HISTORIA Y DESMITIFICACIÓN
Sobre el hombre, la historia y la filosofía aún quedan muchas dudas. En apariencia resultan conceptos sin desafíos y con una universalidad convencional para su definición. ¿Qué más puede ser el hombre, sino la especie humana; qué más puede ser la historia, sino la disciplina que relata el pasado, y, qué más puede ser la filosofía, sino la tradición del continuo preguntarse? Parecen conceptos tan obvios. Lacan solía decir: “Lo obvio suele pasar desapercibido, precisamente por obvio” (Lacan, citado por Casanueva, 2017) para denotar el carácter profundo de lo que se da por entendido. La labor filosófica como la duda continua consiste en cuestionar aquello a lo que se le concede el título de verdad, y en estas convencionales y superficiales definiciones de hombre, historia y filosofía hay detrás toda una labor para problematizarlas y analizarlas.
A partir del análisis de tres autores, a continuación se llevará a cabo un análisis comparativo para estudiar los conceptos de filosofía e historia desde la postura de Nebreda en su texto El pensar y la historia (s/f), Collingwood en su introducción de su libro Idea de la historia (1984) y Ortega y Gasset en su artículo Historia como sistema (2004), destacando sus principales ideas, semejanzas y diferencias.
Bien, se había comentado antes: la historia es la disciplina que relata el pasado. Pero la historia no solamente es disciplina científica que pretende crear conocimiento del pasado con un método interpretativo (Collingwood, 1984) sino que también es sistema, como lo propone Ortega y Gasset (2004) y es una mirada dogmática de quien la cuenta, según Nebreda (s/f). La historia es entonces una compleja maraña más allá del relato del pasado. La historia es anuncio del devenir y condena de compulsión a la repetición si se le ignora. El hombre es historiable, porque deviene cambiante en su trayectoria existencial; concuerdan Nebreda y Ortega y Gasset en que la historia constituye al hombre. Nebreda insiste en que lo historiable en el intento de constituir la verdad es el hombre, mientras que Ortega y Gasset cree que la historia es la ciencia del presente. Así, un hombre historizado es un hombre constituido, sin naturaleza ni espíritu, pero con historia que lo compone y lo sostiene. Collingwood, por su lado, cree que la historia es la ciencia del pasado, con un objeto claro y definido, con la meta última del autoconocimiento humano. Es también para el autor, la ciencia social que está condicionada por la cualificación del historiador, en tanto a su formación, experiencia, sentido crítico y reflexión sobre la propia experiencia. Así para Collingwood el historiador es a la vez filósofo, lo cual se asemeja a la idea de Nebreda de que aunque la filosofía ha tratado de ser ahistórica, el filósofo recurre a la historia para explicar sus problemas, tal como Aristóteles (como primer historiador según el Nebreda) emplea el tiempo como medida del movimiento o Platón quien refirió que la historia es parte del mundo de las sobras. En cambio, Ortega y Gasset recuerdan que el hombre no es sino resultado de su historia, de lo que otros han sido y de la acumulación de ser en el pasado.
No es raro que Collingwood defienda la idea de la necesidad de las cualidades requeridas para construir la historia; Nebreda parece advertir también esta necesidad, pues reconoce el predominio de la concepción bíblica judía y cristiana como constructores del tiempo. Ortega y Gasset enriquece esta idea con su concepto de vigencia en el que enmarca al hombre determinando por lo que otros han sido y han creído; así el hombre se vuelve resultado de su historia, pero de la historia que otros cuentan, de este modo el hombre deviene como ser cambiante de acuerdo a la época, acumulando ser y un mayor número de posibilidades de ser y devenir, tal como coinciden Nebreda y Ortega y Gasset. La historia surge, según Nebreda, bajo sus propios principios y tardíamente, es decir, sus marcos de referencia están implicados en su propio origen.
A través del análisis del pensamiento de tres autores es posible observa cómo la historia es más que la disciplina que relata el pasado, porque como exponen Nebreda y Ortega y Gasset, la historia es constituyente del hombre, es un relato que le da identidad al individuo y a la sociedad, es por ello que Collingwood advierte la responsabilidad ética y profesional que debe poseer un historiador, pues de lo historiable es de lo que el hombre deviene, de aquello que críticamente el historiador reflexiona e interpreta se construye una historia crítica sobre la que el hombre se constituye. La historia no es la repetición de un relato, es, en cambio, un arte interpretativo que da identidad a una sociedad y que se expande hasta la identidad del individuo.
Si la historia como concepto ha tenido diferentes aristas a partir de la exposición de estos tres autores, ¿qué se puede esperar sobre la filosofía como concepto? Lo más probable es que haya más de una mirada sobre esta disciplina. Nebreda sostiene que la filosofía no es historiable, pero, en cambio, son los personajes de la filosofía sobre quienes se puede historiar. Por otro lado, Collingwood encuentra que la filosofía sí tiene una historia y recuerda que es Voltaire quien acuña el término de Historia de la Filosofía. Collingwood compara el pensamiento de Hegel y Voltaire, frente al de los positivistas y a su propia concepción de la filosofía, y da cuenta de que la idea de la filosofía y la historia están estrechamente relacionadas, además de que la filosofía en sí misma tiene una historia en la que deviene como ente historiable. La filosofía es para Collingwood una disciplina de segundo grado, porque su objeto es el conocimiento del objeto de otras disciplinas. Ortega y Gasset considera que es la historia donde el hombre deposita su nueva fe, creyendo en la razón histórica, la cual sin duda alguna emerge del pensamiento de la filosofía.
Collingwood distingue la historia, de la psicología y de la filosofía. Su labor parece ir en dirección paralela a la concepción de Ortega y Gasset, pues la psicología se presenta como parte del gremio de la ciencia, en la que Ortega y Gasset considera que el hombre ha perdido su fe, demandando una nueva revelación que le dé cuentas sobre su relación con la realidad. Ortega y Gasset cree que es la razón histórica la que se presenta como alternativa para el hombre, como su nueva revelación, frente al fracaso de la razón física para explicar lo humano. Recuerda Collingwood que en el siglo XVIII surge el pensamiento crítico sobre la historia, pues las matemáticas, la teología y la ciencia no agotaban la explicación de todo conocimiento, en especial del conocimiento histórico, mientras que las matemáticas brindan explicaciones atemporales y aespaciales, la teología otorga explicaciones de sucesos infinitos y singulares y la ciencia da explicaciones de sucesos observables, pero el conocimiento de la historia no figura dentro de estas explicaciones. Esta es la pérdida de la fe en la ciencia a la que se refiere Ortega y Gasset. Collingwood refiere que a partir de esta problematización surge la filosofía de la historia para resolver “los problemas filosóficos creados por la existencia de la actividad de la investigación histórica organizada y sistemática” (1984, p. 15-16) es decir, esta rama de la filosofía pretende dar respuesta a estos problemas epistemológicos sobre el conocimiento histórico. Ortega y Gasset va más allá, refiriendo que el conocimiento de la historia produce una razón histórica, entendiendo lo que “al hombre le ha pasado, constituyendo la sustantiva razón, la revelación de una realidad trascendental a las teorías del hombre y que es él mismo por debajo de sus teorías.” (Ortega y Gasset, 2004, p. 18) La historia, de este modo, es la filosofía del ser hombre, lo que lleva a cuestionarse sobre sí mismo.
A manera de conclusión, puede referirse a que la historia y la filosofía, tal como refiere Nebreda, y concuerda con Collingwood, guardan una estrecha relación en la producción de autoconocimiento sobre el hombre. La historia enmarca un contexto en el que el hombre se adhiere y del que se desprende parte de su identidad, y aun el filósofo, que también es hombre, está condicionado por la realidad de su época. Así, el conocimiento que se produce, como recuerda Collingwood, depende del pensador que lo produzca, quien a su vez está condicionado por su época. De este modo, la historia se vuelve una disciplina filosófica fundamental que brinda entendimiento al hombre. La historia no únicamente es ciencia del pasado, es, como refiere Ortega y Gasset, ciencia del presente; es a través de la filosofía que la historia tiene una parte reflexiva sobre el impacto de esta en el hombre, sobre su origen epistemológico y también sobre la ontología del hombre. La historia es la filosofía del ser del hombre.
Fuentes consultadas
Imagen diseñada con Inteligencia Artificial
- Nebreda, J., El pensar y la historia. Universidad de Granada. Documento PDF.
- Ortega y Gasset, J., Historia como sistema. Editorial Virtual, Buenos Aires, Argentina, 2004 Documento PDF.
- Collingwood, R.G., Idea de la historia. México: Ed. Fondo de Cultura Económica. 1984
- Casanueva, Eva. (in) Significante. EFTI. Centro Internacional de Fotografía y Cine. Sep. 2017.