LA PREGUNTA FILOSÓFICA POR EL HOMBRE
La pregunta por el hombre implica una diversidad de factores a tomar en cuenta, Buber (2002) menciona que no hay un solo género humano, que, por el contrario, hay pueblos, lo que implican pensar en la diversidad. Esta circunstancia vuelve compleja la pregunta ¿qué es lo humano? Asimismo, se tiene que considerar que el ser humano es diverso en cuanto a su carácter, personalidad e incluso no es lo mismo un ser humano con dos semanas de nacido que uno que tiene 10 años o alguien de edad más avanzada. Es indispensable tomar en cuenta que la pregunta por el hombre no es atemporal, pues tampoco es lo mismo el hombre que aprendió a utilizar el fuego por primera vez que un hombre sentado frente a su computadora redactando un e-mail en el 2012. Es por ello que el análisis de la pregunta por el ser humano tiene pertinencia en la actualidad, porque lo humano parece familiar, pero al hombre le sigue siendo ajeno.
Por otro lado, Scheler (1928) cree que la pregunta por el hombre contempla tres aristas que han prevalecido en la historia de la humanidad: la tradición judeocristiana, la primacía de la razón y la psicología evolutiva. Estas tres concepciones del hombre, según Scheler se encuentran disociadas y no ofrecen el concepto o la idea de la esencia del hombre.
Los planteamientos que surgen a partir de la pregunta por el hombre plantean en primer lugar si es posible hablar de una totalidad humana, pues la propia diversidad humana se plantea como problema ¿se puede hablar del ser humano en sí mismo o es necesario hablar de seres humanos?, ¿existe una esencia compartida que nos hace seres humanos? Por otro lado, surge el problema del hombre como objeto de estudio y análisis por el propio hombre. En la antropología filosófica se puede plantear el cuestionamiento si el hombre puede ser “juez y parte” en su propio análisis. Buber (2002) va a plantear que la autorreflexión e inmersión en la subjetividad es lo que va a dar la posibilidad al hombre de reflexionar sobre sí mismo y plantearse como objeto, para lo cual deberá utilizar un yo concreto como totalidad que le permita trastocar su subjetividad para contemplarla en la propia reflexión y que de ello devenga el autoconocimiento y la idea de lo humano. Por otro lado, también surge la cuestión del hombre como parte de la naturaleza comparado con otras especies. Buber (2002) considera que es solo a través de la doble diferenciación y comparación que se podrá captar al hombre entero. Scheler (1928) por su parte, va a creer que el concepto esencial del hombre se puede lograr a partir no solamente de la mera diferenciación morfológica distintiva, sino del “conjunto de cosas que se oponen rigurosamente al concepto de animal.” De la pregunta por qué es lo humano, se desprende la reflexión por lo no-humano y qué es aquello que lo distingue. La razón, la emoción, el lenguaje, la civilización han sido conceptos aislados que han tratado de conformar la idea de lo humano como característica esencial; sin embargo, de estas ideas surgen problemáticas, pues, hay humanos sin razón o con dificultades cognitivas ¿esto los vuelve menos humanos? Lo mismo ocurre para las emociones, el lenguaje o la conformación de civilizaciones. Al parecer no hay algo que pueda distinguir lo humano de lo no-humano, parece algo tan evidente distinguir a un hombre de cualquier otra cosa, pero en el análisis filosófico profundo aquello que resulta evidente, lo es tanto que se escapa al entendimiento y persevera la pregunta ¿qué es lo humano?
Al ser humano le resulta indispensable preguntarse por su propia naturaleza porque esto le permite, en primer lugar, tener un mayor entendimiento de sí mismo y del rol metafísico de su existencia. Por otro lado, la pregunta del hombre le resulta necesaria al ser humano como un mecanismo de coexistencia y convivencia social que le ha permitido formar civilizaciones y culturas, creando y entendiendo la ética y la estética. La pregunta por el hombre abarca diferentes problemas filosóficos en sí mismos. Finalmente, la reflexión de sí mismo, al ser humano le permite acercarse ontológicamente a su propia esencia, a conocer el sentido de sí mismo y de su existencia, reconocer cuál es la forma de vivir más apropiada que le permita aprehender cómo es la vida en sí misma y qué es lo que tiene que hacer en el finito trayecto de ella en medio de sus infinitas posibilidades. Quizá, lo que hace al ser humano como especie, es la posibilidad que tiene de reflexionar sobre sí mismo contemplándose como objeto y ocupando un lugar como observador.
Fuentes consultadas
Imagen diseñada con Inteligencia Artificial
- Buber, M. ¿Qué es el hombre? Documento PDF. 01 Abr. 2002
- Scheler, M. Introducción. El problema en la idea del hombre. Documento PDF. 1928.