¿Filosofía? ¿Para qué?
Una sociedad cuyos bienes materiales han sido satisfechos en su totalidad permanece siendo una sociedad incompleta si los bienes espirituales no son procurados en igual proporción. Para Russell, el hombre no únicamente se alimenta físicamente, también se nutre en espíritu y conocimiento. Una sociedad en decadencia, es aquella que, como en la actualidad, embiste todos sus esfuerzos en alimentar solo sus necesidades tangibles y se olvida de robustecer la conciencia de su estancia en el Universo, de preguntarse el porqué de las cosas, el origen del ser y la finalidad de la vida. Russell explica que aun cuando la sociedad acabara con la pobreza material, el hambre, el analfabetismo y cualquier otro malestar cultural tendría todavía mucho camino que recorrer para ser una sociedad estimable, o sea completa, porque todavía tendrían que incidir equiparablemente en la capacidad nutricia del espíritu de toda la sociedad. Es decir, puede acabarse con el hambre, pero si el espíritu no es alimentado, el ser sigue estando desnutrido.
Ciencia y filosofía
La ciencia en la modernidad ofrece soluciones. La filosofía, en cambio, problematiza los progresos que la ciencia ofrece al hombre. Entonces ¿para qué la filosofía? Quizá lo principal sea conceptualizar ambos términos y distinguirlos. Las diferencias radican en primer lugar con respecto a la utilidad de dominio popular que se le da a cada una; la filosofía tiene menor valor que la ciencia desde esta dimensión.
Si bien la filosofía es base para todo aquello que se estudia, la representación social de la filosofía es de menor valía que la ciencia, principalmente por el sentido utilitario que busca el ser humano en casi cualquier cosa que se le presenta; en resumen, para la sociedad, la filosofía tiene menos ventajas que la ciencia aunque no necesariamente sea así.
En segundo lugar, la diferencia radica en los resultados propios del estudio de la ciencia y de la filosofía; la ciencia se enfoca en producir saberes, la filosofía, en cambio, pretende extender la posibilidad de saber más mediante la actividad de problematizar todo conocimiento que se da por sabido. La ciencia, por un lado, ofrece respuestas precisas, la filosofía, en cambio, otorga más preguntas.
Para Russell la diferencia es una cómica nimiedad: La ciencia es lo que se sabe y la filosofía lo que no se sabe. Una reflexión filosófica deja de serlo en cuanto pasa al dominio del conocimiento, en ese momento se convierte en saber científico.
Imagen creada con inteligencia artificial (Canva)
La contemplación filosófica
Este concepto consiste en la habilidad humana de evitar la disociación de las cosas del Universo (bueno/ malo, útil/inútil, amigo/enemigo, etc.) y, por el contrario, contemplarlo como una extensión del yo que activamente busca el saber sin pretender encontrarlo, partiendo de una mirada neutral que no pretende acomodar a su conveniencia el resultado de su saber. La consecuencia de esta extensión yoica es que los límites del propio yo se amplían hacia el infinito para formar parte de este, contemplándose a sí mismo a la vez que se amplía.
La contemplación filosófica permite escapar de la guerra interna que sufren los hombres por ajustar el mundo a su medida. Permite de alguna manera mirar el Universo desapasionado con el único deseo de conocer, y solo surge cuando este deseo actúa por sí solo y cuando es capaz de unificar el yo, y el no yo, es decir el sí mismo con todos los objetos del Universo sin pretender utilizarlos, solo conocerlos y comprenderlos.
La contemplación filosófica te hace un ciudadano del Universo y extrae de lo más profundo del ser la libertad acostumbrada para buscar la verdad como fin último del ser.
Y entonces, ¿para qué la filosofía?
La filosofía tiene un valor fundamental en cuanto al devenir de la cultura. La ciencia tiene aplicaciones prácticas para la civilización, pero hay ciertos fenómenos que se escapan de los saberes científicos, y de su posibilidad de explicarlos, como la moral, la belleza, el sentido de la vida, entre otras cosas. El valor de la filosofía desde una postura personal tiene que ver con el combate contra los dogmas de cualquier índole. La filosofía es una actividad interna que mantiene viva la capacidad de asombro, es una disciplina que permite ensanchar la posibilidad de saber más cada vez que algo esté dado por sabido, y es finalmente la vía regia para emprender el camino que permite conocer lo insospechado.
Un filósofo, según Russell, debe tratar de comprender el mundo y no pretender cambiarlo. Quizá, el hombre al ser preso de la condición cultural y de la época, se puede pensar que la filosofía es la antesala a cualquier cambio de paradigma, es incluso un prerrequisito para que emerjan cambios sociales necesarios de cada época, por ello considero que el valor de la filosofía y los filósofos es de ser provocadores de reflexiones que lleven a cuestionar si la forma de vida que llevamos es la correcta, preguntarse si el curso que sigue el hombre en su progreso está alineado con el movimiento natural del Universo y reflexionar si el hombre debe hacer tal o cual cosa para mejorar como cultura. Quizá esta es una visión utilitaria de la filosofía, sin embargo, este es el valor de esta disciplina: estimular la reflexión de todos los fenómenos culturales y naturales que le ocurren para dar paso a que la ciencia siga en desarrollo continuo.
Si un hombre lo sabe todo, ya no puede saber nada. Este es el valor, la filosofía, la posibilidad de abrir paso a la ciencia para seguir sabiendo.
Referencias
- Russell, B (1959, primavera) Bertrand Russell habla de filosofía. Entrevista de Woodrow Wyatt con Bertrand Russell. Recuperado de: https://youtu.be/EnMr-fOESGs
- Russell, B. (1912) Los problemas de la filosofía. Traducido por: Enrique Boeneker Méndez.