Los británicos, a finales del siglo XVIII, tenían un gran anhelo de las grandes posesiones materiales provenientes tanto del Extremo Oriente, la India, como en el continente americano. Las grandes potencias católicas ya habían dominado y controlado el tráfico de muchas de estas mercancías a lo largo de casi trescientos años gracias a este último continente, denominado como Nuevo Mundo, debido a la facilidad que había permitido dar la vuelta completa al mundo. Un nuevo modo de producción y de forjar, el tan abundante e incluso bastante útil hierro, permitió darle un uso que se alejaba cada vez más del mundo bélico. Poco a poco el metal fue bajando su precio debido a este provechoso uso dentro de nuevos ámbitos de la vida de los ciudadanos ingleses como lo fue tanto en la arquitectura y, sobre todo, en las maquinarias novedosas que permitieron un mejor empleo de nuevos e innovadores inventos, como lo fue el tren de vapor, lo que supuso el empleo cada vez menos común de la madera dentro de cada uno de estos ámbitos de la vida.
Uno de los elementos que consolidaron la verdadera Revolución Industrial aparte del aumento de la utilización del hierro dentro de nuevos métodos y usos fue el del tan denominado combustible fósil y su importancia dentro de las tecnologías porque, como todos lo sabemos, permitieron un desarrollo cada vez más importante que pudieron facilitar y despreocuparse por los lógicos y tan conocidos problemas de las respectivas máquinas de madera, vela o que requerían de la mano de tanto los humanos como los animales de granja (como los bueyes, caballos o mulas). Con el importantísimo geólogo William Smith se logró deducir que cada estrato rocoso de la corteza terrestre se podía identificar de forma individual por sus reminiscencias fósiles, para luego consolidar el principio de la sucesión faunística, lo que supuso un hallazgo importante para el estudio tanto de la bioestratigrafía y de la evolución biológica. El combustible fósil a destacar es, por supuesto, el petróleo y el carbón.
La industria textil contó con el empleo de nuevas e innovadoras maquinarias que solían contar con el uso de maquinaria hecha de madera y que eran operadas gracias al uso de estas nuevas mecánicas. La demanda de tela permitió procrear mucho más la ropa necesitada. A su vez, la porcelana china fue de gran importancia debido a la gran utilización que se les había dado a otros materiales y la creación de nuevas aleaciones de estos mismos como lo fue el aprovechamiento de la arcilla la cual tuvo una gran oportunidad para las industrias alfareras contemporáneas y las consistencias como producto de estas mismas llegó hasta ser comprado por la gente de origen chino. Con estos dos se aprendió a que se podían cumplir todas las enormes demandas sin tener que recurrir a las extensas y caras expediciones hacia el otro lado del mundo.
Ahora, también, recordemos que, a lo largo de más de mil años de haberse consolidado como un concepto político y geográfico existente, Inglaterra se solía sostener, casi de forma exclusiva, en el medio campesino. Las tierras británicas, fértiles y de pastizales de color esmeralda, significaron mucho para el pueblo anglosajón tanto durante la Edad Media como durante la Edad Moderna. La vida en el campo solía ser la base de la economía y la vida de los ciudadanos, debido a su gran y conocida capacidad de sostener por el hecho de ser sumamente renovable. Tras la Revolución Industrial, el campo poco a poco quedó relegado a segundo plano por el crecimiento descomunal de las ciudades. Tal y como ya hemos mencionado en otros trabajos. El hierro reemplazando a la madera y a la piedra habían permitido nuevas posibilidades que el hombre, no únicamente de Inglaterra, sino de todo el mundo aprendió a que era completamente posible encontrar un método que tanto el desarrollo de las libertades formuladas a base de la tan expandida Ilustración y los conocimientos científicos le ha permitido.
La Revolución Industrial fue el verdadero detonante, en teoría, de la Edad Contemporánea debido a que asentaron definitivamente las bases de nuevas ambiciones hechas gracias al uso tanto de la razón, así como de permitir evitar algún posible estancamiento económico que, a antaño, solía ser bastante frecuente debido a la intervención de algún posible foráneo o una nación completa que pretendiese profanar a todo el pueblo y los avances con los que ya contaba. Es decir, que ya era hora de recurrir a pacíficas oportunidades con el extranjero sin el uso de las armas o los típicos argumentos de índole religiosa para abrirse a nuevos mundos, así por decirlo, y dejar la posibilidad al pueblo mismo que también contaría con aportes cada vez mayores que la vida en el campo. Ahora eran las fábricas quienes, a cargo de los capitalistas o sus dueños respectivos, el país podía sostenerse sin la intervención directa del Estado o de algún sector aristocrático o religioso.

El posterior surgimiento de las teorías socialistas que dieron paso al estudio y formulación del comunismo y el marxismo se basaban en los aspectos que permitirían el paulatino surgimiento de lo que vienen siendo las vacaciones, salario mínimo y los seguros sociales. Puesto a que dentro de estas enormes fábricas donde se desarrollaba lo que venía siendo la economía principal y fuentes de ingresos primarios, de parte de los impuestos obviamente, es la falta de preocupación por la mano obrera y de las consecuencias a lo que se podría enfrentar de parte de los mismísimos dueños de las fábricas. Puesto a que la privatización de las mismas de parte de los capitalistas supone el uso de reglas propias sin la intervención ni de la Iglesia o del Estado mismo, haciendo a que muchos de ellos se pudriesen cada vez más en plata. Entre ello está el famoso concepto de la plusvalía, la cual hacía que el capitalista recuperase mayor ganancia de lo que se espera a la hora de vender, por ejemplo, un producto con un porcentaje mayor al que era el presupuesto.
Sin embargo, el capitalismo se nutre de las acciones, aparentemente, egoístas o avaras, pero que contribuyen al desarrollo tanto de la nación como de las personas que trabajan en una empresa cualquiera como fuera de ella. Ya sea si hablamos de las familias de los trabajadores, especialmente, padres de familia o de algún universitario que trabaje en ella. El capitalismo no es un sistema firme como tal, sino una serie de hechos y pasos que contribuyen a una fijación en el capital para el beneficio, a su favor y para el resto de la economía, es decir, que interviene el denominado concepto de “Mano Invisible” del mercado en general.
Bibliografía:
https://youtu.be/MP0nfRRfJfc?si=SPeFnLTRkUFYpWPp
https://youtu.be/TzFGMMa8Cl0?si=9W3s8fIpRxueRR9c
https://youtu.be/Lbb9p3yS028?si=MF2IxxUpOpfZp3k6
https://youtu.be/5SygwGmAhX8?si=bZZp7693YMXLMjYY
https://youtu.be/MP0nfRRfJfc?si=vZcFtGUKqRx0Qn8B
Foto: https://cards.algoreducation.com/es/content/zGDoWZoS/segunda-revolucion-industrial
Foto: https://filosofiaenlared.com/2024/03/que-es-marxismo/