El problema de la inducción en el razonamiento científico
La ciencia es la forma de conocimiento racional que más ha prevalecido en la historia de la Humanidad para justificar las creencias de la explicación que se tienen sobre el Universo que nos rodea. Pero de acuerdo con los cuestionamientos que arroja la filosofía de la ciencia se plantean una serie de problemas que hacen insostenibles a muchos de los argumentos que se obtienen a partir de las inferencias de tipo inductivo, el cual a pesar de estar constituido por premisas verdaderas puede conducir a conclusiones falsas o que no contienen la evidencia empírica suficiente para sostener su justificación, ya que es el tipo de conocimiento que se obtiene de observaciones particulares para generalizar las propiedades o naturaleza de las entidades observadas hacia todo el universo de entidades de la misma condición. Sin embargo, esto presupone una problemática inicial sobre la imposibilidad de analizar a todos los entes de una misma agrupación cómo para concluir de manera contundente.
Popper argumentaba que la ciencia puede prescindir totalmente de la inducción, y mantenerse únicamente con el razonamiento deductivo. Sin embargo, para Hume esta no era la solución al problema de la inducción, pues consideraba que todo el tiempo los seres humanos inducen, pues se sostiene la creencia de la uniformidad de la naturaleza. Pero el propio argumento de Hume sobre la uniformidad de la naturaleza, supone un problema en sí mismo, pues aun si el universo no fuera uniforme, es imposible probar la verdad de la uniformidad de la naturaleza. Dado este difícil problema, Hume argumenta que aun cuando la uniformidad de la naturaleza es imposible de corroborar, si se pueden encontrar evidencias empíricas para sostenerla, lo cual es un círculo vicioso en el que las inferencias son probadas a partir de inferencias. Esto conduce a Hume a considerar que el razonamiento inductivo es un acto de fe, y es que ese es el problema de la inducción, que frente al escéptico, esta se prueba a sí misma a través de la propia inducción, y justamente estos son los límites de la ciencia que construye el conocimiento a partir de la inducción, que se remiten a actos de confianza frente a los resultados, esto conlleva considerar que la ciencia es un convencionalismo no del todo racional.
Frente a estas dificultades inductivas, surgen otras propuestas para generar conocimiento no inductivo. La Inferencia por Mejor Explicación (IME) es para algunos un tipo de inferencia inductiva, aunque otros prefieren distinguirla y argumentar que la IME se nutre de la inferencia ordinaria. La cuestión en este punto es que la ciencia parece tener muchos de sus argumentos o en explicaciones a partir de la inferencia y esto pone en duda la racionalidad de la ciencia, pues parece que sus bases están recargadas sobre meras suposiciones y argumentos inductivos, que si bien no carecen de validez absoluta si requieren un acto de confianza (a veces ciega) que permita dar por verdaderos ciertos argumentos científicos que conducen a las conclusiones. ¿Pero entonces la ciencia no es tan objetiva? Al menos las inferencias inductivas recaen sobre interpretaciones subjetivas, pero existen también las interpretaciones lógicas, que dan más solidez a los argumentos inductivos.
Otra solución que se ha dado al problema de la inferencia es el concepto de probabilidad. La probabilidad se utiliza como una forma de expresar una proporción de hechos que podrían pasar o que pasan. Pero también es utilizada como una forma de asignar un número preciso que exprese cuán fuerte creemos o discrepemos en una afirmación. Sin embargo, la probabilidad no resuelve el problema de la inducción y según Okasha (2005, p.18) “el estudio matemático de la probabilidad no nos dice por sí mismo lo que significa la probabilidad, […]. La mayoría de los estadísticos favorecerían, de hecho, la interpretación frecuencial, no obstante el problema de cómo interpretar la probabilidad, como la mayoría de los problemas filosóficos, no puede ser resuelto matemáticamente.”
Es decir, aun la probabilidad requiere de argumentos inductivos para consolidarse, es por ello que el problema de la inducción aún no se resuelve. Por tal razón, los filósofos de la ciencia se muestran interesados en reabrir los debates sobre esta área, teniendo la esperanza de que de alguna manera la probabilidad pueda resolver el problema de la inducción.
La realidad es que hasta la actualidad no se ha podido hablar de una verdad tan concluyente en la ciencia. La humanidad ha cambiado sus formas de asignar verdades a lo largo de la historia. Hace muchos años las explicaciones recaían en los mitos, luego en la religión y ahora en la ciencia. El problema es la justificación de las creencias en un sentido ciego que no de pauta a la discusión y el debate. Muchos científicos no aceptarían poner en duda los propios métodos por los que se obtiene el conocimiento, pero los filósofos de la ciencia defenderían este punto dado que aun cuando el problema de la inducción no ha sido resuelto, si abrió el planteamiento para cuestionar la propia objetividad de la ciencia y sus métodos.
Referencias
Imagen creada con inteligencia artificial
- Okasha, S. Filosofía de la ciencia. Una introducción muy breve. Documento Editado por el Programa de Bachillerato y Licenciatura en Educación, Facultad de Educación, UNMSM, Lima, Perú. 2005.