![Carlos V](https://www.elhumanista.net/media/2024/12/carlos-v.jpg)
Durante el auge de Roma como una nación imperial viene de las hazañas perpetradas por el general Cayo Julio César, al cual, se le suele atribuir como el primer emperador de este colosal Estado debido al nombre que se le suele adjudicar a los posteriores gobernantes que se han puesto por encima del Senado y de los dictadores. Sin embargo, sus campañas exitosas y las conquistas de las que ha logrado adjudicar dentro de su panorama, así como la empatía que había generado dentro de los pueblos que dominaba, sumisos a él y a Roma, que había tomado de parte y como inspiración del mismísimo Alejandro Magno.
A lo largo de la Edad Media se le solía adjudicar el término de César Augusto a los emperadores del Sacro Imperio Romano Germánico (actual Alemania y otras naciones circundantes a la zona) que eran coronados por el mismísimo Papa de Roma como una especie de continuación indirecta de la sucesión del emperador ante la pérdida de la conexión con el Imperio Romano de Oriente, o Bizantino. Así como lo fue, por ejemplo, el emperador Carlomagno, como el pináculo y la base de la sucesión de esta lista. Fue el mismo Carlos V quien tomaría el título de Káiser.
![Mbdivth Ec013](https://www.elhumanista.net/media/2024/12/ivan-el-terrible.jpg)
Posteriormente, en el siglo XVI, los zares rusos tomarían el título del que deriva el nombre César para denotar el poderío de los gobernantes posteriores tras haber expulsado a los gobernantes mongoles tras varios siglos de dominación. Una sucesión que pronto terminaría con la Revolución Rusa, comunista, liderada por el político Vladímir Lenin, para derrocar al último de los zares, Nicolás II. Más la figura regente que había quedado de los zares pasó a la historia como una imagen propia como nación, cosa que se ve tan reflejada en personajes tan conocidos, hasta a nivel internacional, como el caso de Iván IV, conocido como Iván el Terrible.
La imagen de este personaje histórico de los últimos años de la República Romana ha sido influencia para muchos escritores posteriores a él. Tal es el caso de la Divina Comedia, de Dante, el cual muestra el último círculo del Averno como un sitio destinado a las almas de los condenados por cometer traición que son arrojados a un enorme lago congelado del cual está el mismísimo Satanás, en el centro de toda la Creación, devorando a los tres traidores más abyectos de todos los tiempos que son: Judas Iscariote (el discípulo que vendió a Jesucristo), Marco Junio Bruto y a Casio Longino; quienes fueron los que conspiraron para traicionar a Julio César. Lo cual refleja el interés de las figuras de la Antigüedad, a pesar de estar en un periodo de poca preocupación intelectual, sino religiosa y militarizada.
![Satan Dante](https://www.elhumanista.net/media/2024/12/satan-dante.jpg)
Por lo tanto, es esta cualidad de popularidad lo que hace ganar a cada uno de los grandes líderes más conocidos de la historia y hace empatizar para ganar no solo la confianza o comunión entre los ciudadanos por el simple hecho de serlo porque sí. Las victorias y las grandes luchas de las que derivan provienen del fruto del esfuerzo sumado a un deseo ambicioso para sobresalir y pasar a la historia como un ejemplo para otras figuras que también le suceden, como el caso del mismísimo Napoleón Bonaparte, o el caso de los alzamientos en armas de los grandes pueblos dominados por el imperialismo europeo para crear naciones independientes. Obviamente, este apartado no señala el aspecto monárquico, sino de la falsa democracia y república que abundaba dentro de este periodo histórico como en los sucesores.
Bibliografía:
Foto: https://historia.nationalgeographic.com.es/personajes/julio-cesar