La explicación científica es una forma en la que los seres humanos conocen el Universo que lo rodea, satisfaciendo la curiosidad intelectual. De acuerdo con Carl Hempel, el modelo de la explicación científica responde a una serie de características particulares que tienen cobertura legal. Para el filósofo estadounidense, las preguntas están en búsqueda de explicación, por lo que las explicaciones científicas tienen una estructura lógica en forma de argumento, es decir, una conclusión que deriva de premisas. Para Hempel las explicaciones tienen tres características: a) las premisas implican a la conclusión, b) las premisas deben de ser verdaderas y, c) por lo menos una de las premisas tiene que ser una ley general o de la naturaleza. Siguiendo este modelo, la explicación científica es equiparable a la predicción. Sin embargo, esto plantea una serie de problemáticas. Al menos dos son discutidas por Okasha: el problema de la simetría y el problema de la irrelevancia.

Y es que el modelo de Hempel de la estructura de las explicaciones científicas puede encajar en muchas conclusiones a las que han llegado algunos científicos, sin embargo, dada la estructura propuesta por Hempel se atraviesa por el problema de la simetría en donde X explica Y, pero en muchas ocasiones Y no explica X creando así una asimetría que Hempel no consideró en su modelo de explicación científica.

Por otro lado, el modelo de explicación científica de Hempel también incurre en el problema de la irrelevancia, pues la estructura de su modelo se vuelve muy permisivo creando a partir de premisas verdades y leyes generales conclusiones que no se pueden considerar científicas aunque estas sean verdaderas. Este modelo no contempla que la explicación de cualquier fenómeno además de contener premias verdaderas y leyes generales también debería incluir información relevante, sin embargo, en el sistema cerrado que pretende hacer Hempel con su modelo, esto es imposible, pues, tendría que convertir su modelo a un sistema abierto, por lo que dejaría de ser un sistema deductivo.

El problema es que el modelo de la cobertura legal de Hempel “es demasiado permisivo, pues permite considerar como explicaciones científicas a cosas que evidentemente no los son.” (Okasha, 2005, p. 25)

Frente a estos problemas a los que Hempel se enfrenta, han surgido diversas respuestas y soluciones para determinar cuál es la naturaleza de una explicación científica. Una de etas alternativas ha sido el concepto de causalidad. Para Okasha (2005, p. 26) “explicar un fenómeno es mencionar su causa.” Por lo que la relación que se guarda entre explicación y causa es muy cercana. La cuestión en este punto es que la causalidad como ente, está muy consciente de que la relación entre X e Y es asimétrica, por lo que la causalidad busca que X explique a Y, pero a su vez tendrá en mente que Y no explicará a X, por lo que habrá que encontrar cuál es la causas de X y para esto formulará una cadena (¿infinita?) en la que X explica a Y, pero X es explicado por P, y a su vez P es explicado por Q, y Q por R, y así hasta encontrar los principio a los que Aristóteles se refería en Segundos Analíticos.

Finalmente, dados estos argumentos por los detractores de Hempel y de los empiristas (incluyendo a Hume), se plantea el reto de la reducción ¿puede una ciencia de nivel bajo (fundamental) como la física explicar los fenómenos de la ciencia de alto nivel como la biología o la economía? Parece ambicioso creer que la física podría explicar por qué un hombre decide no robar cuando tiene la oportunidad de hacerlo, o cuál es el sentido de la vida. Son explicaciones demasiado complejas como para reducirlas al movimiento o estructura de la composición física de las cosas materiales del Universo.

De tal manera que respondiendo a la pregunta ¿en qué estado se encuentra la explicación científica?, planteados todos estos argumentos, habría que considerar que la explicación científica, tal como sugiere Kuhn es un acto de fe convencional, pues aunque las explicaciones científicas que hayan surgido han generado un número no menospreciado de certezas sobre el universo que nos rodea, aún existe el planteamiento en el que los seres humanos presos de su paradigma y época, tienen un exceso de confianza en la ciencia y en las explicaciones que de esta derivan, por lo que habría que plantear la pregunta ¿puede la ciencia explicarlo todo? De entrada, desde un juicio personal, se diría que no. Ya que tal como se planteó antes, ¿cómo la ciencia, en su objetividad y rigurosidad, podría explicar los actos morales, sobre la consciencia, la mente, la belleza o la cultura? Para ampliar la respuesta habría que realizar un recorrido histórico sobre la confianza del ser humano en la las formas de producción del conocimiento. Considerando los principios de la biología y la evolución, antes de que los homínidos se convirtieran en lo que son ahora (Homo sapiens sapiens), vale la pena preguntarse: ¿en dónde depositaban su confianza de la forma en la que conocían el mundo? Seguramente (si es que el concepto es aplicable), la verdad absoluta de lo que les acontecía a su alrededor estaba fundamentada en sus instintos animales que le hacían distinguir el peligro de las cosas seguras. Muchos años más adelante, los seres humanos evolucionaron y empezaron a cuestionarse las razones de las cosas que le ocurrían, y crearon las religiones politeístas, adjudicando y casi sin cuestionar, que la explicación de los fenómenos estaba justificada por los deseos de los dioses. El paso de la religión politeísta al mito evolucionó junto con las explicaciones, pues fenómenos más complejos fueron explicados a través de los mitos, y la confianza en esa forma de conocimiento era válida. Tiempo después, con el cristianismo, surgió una nueva explicación del mundo y el universo: por obra de Dios y por su voluntad las cosas son. Pero no pasó mucho tiempo para que las explicaciones cristianas fueran suficientes para abarcar todo el conocimiento, por lo que surgió el método científico, que es la actual explicación válida (y convencional) en la que se acepta que las cosas son tal como las explica la ciencia.

Considerando estos puntos, es posible que la ciencia no alcance a abarcarlo todo en una explicación, por lo que quizá, cuando la ciencia encuentre sus propias limitaciones entonces el hombre encontrará una nueva forma de crear explicaciones, tal como ha ocurrido en la evolución de estas, en las que pasaron a ser de explicaciones instintivas a politeístas, luego mitológicas, posteriormente Cristinas o monoteístas y finalmente científicas. Quizá en el futuro exista una nueva forma de generar conocimiento que todavía no está al alcance del hombre actual. Es una visión optimista para creer que más adelante el universo que nos rodea será más conocido a la forma en la que son las cosas en sí. La ciencia ayuda al hombre a conocer cómo son las cosas para él; la apuesta es a creer que se podrán conocer las cosas en sí.

Referencias

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1. Okasha, S. Filosofía de la ciencia. Una introducción muy breve. Documento Editado por el Programa de Bachillerato y Licenciatura en Educación, Facultad de Educación, UNMSM, Lima, Perú. 2005.