclistas, y su lucha contra el gobierno y Tetsuo está marcada por una combinación de valentía y violencia. Sin embargo, a diferencia de Tetsuo, Kaneda mantiene una conexión con su humanidad, lo que lo posiciona como un héroe problemático pero con un código moral.

Implicaciones filosóficas y éticas

“Akira” plantea preguntas filosóficas profundas sobre la naturaleza del poder, la identidad y la transformación tecnológica. La película critica los experimentos científicos sin restricciones y la manipulación del cuerpo humano, mostrando las consecuencias deshumanizantes de tales prácticas. La relación entre hombre y máquina en “Akira” no es solo una cuestión de fusión tecnológica, sino una exploración de los límites éticos y morales de la ciencia.

La lucha de Tetsuo por controlar sus poderes y su eventual transformación en un ser monstruoso simboliza la ambición humana desmedida y los peligros de jugar con fuerzas que no se comprenden completamente. Esta narrativa resuena con las preocupaciones contemporáneas sobre la biotecnología y la inteligencia artificial, temas recurrentes en el género cyberpunk.

Para concluir, puedo argumentar que “Akira” es una obra maestra que trasciende los límites del anime y el cine de ciencia ficción, ofreciendo una visión crítica y filosófica del futuro tecnológico. A través de la metáfora del cuerpo invadido, la película explora la deshumanización y la alienación resultantes de la tecnociencia. Los personajes de Tetsuo y Kaneda, representando el machobot, y la marginalización de personajes femeninos como Kei, reflejan las dinámicas de poder y género en un mundo dominado por la tecnología.

Es así que puede reflexionarse como la película nos advierte sobre los peligros de la ambición tecnológica sin restricciones y nos invita a reflexionar sobre la naturaleza de nuestra humanidad en un mundo cada vez más mecanizado. La película sigue siendo relevante hoy, ofreciendo una lente a través de la cual podemos examinar nuestras propias relaciones con la tecnología y el poder.